Ulma y Orona muestran su “total desacuerdo” con la modificación de las normas que la Comisión Permanente del Grupo Mondragon propuso para su debate y aprobación en el Congreso del 15 de noviembre porque, en su opinión, rompe el consenso alcanzado en la cita congresual de 2016 donde se aprobaron una serie de medidas para “tratar de que todos tuviésemos cabida en Mondragon”.

Ambas cooperativas observan ahora un cambio “de calado” y, utilizando el mismo tono de la comunicación remitida a todos los socios por parte de la alianza cooperativa y de la intervención de su presidente, Iñigo Ucín, consideran que exigía un proceso de debate profundo y participación por parte de todas las cooperativas y divisiones “con la transparencia que nuestro modelo requiere”.

Del mismo modo, echan en falta un periodo en el que se realicen las exposiciones y contrastes necesarios para “diseñar la mejor solución técnica” que tenga un encaje jurídico y mantenga la esencia con la que se creó Grupo Mondragon hace seis décadas.

"Las modificaciones pueden ocultar un debate sobre algo más relevante y nuclear como un nuevo marco normativo"

En su opinión, la propuesta para el Congreso de 2022 representa una adaptación del marco normativo del grupo con sede en Arrasate a unas necesidades particulares de cooperativas que lo integran. Según indican, también en el pasado se han tomado decisiones producto de una “singularización de la pluralidad que presenta Mondragon”, a lo que expresan su posición contraria.

DEBATE RELEVANTE

Añaden que estas modificaciones pueden ocultar un debate “sobre algo más relevante y nuclear” que definen como la necesidad de elaborar un nuevo marco normativo que permita a todo el movimiento cooperativo, pertenezca o no al Grupo Mondragon, la oportunidad de un desarrollo y cohabitación. Se trataría de articular diferentes sistemas en los que tengan su acomodo la heterogeneidad de las cooperativas, sin perder una perspectiva “global y equitativa”.

Por este motivo, consideran que sería recomendable cambiar una categorización por unidades de negocio y sustituirla por grupos caracterizados por sus propias singularidades. Este modelo, opinan, “de conformidad con los propios principios cooperativos y la propia experiencia cooperativa de Mondragon que invoca la universalidad, la democracia, la igualdad, la solidaridad y la equidad” evitaría “conflictos de interés y tratamientos preferenciales”.