- Las olas de la tormenta generada por la pandemia de coronavirus están llegando a las empresas vascas una tras otra y con efectos terribles en el empleo. La compañía fabricante de estructuras aeronáuticas Aernnova es la última por ahora en plantear un importante ajuste laboral que podría afectar al 20% de su plantilla total, en concreto a 950 trabajadores, de ellos unos 650 en las plantas que la empresa alavesa tiene en el Estado español.

La tremenda crisis por la que atraviesa casi toda la industria ligada al transporte y la movilidad se plasma claramente en el sector aeronáutico. Las compañías aéreas, principales demandantes de aviones comerciales, avisan de una caída del tráfico aéreo del 55% este año, y las últimas noticias como la restricción del Reino Unido a los vuelos con España no invitan al optimismo.

En la misma línea, los dos grandes grupos fabricantes de aeronaves comerciales en el mundo, la europea Airbus y la norteamericana Boeing, ya avisan de un recorte de la producción entre el 40% y el 50% durante al menos dos años.

Aernnova es una compañía que al igual que ITP Aero estaba haciendo los deberes: internacionalizarse, aumentar de dimensión, invertir en I+D+i y diversificarse. La empresa alavesa es uno de los proveedores de primer nivel internacional en el diseño y producción de aeroestructuras para los fabricantes de aviones.

La diversificación de programas es clave para reducir los riesgos de decisiones como la que adoptó la empresa Airbus hace un año de cancelar la producción del mayor avión de pasajeros del mundo, el A-380, para el que Aernnova suministraba la estructura metálica del fuselaje trasero desde su fábrica alavesa de Berantevilla, con una plantilla de 450 personas.

Y esa diversificación y necesidad de ganar tamaño en un mundo con dos grandes clientes, porque Bombardier se había acercado a Airbus y Embraer, un cliente tradicional de la compañía vasca, a Boeing, habían llevado a Aernnova a adquirir una empresa en el Reino Unido.

Aernnova, una empresa cuyos últimos datos oficiales muestran unas ventas anuales de 683 millones de euros y un beneficio de 47 millones, cerró a finales del pasado año la compra de la firma Hamble, la división de aeroestructuras británica de General Electric. Esa nueva filial para entrar en el mercado británico, uno de los más importantes del sector en el mundo, emplea a 700 trabajadores y aporta una facturación de unos 180 millones de euros, con lo que la compañía vasca estaría cerca de los 900 millones de facturación sin la irrupción del COVID-19.

El desplome del número de vuelos ha reducido al mínimo la carga de trabajo y de pedidos de compañías como la vasca. De hecho, en la planta de Aernnova en Berantevilla, la principal fábrica que tiene el grupo en el País Vasco para construir estructuras aeronáuticas, alrededor de los 260 trabajadores de una plantilla de 450 se encuentran en un ERTE hasta final de año.

Venta. La compañía británica fabricante de motores para aviones Rolls-Royce, primer accionista de la vasca ITP Aero, busca de nuevo un comprador para la empresa, según la prensa británica, aunque fuentes oficiales de la sociedad indicaron que “todavía no hay una decisión tomada”. Hace unos meses estuvo en tratos de venta con Indra pero sin llegar a un acuerdo. En aquel momento se hablaba de un precio de unos 1.500 millones de euros que ahora, probablemente, será inferior. Rolls-Royce, según los medios británicos, ha entablado conversaciones con un fondo de capital riesgo para vender ITP y entre los posibles compradores figuran los fondos KKR, Blackstone y Carlyle.