La crisis demográfica de Euskadi, al igual que en el resto de sociedades occidentales, supone un “enorme desafío” que merece una “especial atención” en la agenda política vasca, al igual que la “evolución negativa” de los indicadores de pobreza energética, que aumentaron el pasado año. Son dos de las conclusiones expuestas en la Memoria del Consejo Económico y Social Vasco (CES) correspondiente al año pasado, y que también hace hincapié en la “necesidad de llegar a acuerdos” para atajar la espiral inflacionista que domina todo el panorama actual.

La presidenta del Consejo, Emilia M. Málaga, y el máximo responsable de la comisión encargada de realizar el informe, Jon Barrutia, presentaron ayer en Bilbao las claves del balance del año pasado, en el que la progresiva retirada de las restricciones “favoreció un mayor dinamismo de la actividad económica” y de la que se han beneficiado “todos los sectores de actividad”, aunque “todavía no se ha llegado al nivel de actividad previo a la pandemia”. En lo que se refiere al empleo y las relaciones laborales, el CES destaca que en 2021 se dio un crecimiento que “prácticamente” ha permitido recuperar la situación prepandémica.

No obstante, existen situaciones ante las que es conveniente mantener la vigilancia, como el “elevado peso” de la temporalidad y el empleo a tiempo parcial, si bien el balance no incorpora, lógicamente, los resultados de la reforma laboral aprobada a comienzos de año. Por otra parte, el órgano consultivo advierte de que persisten las “bajas tasas de actividad en ambos sexos y en todos los grupos de edad”, en comparación con los países del entorno, e indica que esta situación es “especialmente preocupante” en los casos de las mujeres y las personas de mayor edad. Ante la creciente inflación, el CES alerta en su Memoria de las consecuencias negativas del aumento de los precios sobre “la rentabilidad de la actividad productiva” y “el poder adquisitivo de la ciudadanía” ante lo que reclama “tomar medidas” y “llegar a acuerdos”, una alusión al entendimiento entre empresas y trabajadores que permitan superar la situación. En este punto, la presidenta del organismo, Emilia Málaga, afirmó que se ha comprobado, con la pandemia, que “cuando surgen crisis, la recuperación es más rápida con acuerdos en materia de diálogo social que, en este caso, han sido determinantes para construir un escudo social inteligente”. Por ello apeló a mantener esos acuerdos en un futuro porque serán “fundamentales” en el panorama a corto plazo que se espera.

DEMOGRAFÍA

En lo que respecta al ámbito demográfico, la Memoria Socioeconómica 2021 advierte de que Euskadi “sigue enfrentándose a un enorme desafío” debido a la “baja natalidad y progresivo envejecimiento de la población”. La presidenta del organismo reclamó una estrategia que ponga este problema en el centro de las políticas públicas, ya que “la opinión en el seno del Consejo es que Euskadi debe estar pendiente de ello”, aunque no existe la percepción de que “deba ser considerado de por sí, ahora mismo, un problema”.

Las condiciones de vida constituyen otro de los apartados en los que se detiene el informe. El CES llama la atención sobre la evolución negativa de los indicadores de pobreza energética y “la incapacidad de alimentarse correctamente”. En este sentido, la Memoria alerta de que más del 40% de las situaciones detectadas de pobreza afecta a la población de origen extranjero de fuera de la UE. Además, el informe apunta que la vivienda se considera “un reto permanente” y se apuesta por el alquiler asequible y la movilización de la vivienda deshabitada. Sobre la atención sanitaria, la pandemia “ha vuelto a situar la salud pública en la cima de la agenda política”, con la necesidad, indica la Memoria, de disponer de “estructuras suficientes que garanticen una buena atención sanitaria”

Otras claves

Energía. La Memoria resalta la “alta dependencia” de Euskadi en este ámbito, que se cifra en un 90%, frente al 72,8% de España, y el 54,9% de la UE, por lo que defiende avanzar hacia modos de transporte más sostenibles y modificar las pautas de consumo de los hogares.

Protección social. El sistema vasco de protección social ha mantenido su cobertura en niveles comparables a los principales países europeos acercándose al porcentaje de gasto respecto al PIB en Europa, y mejorando el del Estado. El CES destaca la necesidad de un sistema de protección social “fuerte”.

Sector público. El Consejo se felicitó por el incremento de la recaudación y apeló a la necesidad de centrar la política fiscal y presupuestaria en mejorar los servicios públicos esenciales , como sanidad, servicios sociales, educación e investigación.