DONOSTIA- El diputado de Promoción Económica de Gipuzkoa, Jabier Larrañaga, ha asegurado esta mañana en las Juntas Generales de Gipuzkoa que la reapertura de la empresa Corrugados Azpeitia por parte de su propietario, Cristian Lay, es ya una "oportunidad perdida" que perjudica a Gipuzkoa y afecta a su reputación como territorio receptor de inversiones. "Todo es muy simple y mi conclusión, por desgracia, es que no ha sido una decisión técnica, sino política".

Larrañaga ha afirmado que desde la primera reunión entre el Ayuntamiento, la empresa, la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco, el 18 de febrero, "no vi muy receptivo al Ayuntamiento y se identificaron dos aspectos, dos trabas principales al proyecto. el urbanístico, que afecta al Ayuntamiento; y el medioambiental, que atañe al Gobierno Vasco.

Larrañaga ha asegurado que el Gobierno Vasco despejó la opción medioambiental, siempre y cuando la empresa llevase a cabo una serie de inversiones necesarias; mientras que en el "aspecto del urbanismo había diferentes interpretaciones" que se propuso confrontar en una comisión técnica a la que el Ayuntamiento se negó.

Larrañaga ha dicho también que el informe contrario del secretario municipal se firmó casualmente el mismo día, el 17 de marzo, que el grupo empresarial Cristian Lay "presentó su propio informe haciendo ver que era posible reanudar esa actividad con la normativa (urbanística) actual" y que posteriormente la empresa planteó reabrir la planta en Amue con el compromiso de trasladarla a Trukutxo a los 10 años. Pero que el Ayuntamiento ni siquiera ha respondido a la empresa y "por tanto dijo no".

"A mí se me hace muy difícil entender que se le diga que no a una propuesta así, si el problema es técnico y hay verdadera voluntad de llevarla a cabo", ha dicho Larrañaga. Y también ha señalado que la alternativa de Trukutxo la puso encima de la mesa el Ayuntamiento en la segunda reunión, el 31 de marzo, pero que no se tratan de alternativas iguales, puesto que supone construir una planta nueva, desde cero.

"Nosotros (la Diputación de Gipuzkoa), lo que queremos es que (el proyecto) salga, porque es importante para Azpeitia y para Gipuzkoa. Nos da igual dónde, pero ya estamos hablando de inversiones grandes, de 50 millones, y estaba claro que en Trukutxo estábamos hablando de hacer una acería nueva y llevaría más tiempo y más dinero. En cualquier caso, era la empresa la que tenía que manifestarse. A nosotros lo que nos interese es que se abra. Pero eso lo decide la empresa", ha reiterado en las Juntas, donde también ha comparecido la alcaldesa de Azpeitia, Nagore Alkorta (EH Bildu).

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Excusas "tristes"

Pero "lo más triste", según Larrañaga, ha sido el "último giro, decir que no hay proyecto" y "atreverse a sacar excusas, cuando se ha visto que no hay voluntad para abordar técnicamente esas condiciones", ha dicho. Hasta el punto de forzar a la empresa a salir públicamente a explicar su proyecto en las antiguas instalaciones, porque el Ayuntamiento le "estaba diciendo que estaba mintiendo".

"Puedes estar de acuerdo o no con un proyecto así. Es una decisión municipal y es legítimo, pero ese último giro me parece de poca madurez y que castiga al territorio", ha dicho Larrañaga, quien cree que la negativa política del Ayuntamiento al proyecto responde a "querer evitar la gestión de los conflictos de convivencia" que una industria pesada crea en la comunidad".

"Perjudica a Gipuzkoa"

Según el diputado de Promoción Económica, esta "oportunidad perdida daña a Azpeitia, por supuesto, pero también a Gipuzkoa. Porque no hablamos solo de 270 empleos directos, sino de empresas proveedoras y centenares de empleos que se crean. Y no es algo nuevo, porque esto ya lo hemos conocido en Azpeitia" y "sabemos la fuerza que tiene".

"Yo lo que tengo claro es que hemos perdido una oportunidad. Y que eso, de cara al futuro, desgraciadamente, va a tener consecuencias. "Sin duda que afecta al capital del territorio. Si hay algo que nos ha caracterizado es la seriedad y ser un territorio donde se pueden sacar adelante proyectos interesantes", ha señalado, lo que no soy capaz es de valorar el daño reputacional que nos va a causar".

Larrañaga ha reiterado la importancia de "dejar una economía fuerte para los siguientes generaciones" y poder así "financiar un bienestar como el que tenemos hoy".