- El Grupo Ulma, con sede en Oñati, cumple 60 años este 2021 y el presidente de su Consejo General, Lander Díaz de Gereñu, ofrece en esta entrevista una visión general de su recorrido y de su hoy.

Ulma celebra este año su 60º aniversario. ¿Cuáles han sido las claves para llegar hasta aquí?

-Si tuviera que contestar de forma muy breve la respuesta sería muy clara: las personas. El modelo del Grupo Ulma es de cooperación, en el que el objetivo final es transformar la sociedad a través del trabajo. Ulma no ha perdido de vista en ningún momento sus orígenes ni los valores que impulsaron su creación, el nuestro es un modelo social que gira alrededor de las personas. En estos 60 años hemos pasado por momentos muy difíciles que se han superado gracias al esfuerzo de todas las personas que a lo largo de su historia han conformado Ulma. Todas y cada una de ellas han puesto su granito de arena para que hoy seamos lo que somos. Sin los esfuerzos de todas esas personas, que han antepuesto la generación de empleo y la sostenibilidad de la cooperativa a los intereses personales, no habría sido posible superar las diferentes crisis.

¿Qué es el Grupo Ulma hoy?

-Ulma es hoy un grupo cooperativo asociado a Mondragon en el que trabajan más de 5.500 personas, con un volumen de negocio cercano a los 900 millones de euros al año y con una presencia internacional en más de 80 países en todos los continentes. Creo que podemos decir con orgullo que somos uno de los grupos empresariales más importantes de Gipuzkoa y un referente en el mundo empresarial vasco a nivel de generación de empleo. Además de todo esto, Ulma es un grupo conformado por nueve negocios con actividades muy diversas que abarcan la fabricación de invernaderos, andamios y encofrados, servicios especializados en consultoría e ingeniería de productos electrónicos, sistemas automáticos para logística, rodillos y soportes, máquinas y sistemas de envasado, bridas y componentes forjados, carretillas elevadoras, canales de drenaje y fachadas ventiladas. Nuestra actividad está muy diversificada, tanto sectorial como internacionalmente. De todas formas, detrás de los datos, lo importante es que seguimos siendo fieles a nuestros principios cooperativos y mantenemos el arraigo con nuestro entorno. Es importante recordar esto más, si cabe, cuando ayer se celebró el Día Internacional de las Cooperativas con el lema Reconstruir mejor juntos.

¿Cómo ha afrontado Ulma la pandemia de coronavirus?

-Sin duda alguna la conciencia general de tener que mantener el barco a flote ha sido esencial. Todo el colectivo es consciente de que cada uno de nosotros juega un papel importante en el devenir de la cooperativa, y eso es algo que se nota en estas situaciones. En Ulma no vale el sálvese quien pueda, sino el vamos a salvarnos todos y todas. Por eso, las medidas que se han tenido que tomar, aun cuando han sido a veces incómodas, han resultado un éxito para evitar posibles contagios en el lugar de trabajo y el colectivo ha respondido de una manera ejemplar. Si echamos la mirada atrás, podremos ver que en 60 años de historia nos ha tocado vivir crisis muy severas. La precaria situación económica y social en la que nació Ulma, las sucesivas crisis del petróleo de los 70, la durísima reconversión industrial de los 80... y parece que hemos olvidado que cuando el covid apareció en nuestras vidas estábamos empezando a recuperarnos de una crisis financiera global que había estallado diez años antes. Para hacer frente a todas esas crisis, Ulma siempre ha tenido como objetivo el mantenimiento de sus negocios, de forma que se pudiera conservar el empleo después de cada crisis.

Ulma apuesta por el arraigo.

-No hay más que ver dónde están las instalaciones principales de los diferentes negocios del grupo. Para nosotros es clave que, por un lado, los centros de decisión estén allá donde estemos pero, por otro lado, nuestro compromiso es crear empleo y bienestar en nuestro entorno. Es cierto que tenemos a muchas personas en diferentes lugares alrededor del mundo cerca de nuestros clientes, pero nuestra aspiración es seguir siendo un grupo arraigado a nuestro territorio.

¿Qué postura adoptan respecto a la sostenibilidad y la igualdad?

-Estamos de acuerdo con todas las iniciativas institucionales orientadas a mejorar las condiciones de vida de las personas en todos los ámbitos, incluido el laboral, pero debemos ir un paso por delante. Todas estas iniciativas deben ayudarnos a hacer las cosas mejor, a ordenar nuestras ideas, pero es imprescindible creer en ellas. En Ulma existen planes de igualdad en nuestras cooperativas, tenemos un comité de igualdad a nivel grupal en el que intercooperamos compartiendo ideas. Llevamos años impulsando diferentes iniciativas en el ámbito del euskera, con planes de fomento y uso. Por otro lado, trabajamos diferentes mecanismos para que nuestros trabajadores puedan conciliar e incentivamos la sostenibilidad a través de iniciativas grupales.

Ulma también se caracteriza por su diversificación empresarial.

-Repasando los últimos 60 años podemos comprobar que Ulma se ha caracterizado siempre por buscar nuevos ámbitos de actividad. A aquel taller que se fundó alrededor de la industria chocolatera pronto se le sumó una actividad ligada a la construcción y, posteriormente, la fabricación de invernaderos. En los años 80 se integró la actividad de forja y estampación con la incorporación de Enara, mientras que con la de Oinakar se entraba en el sector de las carretillas elevadoras. A partir de ahí, los ámbitos de actuación han seguido extendiéndose hasta llegar a los negocios que tenemos hoy en día, siempre investigando nuevas tecnologías y nuevos mercados. En la actualidad, tenemos un Área de Promoción en la que seguimos trabajando para expandir nuestras actividades en diferentes sectores. Mención especial merece la actividad de Medical Imaging, una promoción en el sector de la salud en el que trabajamos para integrar diferentes tecnologías para el diagnóstico de enfermedades.

¿La pandemia ha dejado en segundo plano la búsqueda de talento?

-En nuestro caso, podemos decir que esto no ha sido así. Nuestros negocios, en general, gozan de buena salud y las necesidades de talento no se han reducido. Las necesidades de perfiles tecnológicos son grandes y no es fácil solventar nuestras necesidades. Pero además de eso, necesitamos personas con un compromiso claro y que compartan nuestro valores ya que van a acceder a algo más que un simple empleo, van a formar parte de un proyecto socioempresarial basado en las personas.

¿Cómo se accede al talento?

-Para contar con los perfiles necesarios tenemos tres vías. Por un lado, está el mercado laboral, profesionales formados con experiencia que están dispuestos a formar parte de Ulma. Por otro lado, trabajamos con los centros educativos del entorno y con las universidades para incorporar a estudiantes que se formen con nosotros y en un futuro pasen a ser parte del grupo. Finalmente, no nos podemos olvidar de las personas que ya forman parte de nuestro proyecto. Es indispensable seguir mejorando las competencias de cada trabajador, bien para que se adapte a las nuevas necesidades de la cooperativa, bien para que pueda acceder a puestos de mayor responsabilidad o mayor valor añadido.

¿Qué peso tiene la internacionalización?

-A día de hoy, más del 75% de las ventas de Ulma son internacionales. Aunque estemos arraigados a nuestro territorio, el mercado natural de Ulma es el mundo. Aquel lema de De Oñati al mundo que utilizamos en los años 90 sigue teniendo vigencia. Ulma es ya un referente empresarial en mercados tan exigentes como EEUU, Rusia, Francia, Brasil, Sudáfrica, Alemania, Perú, México... Estoy seguro de que ese número aumentará pero igual de importante es que la presencia en cada uno de esos países se intensifique dándonos una mayor solidez.

¿Qué mensaje trasladaría como presidente de Ulma?

-Podría trasladar muchos mensajes tanto a la sociedad vasca como a nuestros trabajadores con todo lo que he aprendido a lo largo de mi carrera profesional en Ulma pero, en estos momentos, creo que es más importante escuchar el mensaje que nuestro colectivo nos ha trasladado y es que el compromiso, la constancia, el querer hacer las cosas bien y el velar los unos por los otros, es decir, la intercooperacion entre nuestros negocios, dan como resultado un Grupo Ulma sólido y que, a su vez, genera bienestar y riqueza allí donde está presente. Por último, gracias a todas y a todos los que, de algún modo, han contribuido, a lo largo de estos 60 años, a hacer de Ulma lo que es hoy, un proyecto social y cooperativo basado en lo más importante que tenemos, nuestras personas.

"En el grupo cooperativo trabajan más de 5.500 personas con un volumen de negocio cercano a los 900 millones de euros al año"

"Nuestra aspiración sigue siendo ser un grupo arraigado en el territorio con el objetivo de transformar la sociedad a través del trabajo"