e gusta el cine? Hoy empezaremos con un clásico de nuestro tiempo: la primera parte de la trilogía Matrix. Si no la has visto, es un buen momento para ello. Voy al momento en el que Morfeo le habla al personaje principal, Neo, y le dice que, si toma la pastilla azul, "fin de la historia, se despertará en su cama, plácidamente, y creerá lo que quiera creerse". Pero si toma la roja, elegirá ver las cosas como son y trabajar para evitar lo inaceptable. Y como colofón, añade Morfeo que recuerde, que lo único que le ofrece es la verdad. Y lo dice tanto para la pastilla azul como para la roja... Neo elige la roja.

Pero nuestra clase política, y nosotros con ella, parece que hemos elegido la azul. Es muy complicado tener información veraz de cómo van las empresas, su solvencia y situación de endeudamiento, incluso el propio PIB y la situación del paro real, etc. A esto hay que añadir, en la mejor tradición del cuento de Hans Christian Andersen sobre el traje nuevo del emperador, que hablar de cómo se están haciendo las cosas y de lo que ya tenemos encima, ahora no toca. Así que podemos decir que, como en el cuento, "aquellos magníficos paños poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida". Y claro, eso a nadie le gusta.

La ejecución de los fondos europeos no es algo en lo que destaquemos, y la tipología de los proyectos de Next Generation supone subir notablemente el nivel de dificultad. Entre las principales razones, cabe destacar la presión en la definición y ejecución de los proyectos, el propio Decreto Ley del Gobierno y la alta componente de manipulación política, la definición del objeto de los contratos a licitar y la gestión de sus desviaciones, inevitable; la forma de cobrar el dinero (por objetivos conjuntos y no por ejecución financiera), la cofinanciación requerida y el ya elevado endeudamiento, etc. Con datos de 1 de marzo, España seguía siendo el país con peor ejecución de toda la UE y un 43% de nivel de ejecución consolidada a 31/12/2020. Portugal o Francia están en dos tercios, un 50% por encima.

Con el RDL 36/2020 de 30 de diciembre de 2020 el Gobierno planteó algunas medidas para facilitar los trámites de la contratación y reducir barreras normativas y administrativas. Trata de acortar plazos a través de la tramitación de urgencia, la aplicación de los procedimientos simplificados a umbrales de gasto mayores, la preparación de pliegos tipo, facilitar los convenios con la parte privada, etc. Pero la burocracia seguirá siendo terrible, con un nivel de auditoría muy exigente, mayor que el habitual para la administración pública y con tres ámbitos diferenciados: la auditoría financiera (la clásica), la auditoría de conformidad o cumplimiento, y la auditoría de desempeño o de gestión, todo ello con la posibilidad de que vengan a auditarte lo mismo hasta cuatro instituciones y una obligación de custodia de toda la documentación original que supera siempre los tres años. Si no se hace bien, pues a descertificar y se devuelve el dinero.

Pero de esta crisis hay que quien aprovecha la pechuga, pero también los huesos para hacer caldo. Así que tampoco deberíamos olvidar la génesis de estos fondos, con el impulso fundamental del sur de la UE, en particular de Sánchez y Conte, que con socios "incómodos" en el Gobierno, les hacía falta el primo de Zumosol europeo para controlar la cosa interna. Pedir porque nos había ido muy mal, no iba a funcionar. Así, había que pedir una especie de plan Marshall 4.0, con la crisis como una catarsis transformadora, para que ese "sur" se diera el gran revolcón tecnológico y ecológico, así, de repente, en dos años, si bien luego la cosa se puede relajar un poco hasta los seis años. El norte europeo de "países frugales" y la Comisión no dudaron en aprovechar la ocasión para volver a poner encima las reformas estructurales del año 2019 (pensiones, mercado laboral y homogeneización en la regulación empresarial de las CCAA), apoyados en un "freno de emergencia" en caso de incumplimiento. Por lo pronto, los fondos no van a llegar antes del verano.

De hecho, todo este "nuevo" impulso al tema digital y de transición ecológica era algo que ya existía en la llamada Plataforma 2020 para el período 2014-2020. Con una dotación efectiva de 70.000 millones de euros, tres ejes y unos objetivos calcados de lo que ofrecen ahora en el Next Generation. Entre todos los países y regiones de la UE se han ejecutado 56.000 millones en estos seis años, un 80%. En esto no nos ha ido mal en términos relativos. Conforme a los datos de ayer, entre Westminster y Utrecht, ahí está Gipuzkoa en la posición 20 de entre todas las regiones y 484,7 millones de euros. Es la tercera del Estado detrás de Madrid y Barcelona.

Este programa se ha vuelto a renovar con 100.000 millones, de manera independiente a lo planteado en el Next Generation y su complejidad política. Ahora se llama Horizonte Europa 2021-2027. Entre otras novedades incluye la aceleración de la transición a la fase de innovación, y dado que la UE te da dinero para el I+D también adquiere derechos sobre lo que hagas. Así, si con el dinero de la UE se acaba desarrollando una idea interesante y en el plazo de un año no se desarrolla comercialmente, será obligatoria la publicación de resultados para que otros puedan hacerlo. Ello permite aprovechar las ideas de otros, algo que históricamente hemos hecho mejor que desarrollar I+D de base, ya sea en términos de innovación de tipo incremental y/o ingeniería de procesos y de fabricación. En esto influye mucho nuestro menor tamaño empresarial.

Pero hay algo más, se plantean nuevos impuestos para que la UE pueda devolver el dinero que va a tener que pedir prestado para este nuevo marco financiero. Así se espera que vengan la tasa al plástico, la tasa digital, el nuevo sistema de comercio de emisiones de CO2 y un ajuste fiscal al efecto en frontera, una tasa comunitaria a las transacciones financieras, un gravamen extra para las grandes corporaciones, y un impuesto común de sociedades, que podría ser adicional al ya existente. Esto por ahora. Hay que añadir que, dado que en la CAV tenemos más industria generadora de emisiones, puede que ser competitivo a largo plazo salga más caro, si no nos ponemos las pilas.

No conviene olvidar que el chollo europeo se acabó durante los primeros años del cambio de milenio, y que desde 2016 somos un contribuyente neto a la UE, pagamos más de lo que recibimos. Todo ello a pesar de ahora mismo, nuestra convergencia con la media de la Eurozona ha caído al nivel del año 2000, cuando estábamos un 30% por debajo de la media.

Hay que aprovechar las posibilidades presupuestarias, fiscales y crediticias que permiten el Concierto y los presupuestos forales, los mecanismos de financiación del BEI y del BCE, el programa Horizonte Europa, y otros programas e iniciativas comunitarias que, más o menos complejas, tienen calendario y dinero. No hay otra si queremos recuperar lo perdido cuanto antes.

¿A que ya no nos acordábamos de todos estos detalles? Son los efectos de la pastilla azul. Hay quien ya habla, con cierta sorna, de Lost Generation. Yo creo que no, si bien, ahora que no queremos más deuda y nos hacen falta ayudas directas, tenemos que aprovechar todas las txanpas de este duro calendario que tenemos por delante. Cada regata cuenta.

Seguimos ruta.

3o%

por debajo de la media se sitúa el nivel de convergencia de España con la Unión Europea