fráncfort - El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) confirmó ayer el final de sus compras de activos en el mes de diciembre, dando así por terminado, a pesar de revisar a la baja sus proyecciones de crecimiento para la eurozona. Se cierra un programa de estímulos monetarios extraordinarios que, según el presidente de la entidad, Mario Draghi, por momentos, llegó a convertirse en el único “motor” de la recuperación de la zona euro. La era de estímulos anticrisis acabó en Estados Unidos hace ya más de cuatro años.
La QE (Quantitative Easing), conocida en español como flexibilización o expansión cuantitativa, es una medida económica o plan de estímulos con el que dotar al sistema económico de liquidez aumentando la cantidad de dinero en circulación.
Sobre el final en diciembre de las compras netas de activos por parte del BCE, el presidente de la entidad subrayó que la institución reinvertirá completamente el principal de los vencimientos de deuda acumulada en su balance “durante un periodo prolongado de tiempo más allá del momento en que suban los tipos de interés”.
En este sentido, Mario Draghi defendió el carácter abierto del marco temporal empleado por el BCE, señalando que si el Consejo de Gobierno quisiera especificar un plazo determinado “lo habría hecho”, añadiendo que la institución sigue preparada para ajustar todos sus instrumentos de la manera apropiada para garantizar que la inflación evoluciona hacia el objetivo de estabilidad del BCE de forma sostenida.
un instrumento al alcance “Pensamos que disponemos de todos los instrumentos para abordar posibles contingencias en el actual clima de gran incertidumbre”, indicó Draghi, quien subrayó la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE), que ha avalado la legalidad de su programa de compra de bonos soberanos, lo que convierte al QE en un instrumento más de la “caja de herramientas” del BCE, que podría así recurrir a él cuando lo considere necesario.
Este final del programa de compras del BCE coincide con una nueva revisión a la baja de las proyecciones macroeconómicas de la institución, que ha empeorado su pronóstico de crecimiento para 2018 y 2019, cuando prevé una expansión del 1,9% y del 1,7%, respectivamente, lo que representa un ajuste a la baja de una décima en ambos casos. De cara a 2020, el BCE decidió mantener sin cambios su pronóstico de crecimiento para la eurozona en el 1,7%, mientras que un año después espera que la expansión de la zona euro se moderará al 1,5%.
El presidente del BCE señaló que “los riesgos para las perspectivas de crecimiento de la zona euro pueden considerarse todavía como equilibrados en general”, aunque el banquero italiano advirtió de que este balance de riesgos “se está moviendo a la baja”.
En este sentido, Mario Draghi atribuyó esta evolución a la persistencia de incertidumbres relacionadas con factores geopolíticos y la amenaza del proteccionismo, así como con vulnerabilidades en los mercados emergentes y la volatilidad en los mercados financieros.
En cuanto a la evolución de los precios, el BCE revisó al alza su previsión de inflación para 2018, cuando prevé una subida del 1,8%, una décima más que la previsión de septiembre, mientras que rebajó una décima la previsión de 2019, hasta el 1,6%. - E.P.
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El programa de compra de deuda, que comenzó en marzo de 2015, ha incluido la compra de bonos soberanos y otros títulos de deuda pública, además de la deuda emitida por empresas, bonos garantizados (cédulas) y bonos de titulización de activos. A finales de diciembre, el BCE habrá adquirido bonos por valor de 2,6 billones de euros.Rebaja de las previsiones. Draghi aseguró ayer que los riesgos para el crecimiento de la eurozona están todavía bajo control y que el BCE dispone de “todos los instrumentos para abordar contingencias”. La previsión de crecimiento de 2018 y 2019 baja una décima.