- La apuesta de la Diputación de Gipuzkoa por impulsar un emprendimiento en el territorio que impulse su desarrollo económico y, en consecuencia, el fortalecimiento del estado de bienestar no es una idea nueva, pero sí lo es una medida fiscal que ha establecido la Hacienda guipuzcoana para beneficiar a aquellos particulares que deciden invertir en una startup.

La particularidad de esta iniciativa, que la distingue de otras bonificaciones fiscales tendentes a promover el emprendimiento en un territorio, se refiere a que la aportación no ha de ser únicamente de capital, sino que el inversor particular debe transmitir su propio conocimiento derivado de una trayectoria profesional.

El objetivo último es crear una industria de inversión diferente a las tradicionales, porque en este caso la implicación del inversor es mucho mayor y su ayuda más valiosa, según explica el diputado de Hacienda y Finanzas, Jokin Perona, quien añade que esta medida fiscal se basa en las conclusiones de un informe elaborado por la Comisión Europea en la que analiza la tributación como herramienta para potenciar el emprendimiento innovador en un territorio.

En Gipuzkoa, la entidad foral ha detectado que uno de los problemas a los que se enfrenta habitualmente un proyecto innovador que busca introducirse en el mercado es el escaso conocimiento de la estrategia a seguir para comercializar ese servicio o producto y constituirse en empresa. Por este motivo, la Hacienda ha diseñado una medida que busca superar este obstáculo y acercar en el mínimo tiempo posible una idea a ese mercado.

“Como administración, podríamos haber aportado euros, pero algunos emprendedores necesitan un complemento adicional que les ayude a transformar su idea de negocio en una realidad empresarial” afirma Jokin Perona, quien añade que “en lugar de actuar directamente, hemos optado por ponerlos en contacto con terceros que realmente sí van a aportar un valor añadido a ese proyecto emprendedor e innovador”.

El diputado de Hacienda y Finanzas explica el contenido de la bonificación fiscal, que asciende al 30% del capital aportado. La empresa a invertir debe ser de nueva creación, con un máximo de siete años desde su constitución, y tiene que estar considerada como innovadora a través de una certificación que expide la Spri o destinar un 10% de su capital a innovación. La inversión en capital tendrá un máximo de un millón de euros y las acciones o participaciones deben permanecer un mínimo de cinco años.

Un último requisito, alma mater de esta medida, es que la persona que invierte se compromete a aportar su conocimiento adquirido a lo largo de su carrera profesional, que puede estar finalizada o mantenerla todavía. “Algunos emprendedores necesitan un complemento adicional, un conocimiento que les ayude a la transformación de tener un proyecto que se convierta en realidad empresarial”, explica el diputado de Hacienda y Finanzas.

De ahí la importancia de que la aportación no se quede en una cantidad de euros porque, además, Perona incide en que “la financiación ajena no es un problema” pero sí la falta de “capital inteligente”.

La vocación de la medida fiscal es “sacar a la luz” todo el conocimiento que existe entre los profesionales guipuzcoanos en activo o ya retirados “para intentar que se generen redes” que apoyen y ayuden a materializar “proyectos que en un futuro puedan sustituir a los actuales, que irán decayendo”.

Las personas que ya se han interesado por esta iniciativa con intenciones de colaborar en el proceso de creación de una startup innovadora son cargos directivos o profesionales que han finalizado su trayectoria a quienes “les mueve proyectos diferenciales que les atraigan y les motiven”, según la experiencia de Jokin Perona tras las sucesivas reuniones que el departamento foral mantiene con este colectivo al objeto de informales de las actualizaciones de la normativa fiscal.

Por su parte, los responsables de los proyectos que también estudian implicarse en esta iniciativa pertenecen sobre todo al ámbito de la biociencia y al industrial. El diputado foral señala que el 30% son ideas de negocio biotecnológico mientras que un 20% están relacionados con la máquina herramienta, muy enraizada en el territorio.

La unión de estos dos colectivos permitirá, o por lo menos esa es la intención de la entidad foral, que los proyectos emprendedores innovadores lleguen al mercado en el momento preciso y no mueran en la llamada travesía del desierto, cuando el producto o servicio está definido pero no encuentra la estrategia para estar presente en el mercado, causa por la que, según indica Perona, mueren muchas startup.

El diputado de Hacienda y Finanzas fecha en 2018 el comienzo de los trabajos para desarrollar esta idea y en 2019 la aplicación de la nueva bonificación fiscal, por lo que de momento los resultados no son significativos. Considera que “iniciar una cultura no es fácil”, por lo que da un plazo de diez o quince años para que esta apuesta se encuentre completamente consolidada en el tejido productivo guipuzcoano.

Términos. La Hacienda de Gipuzkoa aplica una bonificación fiscal del 30% del capital invertido en un proyecto nuevo e innovador. La inversión máxima es de un millón de euros y la empresa ha de tener siete años o menos y ser certificada como innovadora o destinar un 10% a la innovación.