- El futuro de la energía eólica pasa por la mar, señalan los principales agentes del sector en Europa tras constatar que en 2020 se instalaron 2,9 Gw de nueva generación offshore en el Viejo Continente, e Iberdrola ha decidido dar un paso adelante en este sector impulsando la eólica marina flotante, -un área en la que Euskadi y sus empresas tienen puestas grandes esperanzas de negocio-, con el que sería el primer proyecto de este tipo a escala industrial en el Estado, con una inversión de más de 1.000 millones de euros para la puesta en marcha de 300 megavatios (Mw) en la costa española, según la eléctrica vasca.

El grupo presidido por Ignacio Galán ha presentado esta iniciativa dentro de los proyectos susceptibles de acogerse a los fondos económicos europeos Next Generation EU al estar alineado, según indican en la empresa, con los pilares del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno español, y considera que representa una oportunidad para desarrollar cadena de valor en el país y situar a la industria del Estado como referente internacional.

La eléctrica cree que este proyecto sería la punta de lanza para el desarrollo de hasta 2.000 Mw eólicos marinos flotantes en el Estado que la compañía ha identificado y que podrían levantarse en la costa gallega, la andaluza o en Canarias.

El estudio, diseño e ingeniería de este primer parque eólico marino flotante podría iniciarse este año y hasta su entrada en operación, prevista en 2026, generaría más de 2.800 empleos anuales y requeriría la participación de 66 empresas y centros tecnológicos del Estado español, incluyendo 52 pymes. A corto plazo, en el escenario 2021-2022 y antes el arranque de la fase de construcción, la iniciativa podría generar entre 1.000 y 2.000 empleos.

Esta actividad implicaría, según las estimaciones, a un total de 9 comunidades autónomas, contribuyendo a la creación de oportunidades industriales y de innovación en un mercado en crecimiento, con un alto componente exportador.

¿Por qué eólica flotante? Hoy día los aerogeneradores eólicos instalados en el mar, básicamente en el Báltico y en el Mar del Norte, están anclados al lecho marino en profundidades inferiores a los 50 metros y eso es posible en territorios con importantes plataformas continentales en sus costas.

Además, la cimentación fija ha reducido sus costes en un 70% en los últimos cinco años y empieza a ser muy competitiva porque en el mar los vientos suelen ser más fuertes y más constantes que en tierra. El problema es que la mayoría de los países no tienen plataformas continentales de menos de 60 metros de profundidad como los ribereños del Báltico.

En concreto, en el mar Cantábrico frente a las costas vascas y a escasos kilómetros la profundidad media es de 200 a 300 metros y luego cae hasta los 4.000.