Las míticas vajillas de Duralex de color ámbar o verde que nos han acompañado durante décadas, y con fama de irrompibles, podrían pasar a la historia. La cristalería francesa ha anunciado que parará la producción en su planta gala en Orleans durante cuatro meses a partir del 1 de noviembre. Y la razón no es otra que la marca no puede afrontar los altos precios de la energía.

El presidente de Duralex, José Luís Llacuna, ha asegurado que antes del incremento desorbitado de la tarifa eléctrica, la energía podía suponer entre el 5 y el 7 % de la facturación, mientras que en estos momentos se sitúa en el 46 %, algo que hace totalmente inviable la producción.

Cese de la producción

Duralex espera poder soportar el chaparrón y antes de cerrar de forma definitiva sus instalaciones, echará la persiana durante cuatro meses a lo largo de los cuáles irá vendiendo su stock a la espera de poder volver a abrir sus puertas, si la crisis energética da un respiro.

Mientras tanto, los 250 trabajadores de la planta de Orleans irán al paro cobrando el 95 % de su sueldo y la empresa espera que en cuatro meses puedan volver a fabricar la vajilla "irrompible" que todavía ocupa un lugar en muchos hogares vascos, y que se ha convertido en un artículo vintage.  

Duralex ha sobrevivido a otras crisis

No es la primera vez que Duralex atraviesa problemas económicos. En septiembre de 2020 la empresa entró en suspensión de pagos debido a una fuerte bajada de la exportaciones, aunque la cristalería consiguió salir adelante tras ser adquirida por Cookware por 3,55 millones de euros unos meses después, y tras superar un plan comercial e industrial que le devolvió a los números negros hasta que la guerra de Ucrania provocó la actual escalda en el precio de la energía.