Virgina Oregi ha recogido esta semana uno de los premios Joxe Mari Korta con los que el Gobierno Vasco reconoce el compromiso empresarial con la sociedad.
¿Cómo recibe el premio Joxe Mari Korta?
Con una emoción enorme. Joxe Mari representaba todos esos valores que nos han ido inculcando desde pequeños y de los que nos gusta presumir como son el trabajo, el esfuerzo, la familia y la sociedad. Ha sido un premio muy inesperado porque muchísima gente ha hecho muchas cosas buenas.
Creó hace más de 25 años Geroa. ¿Qué razones le llevaron a asumir ese reto?
Cuando trabajaba en una sociedad patrimonial llamada Consejeros de Inversión que era filial del Banco Guipuzcoano me pidieron crear una gestora de fondos de inversión de la que, una vez constituida, fue administradora única. En 1995 yo estaba muy contenta con mi trayectoria profesional, pero Adegi y los sindicatos anunciaron que querían crear Geroa para complementar las pensiones públicas y todas las entidades ofrecieron sus servicios. El Banco Guipuzcoano me llamó para que me encargara de la oferta y en la reunión de presentación nos informaron de la iniciativa. Me gustó tanto el proyecto… Era un compromiso a largo plazo con la sociedad. Adegi había abierto un proceso de selección para un equipo propio, y al terminar la reunión les pedí que me inscribieran. Acabé siendo seleccionada. Al principio estaba un poco asustada, pero tuve un importante apoyo porque el Banco Guipuzcoano quería adelgazar su estructura y personas que trabajaban allí se vinieron para formar un equipo.
¿Qué ha aportado Geroa a Virginia Oregui?
Muchísimas cosas, entre las que destaco conocer a personas estupendas, tengo muy buenos amigos del mundo empresarial, del sindical y del financiero. Es un proyecto donde lo pequeño se hace grande, donde uno más uno no suman dos, sino mucho más y donde hay gente intelectual muy buena.
¿El Geroa de hoy es el mismo del inicio?
No, es mucho más grande aunque se intenta mantener la filosofía. Al principio solo estaba el sector del metal y ahora hay 20. La ilusión y el trabajo en equipo de los inicios han dado hoy sus frutos. Ese Geroa que imaginamos está bien, pero tiene un recorrido para mejorar.
¿Qué retos cree que debe afrontar?
Comunicar el propósito y trasladar a la sociedad que Geroa suma. Para hacerlo bien tenemos que seguir siendo eficientes en las gestiones y las aportaciones deben ser consistentes. Por otro lado, es necesario dotar de un ámbito fiscal apropiado a este reto. Si lo que queremos es apoyar que todo ciudadano tenga un complemento deben ser las entidades de previsión social voluntaria de empleo las que tengan mayores ventajas fiscales. Que las tengan otros fondos es una aberración.
Se ha llegado a cuestionar este modelo por parte de la Plataforma de Agraviados por Geroa.
Geroa no ha perdido su razón de ser, se han pagado miles de complementos a las pensiones, a cónyuges supervivientes, a incapacidades, e incluso se ha invertido en el país, y todo ello ha llegado de la solidaridad. Me gustaría que la llamada de unos pocos guiados por intereses individuales no desvirtúe la bonanza de este proyecto, no puede ser que unas pocas personas cuestionen los resultados de esta entidad.
El Gobierno Vasco prepara un decreto con el objetivo de que el 70% de los empleados vascos tengan una EPSV de empleo con renta mensual. ¿Es un reconocimiento a la trayectoria de Geroa?
Ojalá. Necesitamos estructuras potentes que salvaguarden nuestro modelo de sociedad y no es lo mismo tener tres entidades pequeñas que una grande y fuerte. Geroa debería servir para todos los trabajadores por cuenta ajena de Gipuzkoa, Bizkaia y Álava, tener un Geroa fuerte es ganar. Ahora bien, este decreto ya no es suficiente, habría estado bien hace unos años, pero no es la fórmula hoy. Sólo regula cómo se debe proceder en determinadas materias y vamos tarde. La pena es que, habiendo tenido las estructuras, no se haya desarrollado esta figura en Euskadi. Ha existido una falta de diálogo y de liderazgo, se ha pensado que Geroa no se necesita porque las pensiones vascas son altas, pero la previsión social es importante y tiene que mirar a medio y largo plazo. El cortoplacismo es un signo de mediocridad.
También el Gobierno español ha creado un modelo similar con la adhesión de cinco sectores económicos. ¿Cree que este modelo se asentará a nivel estatal?
El modelo estatal es diferente, con fondos algo más complejos que los de una EPSV de empleo. Para empezar, las vascas como Lagun Aro o Elkarkidetza o la propia Geroa se gestionan con equipos propios, mientras que el planteamiento del Estado se apoya en entidades financieras. Espero que a nivel estatal la previsión social se desarrolle lo más ampliamente posible y en un plazo lo más corto posible. Y lo quiero porque en la medida que se desarrolle en el Estado, la previsión social también llegará a Euskadi.
Se ha retirado de Geroa, ¿pero también del entorno de la previsión social voluntaria de empleo?
Hace unos años el Pacto de Toledo, en el que yo intervine, ya consideró que las entidades de previsión social voluntaria de empleo eran un instrumento muy importante y el Estado tomó como ejemplo Geroa. Durante estos años se han dado pasos importantes como la creación de las entidades para promover los planes de pensiones de empleo y las gestoras de las estructuras de negociación colectiva. También se ha creado una única comisión que controlará, dinamizará e impulsará esos planes de empleo a nivel estatal, y y participo en ella. Tendremos que esforzarnos sobre todo en comunicar los beneficios de estos planes. Si queremos hacer frente a la dependencia de mañana tendremos que ahorrar desde jóvenes para complementar las pensiones públicas, que no serán suficientes. El modelo establecido consistía en que muchos trabajadores eran capaces de pagar las pensiones, pero una de sus variables estratégicas como la tasa de activos y pasivos se ha desvirtuado, y los pensionistas viven más años. Se podría resolver con impuestos, pero su coste es de una ineficiencia inmensa. Tiene que haber una corresponsabilidad, que aportemos todos en función de nuestra capacidad para que el Estado pueda atender a las personas más desfavorecidas.