- El futuro económico depende de las capacidades de los territorios para afrontar las tres transiciones que se plantean como reto en los ámbitos demográfico-social, energético-ambiental y tecnológico-digital, y Euskadi parte de una posición aventajada gracias a la estrategia desarrollada décadas antes en la industria, según concluye un informe elaborado por el Instituto Vasco de la Competitividad-Orkestra.

Edurne Magro y James Wilson, dos de sus autores, afirman que la CAV es un caso de éxito reconocido en ámbitos europeos por su capacidad de impulsar un desarrollo económico basado en la industria sin dejar de lado la inclusividad, que despierta el interés en muchos de los foros a los que se invita a Orkestra para que expliquen este modelo.

“Es una historia de éxito derivada de una estrategia a largo plazo de las que hay pocas internacionalmente”, asegura Wilson, quien subraya la apuesta ejercida durante décadas por “no dejar caer a la industria” en los momentos más duros y los esfuerzos por fortalecerla con nuevas líneas. “Y todo ello en una época en la que no se creía en la política industrial”, añade Magro, que considera como clave de éxito no actuar solo sobre este sector, sino orientar todo el sistema a apoyarlo.

La inversión en I+D, el desarrollo de un sistema de Formación Profesional para cubrir las necesidades empresariales o la creación de la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación son ejemplos que citan para describir esta estrategia global destinada a priorizar la actividad industrial en el desarrollo económico y situar así a Euskadi con una sólida base de cara a las próximas transiciones.

“Lo acertado es hacer apuestas de futuro pero vinculadas a lo que ya existe y está funcionando, y es lo que ha hecho el País Vasco”, indica Wilson para añadir que “otras regiones han impulsado estrategias de invertir en algo porque consideraban que iba a ser el futuro” lo que, a su entender, no ha tenido tan buenos resultados como en el caso vasco.

“Euskadi está bien posicionado para abordar las transiciones porque ha estado afrontando transiciones anteriormente”, explica, aunque reconoce que las tres actuales son “más potentes, más radicales y más a corto plazo”. Este carácter diferente plantea algunos retos que, pese a su ventajoso punto de partida, la CAV debe asumir.

Uno de ellos, y que en estos días se hace muy presente, es el de afrontar el encarecimiento de la energía. La industria vasca es energéticamente intensiva y su rentabilidad está pendiente de las fluctuaciones de la electricidad, que en coyunturas como la actual le generan problemas.

Edurne Magro cita otro de los desafíos que debe afrontar Euskadi en un corto y medio plazo referente a la gobernanza. Aun creyendo que hasta el momento se ha trabajado mucho en este terreno y que la estrategia industrial, con anterioridad competencia única del Gobierno Vasco, ha ido incorporando nuevos agentes con los clústers como protagonistas indiscutibles, todavía es posible integrar a los nuevos actores que surgen.

El tipo de innovación es otro de los aspectos que se pueden mejorar en opinión de James Wilson, quien señala que en el apartado tecnológico la CAV se encuentra en buenas posiciones, pero “no somos tan buenos en innovación en modelos de gestión o marketing”. Piensa que si se combinan ambas categorías las capacidades del entramado industrial vasco se multiplicarán.

En el ámbito laboral también existen desafíos. Los investigadores de Orkestra mencionan la introducción de una mayor flexibilidad en las empresas siempre que con ello se garantice una mayor estabilidad, y la urgente necesidad de potenciar la recualificación de los trabajadores para eludir el peligro de que alguien se quede por el camino.

Sin restar importancia a ninguno de ellos, Magro asegura que “los retos pueden convertirse en oportunidades de un desarrollo económico que se encuentre en equilibrio con el desarrollo social”, para lo que ambos representantes de Orkestra encuentran fortalezas.

Además de la estrategia emprendida décadas antes, tanto Magro como Wilson destacan que a nivel tecnológico la CAV presenta muchas ventajas gracias al impulso de la Industria 4.0 que además, inciden, se ha visto impulsada por efecto de la pandemia del covid.

En el otro lado de la moneda, esta misma causa ha provocado un leve descenso en los indicadores de desarrollo social en el caso vasco, aunque los investigadores del Instituto Vasco de Competitividad afirman que el territorio presenta muy buenos niveles que fortalecen su situación y la base desde la que afrontar las tres transiciones.

En esta labor, defienden un liderazgo compartido en el que el protagonismo corresponda al Gobierno Vasco con la aportación de los líderes empresariales, universitarios y de centros tecnológicos “que conocen muy bien sus campos”.

Especialización. Económica y científico-tecnológica, con especial atención a la innovación no tecnológica y el desarrollo del sistema sanitario, educativo y alimentario.

Infraestructuras físicas. Activar la demanda que garantice su uso y rentabilidad, además de reforzar la cooperación transfronteriza.

Capacidades de las personas. Anticiparse a los perfiles futuros e impulsar la formación a lo largo de la vida, además de gestionar el recorrido profesional y fomentar el liderazgo.

Colaboración. Entre todos los agentes del territorio, centrándose cada uno en una aportación de valor distintiva.

Emprendimiento. Reforzar el valor de los emprendedores.