El encarecimiento energético ha impactado con fuerza en la cuenta de resultados de las empresas guipuzcoanas, que señalan que se han visto obligadas a repercutir en sus productos esta subida de los costes pero no de manera proporcionada para no perder competitividad. Aunque esta subida de la electricidad ya se padecía con anterioridad, el último año se ha convertido en uno de los principales problemas para la rentabilidad de las organizaciones, sobre todo porque se han unido otros factores como la escasez en las cadenas de suministro, los confinamientos de China o la guerra de Rusia. Sin embargo, algunas empresas de Gipuzkoa se ha anticipado o han reaccionado con rapidez para adoptar medidas que representen un ahorro energético, al tiempo que reducen su contribución al cambio climático. Los buenos resultados obtenidos por estas iniciativas impulsan a estos negocios a no parar.

ETOR MEDINA. Talleres Tximi

Talleres Tximi de Eibar decidió en octubre de hace tres años instalar placas fotovoltaicas en la cubierta de su empresa en lo que resultó “una experiencia muy positiva”, resalta su administrador, Etor Medina. Recuerda que el aumento de costes energéticos se lleva produciendo “desde hace muchísimos años”, aunque ahora se haya pronunciado, por lo que decidieron buscar alternativas. 

Por inversión y facilidad de aplicarla, optaron por las placas fotovoltaicas, que se han instalado en una superficie de 1.000 metros cuadrados y representan un ahorro de consumo energético del 25%. Medina afirma que el mantenimiento no es muy costoso y que la inversión ya está amortizada. 

“Si ya cuando el precio del kilovatio estaba a 50-60 euros era rentable, ahora que está a 200-300 euros mucho más”, afirma Etor Medina, quien considera que la superficie que ocupan ahora las placas fotovoltaicas es suficiente porque establecen un equilibrio entre la energía que producen y el consumo de la empresa. 

Talleres Tximi no se plantea adquirir baterías para almacenar la energía que producen, puesto que tienen un precio muy elevado y la electricidad que se vende al mercado no permite amortizarlas a un plazo razonable. 

JAVIER FERNÁNDEZ. Bexen Medical

El pasado año fue intenso en Bexen Medical de Hernani en materia de ahorro energético. Sus principales actuaciones fueron la renovación de su climatizador, la instalación de placas solares y el cambio de la iluminación a LED, aunque también abordaron otras iniciativas con una inversión superior a los 400.000 euros que, según señala su director industrial,Javier Fernández, tendrá un retorno rápido, aunque diferente según la medida adoptada. 

Explica que la renovación del climatizador aporta nueva tecnología a su actividad además de reducir su consumo en un 20%. La instalación de 240 fluorescentes LED en su sala blanca de 500 metros cuadrados ha disminuido entre un 26 y un 30% el consumo energético y ha reducido de manera significativa las necesidades de reparación, mientras que las placas solares en una cubierta de 590 metros cuadrados consigue un ahorro energético del 25-30%. 

“La idea no es quedarse ahí, tenemos un plan ambicioso para los próximos años”, avanza. Entre las ideas que se barajan se encuentra la instalación de un cargador para coches eléctricos y llegar a generar “residuo 0”, a través por ejemplo del reciclaje de la elevada cantidad de plásticos que emplea la empresa.

MIKEL MUJIKA/GABRIEL LÓPEZ. Orkli

El origen de las medidas energéticas adoptadas por Orkli, con sede en Ordizia, también se encuentran en la renovación de la maquinaria. Su director de compras y coordinador de mantenimiento del servicio industrial, Mikel Mujika, y el responsable de mantenimiento, Gabriel López, explican que los compresores habían agotado su vida útil y, al buscar en el mercado sustitutos, “vimos que había muchísimo margen de mejora energética”, señalan. 

Estas máquinas han de ser refrigeradas y, al hacerlo con aire, se disipa el vapor a la atmósfera. La solución encontrada son unos nuevos compresores capaces de convertir en agua caliente ese vapor y almacenarla, para utilizarla posteriormente en procesos productivos y para reducir el consumo eléctrico también en elementos como agua sanitaria, duchas o calefacción con suelo radiante. 

Mujika y López indican que la inversión inicial ha sido “fuerte”, pero que los cálculos cuando la electricidad estaba a 40 euros señalaban una amortización en 4 años, “así que ahora a 300 euros será más rápida”. La empresa ya ha hablado con el Ayuntamiento de Ordizia para generar unos conductos que conecten la fábrica con instalaciones municipales para hacerles llegar el excedente de agua caliente que produzcan.

IÑAKI ESAIN. Bellota Herramientas

Bellota Herramientas de Legazpi comenzó su política de eficiencia energética con la sustitución del horno de inducción de la renovada línea de forja y martillos al ser el equipo que más consumía con el que ha conseguido un ahorro del 20% del consumo. Fue el primer paso de otra serie de iniciativas como la que a finales del año pasado e inicios del presente representó el cambio de las luces de todos los talleres por bombillas LED, más eficientes. 

El director de operaciones de la empresa, Iñaki Esain, señala que también se han cambiado los hábitos de encendidos de horno y apagado de luces para ahorrar energía, además de formar a los directivos en eficiencia energética para trasladar posteriormente esta formación a toda la organización. 

“Es cuestión de competitividad”, afirma Esain, para añadir que disponen de una estrategia que, a medio y largo plazo, se mejorará la eficiencia del aire comprimido, “que representa entre el 20 y el 25% del coste de la factura”, se sectorizarán los circuitos para poder apagar determinadas zonas si no se utilizan sin necesidad de realizar una desconexión general, se instalarán placas solares y se migrará el sistema eléctrico de 220 voltios a 280 voltios, entre otras acciones. 

BELTRÁN YBARRA. Izadi Mecanizados

Izadi Mecanizados ha realizado en su sede de Errenteria la mayor instalación fotovoltaica industrial de Gipuzkoa que responde a “una visión estratégica”, según señala su director general, Beltrán Ybarra. 

Hasta hace dos años, al tener un pabellón de dimensiones no muy grandes, el ahorro de medidas energéticas no era muy significativo pero cuando se procedió a su ampliación y a disponer de las 30 máquinas iniciales a las 70, el escenario cambió. 

“Antes de la subida de la electricidad ya planteamos la fotovoltaica para mejorar nuestra productividad”, indica Ybarra. En una superficie de 6.000 metros cuadrados de los 10.000 que tiene la cubierta instalaron placas fotovoltaicas que, a día de hoy, hacen de la fábrica una instalación prácticamente autosuficiente. 

Para ello también adquirieron un costoso centro de transformación para pasar la electricidad de media a baja tensión o viceversa, lo que permite un máximo aprovechamiento energético. “Si la factura se ha multiplicado por cuatro o cinco, en nuestro caso ha sido por 2,5”, asegura Ybarra, quien aboga por poder vender la electricidad sobrante, ya que de los 600 kilovatios generados consume 200, pero lamenta que las numerosas trabas burocráticas le impiden volcar esta electricidad restante a la red.