La farmacéutica catalana Grifols ha cerrado la peor semana de su historia después de dejarse 3.200 millones de euros de su valor en bolsa en cuatro días, desde que el martes Gotham City Research puso en duda sus cuentas y hundió el precio de su acción: el viernes cerró en 8,842 euros, lo que supone una caída del 39% respecto a los 14,57 euros del viernes anterior. El fondo bajista controlado por Daniel Yu soltó la bomba a primera hora del martes a través de su cuenta de X (antes Twitter) y en su página web. Según su acusación, Grifols había maquillado su deuda real. Y adjuntó un documento de 65 páginas en el que defiende que el ebitda de la farmacéutica es un 30% menor al plasmado en las cuentas públicas de la corporación. Así le asestó el mayor golpe bursátil que ha sufrido en su historia.

La compañía, fundada como un pequeño laboratorio familiar en 1909, tocó máximos históricos de valoración en bolsa en febrero de 2020, cuando superó los 34 euros por acción, pero el estallido de la pandemia de coronavirus recortó el abastecimiento de plasma, lo que hundió su cotización. Ante la falta de la materia prima que usa para elaborar sus medicamentos plasmáticos, la empresa se lanzó a comprar centros de abastecimiento de plasma, lo que aumentó aún más su endeudamiento.

Para recortar los gastos y reducir deuda, el fabricante de hemoderivados planteó a principios de 2023 un expediente de regulación de empleo (ERE) para despedir a 2.200 personas en Estados Unidos y a otras 51 en el Estado español. Al finalizar el año pasado, anunció también el acuerdo de venta a Haier Group de un 20% en su participada china, Shanghai Rass, por unos 1.600 millones de euros, que ya dijo esta semana que servirán íntegramente para reducir el apalancamiento.

Estos movimientos coincidieron en el tiempo con la cesión de todo el poder ejecutivo al suizo Thomas Glanzmann y el abandono de la primera línea de Víctor Grífols Roura, el artífice de la expansión de Grifols en las últimas décadas. Justo cuando la compañía empezaba a sacar cabeza de la crisis en la que la sumió la pandemia, la publicación del informe de Gotham City Research que acusa a la farmacéutica de ocultar deuda y maquillar sus números ha supuesto un durísimo golpe.

Ante las acusaciones del fondo afincado en Nueva York, la cúpula directiva de Grifols celebró el jueves una conferencia ante analistas e inversores internacionales en la que insistieron en que la información es “absolutamente errónea”, además de “falsa” y estar guiada por un interés “especulativo”, argumentó. Además, el miércoles anunció que emprendería acciones legales contra Gotham City Research “por el importante daño causado, tanto financiero como reputacional” a la empresa. Una noticia que, en un principio, calmó algo a los mercados. Solo momentáneamente.

Por su parte, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha requerido a la empresa más información sobre las operaciones denunciadas por Gotham City, algo que la compañía ha dicho que hará “lo antes posible”, en el plazo de diez días que se le ha dado desde que se dirigió a ella el miércoles. El papel de supervisor bursátil es esencial ya que, si éste cuestiona en alguna medida la contabilidad de la multinacional, la crisis en los mercados se agrandaría.

Las claves

  • El negocio del plasma. Grifols es uno de los mayores fabricantes del mundo de hemoderivados, que se elaboran a partir del plasma, componente líquido de la sangre. La empresa familiar está especializada en tratamientos con inmunoglobulina para trastornos provocados por inmunodeficiencias y enfermedades autoinmunitarias o con albúmina, utilizada en cirugía y medicina de urgencias, entre otros.
  • Facturación. La compañía factura 6.064 millones de euros, con datos a cierre de 2022, y da trabajo a más de 24.000 personas, 5.000 de ellos en Catalunya. Tiene 15 plantas productivas, la mayor parte de ellas en Estados Unidos y el Estado español.
  • Expansión. Grifols abrió su primera planta de fraccionamiento de plasma en Barcelona en 1958 y 30 años más tarde inició su expansión internacional. En 1995 fue la primera empresa del Estado español en recibir una licencia de la FDA –la autoridad sanitaria de EE.UU.–, en 2006 salió a bolsa y en 2011 realizó su primera gran adquisición: su rival estadounidense Talecris, movimiento que le permitió cotizar también en el Nasdaq. A partir de ahí se sucedieron las compras: el negocio de diagnóstico de Novartis, la entrada en China, con la compra del 26% de Shanghai Raas, y la compra de la alemana Biotest, entre otras. Como consecuencia, la deuda se disparó hasta alcanzar los 9.540 millones de euros en el tercer trimestre de 2023, lo que supone un ratio de apalancamiento de 6,7 veces el ebitda, según las últimas cuentas disponibles.
  • Estratégica para EE.UU. La crisis de cotización de Grifols adquiere una especial relevancia si se tiene en cuenta que, según reveló Wikileaks en 2010, el Gobierno estadounidense considera las instalaciones de la empresa estratégicas. En particular, la documentación filtrada entonces consideraba un activo estratégico la planta de Grifols en Parets del Vallès (Barcelona). La fábrica catalana aparecía en esos papeles como uno de los tres activos estratégicos para el gigante estadounidense en el Estado, junto al gasoducto que une a la Península con Argelia y el estrecho de Gibraltar.
  • Futuro. La compañía tiene ahora por delante un arduo camino para seguir despejando incógnitas . Uno de los capítulos más importantes se vivirán a final del próximo mes de febrero, cuando la multinacional tiene previsto presentar el cierre de las cuentas de 2023, que Grifols ya ha garantizado que serán positivos.

Los dos protagonistas

  • Thomas Glanzmann. Es el presidente actual. Nacido en Estocolmo en 1958 pero con nacionalidad suiza, es un veterano ejecutivo de la industria farmacéutica que lleva las riendas de Grifols desde la primera mitad del año pasado. Glanzmann ha tratado de enderezar el rumbo de la compañía continuando con el plan de reducción de costes y de desinversiones activado en febrero.
  • Daniel Yu. Poco se sabe del misterioso personaje que se esconde detrás de Gotham City Research, la firma bajista de análisis que, inspirada en la metrópolis donde Batman juraba venganza contra los criminales, pretende representar el papel de “justiciero” destapando presuntas irregularidades empresariales. Haciendo de la venta en corto una seña de identidad, Daniel Yu ha declarado la guerra a varias empresas desde la creación de su firma en 2012, víctimas todas ellas de un desplome bursátil.