- La tormenta económica desatada por el coronavirus tiene una de sus caras más visibles y amargas en el mercado laboral. Por un lado está el incremento del paro durante estos meses, con más de 29.200 personas que han perdido su empleo desde el inicio de la pandemia. También hay que seguir la pista a los 30.045 trabajadores que siguen en el limbo del ERTE, cobrando la prestación de desempleo con la expectativa de incorporarse a su empresa cuando la curva, en este caso descendente, de la economía se corrija y mire hacia arriba.

Sin embargo hay otro frente en el que los efectos de la crisis están siendo devastadores y que revela el potencial de creación de empleo del tejido productivo: la contratación. Entre enero y agosto se han firmado en Euskadi 428.954 contratos, lo que supone un 33,6% menos que hace un año. La diferencia en números absolutos es más llamativa, ya que se han firmado casi 218.000 contratos menos. O lo que es lo mismo, no se han materializado un tercio de las contrataciones realizadas en 2019 a estas alturas del año, según los datos hechos públicos esta pasada semana por Servicio Público de Empleo (Sepe) y Lanbide.

La falta de dinamismo en el acceso a un puesto de trabajo refleja el embudo al que ha empujado el covid a la mayoría de las empresas. Es cierto que tradicionalmente más del 90% de las contrataciones que se firman son temporales -esa tendencia no ha cambiado con la pandemia-, pero esa rotación en los puestos no deja de ser un indicativo de la salud de las compañías, de su capacidad para reclutar personal en función de sus necesidades.

En estos momentos, en general, las expectativas de negocio son muy débiles y muchas plantillas están por encima de la carga de trabajo. Además, en un gran porcentaje de los casos no hay músculo suficiente para pagar más salarios.

La espiral es dañina y en el horizonte se desdibujan cuestiones que otros años inyectan energía al mercado laboral vasco. La reapertura de las fábricas en septiembre y el empleo eventual que acarrea o las contrataciones de personal para el curso escolar están sujetas a la evolución de la crisis sanitaria. Previsiblemente esas actividades generarán este año menos puestos de trabajo, sin olvidar que cabe la posibilidad de que los brotes del coronavirus envíen a su casa a esos profesionales si se produce contagio comunitario en la fábrica, el colegio o la academia en la que desarrollan su ocupación.

Si a eso se añade que la hostelería también tiene el ancla echada por las limitaciones de la lucha contra el covid y el descenso del turismo o que el sector comercial no vive uno de sus mejores momentos por el parón del consumo, el panorama laboral a corto plazo no es muy halagüeño.

Estando ambos tipos de contratación en mínimos, el empleo indefinido de nueva creación ha descendido algo menos entre enero y agosto. En ese periodo se han firmado 37.660 contratos fijos, un 29% menos, mientras que la caída de los puestos temporales supera ligeramente el 34%. La dinámica es muy similar a la del conjunto del Estado, donde el descenso en la contratación es menor (32,2%) sumando indefinidos y temporales debido a la mayor rotación del empleo turístico.

Precisamente, puestos a buscar un aspecto positivo en los datos de contratación, un 15,4% de los contratos firmados - casi 62.600- en lo que hasta agosto es de empresas del sector industrial, casi tres puntos y medio más que el dato del Estado.

La distancia es todavía mayor, 16 puntos, en los servicios debido a que en el caso de España la mayoría de los empleos terciarios está ligado al turismo, que este año ha vivido una de sus peores campañas. En concreto, un 77,7% de los contratos vascos -316.366- se enmarcó en servicios. En el caso de la construcción, que concentra un 4,6% de las contrataciones en Euskadi -cerca de 19.000-, el Estado rozó un 8% confirmando que el ladrillo tiene más capacidad de tracción en otras comunidades.

Y en cuanto al sector primario, que en la CAV solo tiene un peso destacado en Araba, con un 9% de los contratos suscritos frente al 0,7% de los otros dos territorios históricos, hay todo un mundo de diferencia.

Hasta agosto se han firmado 9.253 contratos en la agricultura y la pesca vasca, de los que casi 7.000 se registraron en Araba, lo que representa un 2,3% del total, muy lejos del 18,3% del Estado.

Sin agenda. El Gobierno y los agentes sociales seguirán trabajando esta semana para cerrar la normativa que regulará el teletrabajo en España y que, tal y como consta en el último borrador, afectará a los que, al menos, trabajen el 30% de la jornada de esta forma. Se trata de uno de los principales cambios de un texto en el que las tres partes profundizarán los próximos días, en principio sin más convocatorias oficiales de reuniones, con el objetivo de llevarlo a Consejo de Ministros antes de que venza la actual preferencia del teletrabajo, es decir al del 15 o al del 22 de septiembre.

Un día a la semana Elevar ese porcentaje mínimo, que en el borrador era del 20%, era una de las reivindicaciones de la CEOE y supone que para que se considere que el teletrabajo es regular deba desarrollarse, en caso de una jornada completa, más de un día a la semana.

428.954

La economía vasca ha generado casi 429.000 contratos entre enero y agosto. Son 217,666 menos que en el mismo periodo del año pasado, lo que supone una caída del 33,6%.

37.660

Un 8,8% de los contratos firmados en lo que va de año tenía carácter indefinido. Son cerca de 38.000 empleos fijos, con un descenso del 29% respecto a 2019.