donostia - Salto Systems es una firma con sede en Oiartzun con resultados que anualmente se van superando y que cada ejercicio contrata una media de 60 personas. Su director gerente, Javier Roquero, atribuyó el éxito de la gestión a los trabajadores, por lo que defendió como un acierto directivo situarlos en el centro de la actividad.

Esta filosofía coincide con la propuesta de la Nueva Cultura de Empresa que Adegi lanzó en el año 2014 y que ayer, con motivo de su quinto aniversario, quiso apuntalar con la presentación de ejemplos de empresas que demuestran que transformar la tradicional forma de gestionar y otorgar un mayor protagonismo a la plantilla es posible y, además, beneficioso.

En un acto celebrado en Tabakalera de Donostia, Salto Systems intervino con una representación encabezada por su director gerente, Javier Roquero, acompañado de la directora de Recursos Humanos, Juncal de Lucas, y los empleados Onintza, Jorge y Egoitz. Roquero inició su exposición advirtiendo de que, en el caso de la firma de Oiartzun, no fue necesario esa transformación empresarial porque “nacimos en el año 2000 con una filosofía humanista”.

El hecho de que fueran siete los fundadores de Salto Systems ayudó a imprimir “en nuestro ADN” la Nueva Cultura de Empresa por la que aboga Adegi. Si bien no han requerido transformar su gestión, Roquero reconoció que el reto se sitúa en “mantener esa filosofía humanista” en una organización que ha pasado en casi dos décadas de tener una plantilla de siete personas a otra de 620 empleados, de los que 260 trabajan en Oiartzun y otros 360 en sus 21 filiales mundiales.

Sus esfuerzos se centran en la sede guipuzcoana y, según explicó el director gerente, contemplan iniciativas como actividades deportivas, pintxo diario a mediodía, formación específica para las necesidades de cada empleado o la celebración del día de la familia, entre otras.

La directora de Recursos Humanos, Juncal de Lucas, añadió que “invierten muchos recursos en los procesos de selección” y, una vez identificada la persona y contratada, realizan un seguimiento que se centra en aspectos como sus expectativas en la empresa, sus requerimientos formativos y hasta qué nivel de desarrollo están dispuestas a llegar.

Aspectos que englobó en lo que denominó “salario emocional”, para explicar después que “no todo es dinero” y que la conciliación, flexibilidad y espacios para el ocio también hacen atractiva la empresa y productivo al trabajador.

Desde la perspectiva de las personas que integran la plantilla de Salto Systems, Onintza, Jorge y Egoitz expusieron sus casos en los que el denominador común fue la apuesta de la empresa por ellos y la libertad para desarrollarse como profesionales y como personas en ella.