- Si algo diferencia a la nueva generación de baserritarras con las anteriores son sus ganas de emprender. Si antes la tradición mandaba en el día a día de los ganaderos y los pastores, los jóvenes no temen abrirse a otros modelos de negocio o de apoyarse en nuevas tecnologías.

Es el caso de Aritz Eizagirre, que decidió crear su propia marca de leche ante las reticencias de otros pastores, que no veían con buenos ojos que vendiese parte de su producción en la calle, apartándola del acuerdo con Kaiku. "En su momento se hacía, pero cambiaron de opinión y hoy no les parece bien. Es verdad que gracias a ese acuerdo se consiguió bajar el precio de la leche, pero no es suficiente", relata, al tiempo que apunta que muchos compañeros piensan que sacar su propia marca es el camino sencillo para decidir ser pastor. "Si es tan fácil, ¿por qué no lo hacen ellos?", se pregunta.

Cuando Maider Intxausti, por su parte, acudió con cámaras de monitorización y tecnología punta al caserío familiar de su marido tenía muchas dudas de cómo iban a recibirla. Hoy en día, en cambio, nadie contempla allí controlar a los animales sin estos aparatos. "Las generaciones más mayores, de 80 y 90 años, no lo acaban de ver, pero el resto sí. Yo no paro de estar en constante formación y tengo claro que hay que aprovechar la tecnología para facilitarnos el trabajo. Aunque nuestro sector sea de dedicación completa, todos buscamos conciliar el trabajo y la vida. Se trata de avanzar en esa unión", puntualiza.

Para avanzar en esa línea, precisamente, el apoyo institucional es fundamental, tanto para proseguir en su formación como para invertir en las instalaciones. "La Diputación sí que nos ayuda. Por ejemplo, al decirles que queríamos sacar una nueva leche, nos animaron a hacerlo, pero las exigencias son cada vez más. Hasta en lo más mínimo que te puedas imaginar", asegura Aritz, que pone como ejemplo una nueva ley que les obliga a realizar una prueba de sangre a todos los corderos recién nacidos en su quinto día de vida solo si van a ser vendidos fuera de Gipuzkoa: "No entendemos por qué para unas cosas hay que hacer algo y para otras no. Por no hablar de que todos esto siempre conlleva gastos para nosotros".

"Las instituciones cada vez ponen más pegas, sea con titulaciones necesarias o requisitos que no se corresponden. Esto es algo que no vivieron otras generaciones de agrícolas y ganaderos", opina Asier Sagasta.

A pesar de ello, estos tres baserritarras coinciden en que "hay que aprovechar" estas oportunidades y buscar su camino "para moverse" en el sector. Una mirada más amplia y quizás global que también es marca de las nuevas generaciones que habitan los caseríos de Gipuzkoa.