donostia - En octubre de 2018 se inició el servicio del conocido como AVE del Desierto, un ambicioso proyecto impulsado por Arabia Saudí y desarrollado por un consorcio de empresas estatales que une Medina con la Meca, punto al que se dirige un elevado número de musulmanes. La finalización de la infraestructura que soporta este tren de alta velocidad, sin embargo, no fue más que el principio de otro trabajo, el que se encarga de investigar de qué modo se puede mitigar el efecto del calor y de la arena en las ruedas y carriles por los que discurre este transporte público en condiciones extremas y en la que participa el centro tecnológico donostiarra Ceit-IK4.

Unai Alvarado, director del grupo de ferrocarril de este centro investigador, explica que esta línea de alta velocidad “plantea retos que no habían surgido anteriormente”, a pesar de que este medio de transporte es cada vez más extenso y su uso más frecuente. “El viento y la arena hacen que se generen unas condiciones de abrasión que representan más problemas y un mayor gasto en el mantenimiento de los trenes”, advierte.

Por este motivo, se ha emprendido una investigación en la que participa Ceit-IK4 cuyo objetivo es estudiar nuevos materiales y procesos para que los carriles por donde circula el AVE del Desierto se adapten a las duras condiciones climáticas de este tipo de terrenos. Alvarado cita como uno de los problemas que genera la presencia de arena en la vía que, si es muy fina, puede tener un efecto lubricante que desestabilizaría al tren.

Pero existe otro que se centra en la aparición de grietas en los carriles. “Si en esta grieta entra arena, y teniendo en cuenta la presión que ejerce sobre el carril la cantidad de toneladas del tren, su comportamiento puede ser distinto al que tiene en otras condiciones”, señala el director del grupo de ferrocarril del centro tecnológico. Establecer con certeza la evolución que tendrá esa grieta, y que ahora se desconoce, es una de las tareas en las que se encuentra inmerso Unai Alvarado.

Otro peligro de la aparición de pequeñas roturas en las vías es que, como consecuencia de los cambios térmicos que se registran en el desierto, el carril se puede contraer en forma de “S” en cuestión de milésimas de segundo, lo que abocaría al tren de alta velocidad a un descarrilamiento seguro.

“Nos centramos en el mantenimiento predictivo, en detectar la aparición de grietas antes de que aparezcan”, explica Alvarado, quien añade que su línea de estudio se sitúa en la investigación de “nuevos materiales, nuevos procesos y nuevos tratamientos para diseñar nuevos carriles que tengan mejores prestaciones en climas desérticos”.

Conocer con antelación su proceso de degradación para adoptar sistemas apropiados de mantenimiento que eviten roturas indeseadas es la misión de este estudio porque “mantenimiento preventivo ya se hace”.

reto Un auténtico desafío, dados los escasos datos con los que se puede jugar. Unai Alvarado explica que esta es la primera línea de un tren de alta velocidad que discurre por el desierto y, por tanto, “no podemos medir lo que ha ocurrido en el pasado, sino que necesitamos una aproximación distinta”.

El método se basa, tal y como especifica, en “modelizar lo que ocurre desde un punto de vista matemático” y para ello utilizan tanto modelos matemáticos como físicos, en este último caso con una máquina en la que se puede ensayar el efecto que tienen entre sí la rueda y el carril en distintas condiciones. Las conclusiones se enriquecen con la información que aportan las simulaciones con software muy avanzado.

El proyecto en el que participa Ceit-IK4 tiene un plazo de 30 meses durante los que tratará de definir el carril idóneo para soportar la climatología desértica, teniendo en cuenta también otros aspectos como su coste económico.

El investigador del centro tecnológico donostiarra incide en que “todo lo que se aprenda aquí se va a poder utilizar después en otras explotaciones” ya que, “es la primera línea de alta velocidad que atraviesa el desierto, pero no será la única” y, “salvando las distancias” también existen otras vías de tren que discurren cerca de la costa que del mismo modo se ven invadidas por arena y en las que se podrían aplicar las mismas soluciones.

444

kilómetros es el trazado que recorre el AVE del Desierto entre la Meca y Medina.

320

kilómetros por hora es la velocidad máxima registrada, lo que permite cubrir el recorrido entero en menos de tres horas.

35

trenes es la flota destinada a esta línea de alta velocidad que diariamente transporta a unos 166.000 pasajeros.