donostia - La ingeniería guipuzcoana Onddi ha anunciado recientemente, y con escasos meses de separación, la adjudicación de dos importantes proyectos en Panamá y México que confirman la apuesta de esta joven firma por la especialización y por la oferta de un servicio de alto valor añadido como es el diseño, fabricación y montaje de estructuras complicadas en acero y madera. Su director general, Jon Urien, confía en una consolidación acompañada de la mejoría económica.

¿Cómo surge la idea de crear una empresa con una actividad tan específica?

-En realidad, la empresa existía anteriormente, pero su actividad se limitaba a las estructuras convencionales. Hace tres años llegamos un nuevo equipo con una apuesta clara por las estructuras espaciales. Entonces éramos cuatro personas, y ahora somos 14 con experiencia de años en este producto. Sí, somos una empresa joven, pero con personas que desarrollamos esta actividad desde la década de los 90 del siglo pasado.

¿Cuál es el valor añadido que Onddi ofrece a los mercados?

-Por un lado, frescura. Mostramos una mayor agilidad y tenemos mucha más capacidad de innovar y hacer las cosas de manera distinta. Cuando arrancas, existe una flexibilidad y disposición para trabajar mucho más fuerte. Por otro lado, el conocimiento y la experiencia que tenemos todos, no somos nuevos sino que estamos haciendo lo que ya sabemos hacer, pero en una empresa nueva y más dinámica.

¿Y qué aporta al tejido empresarial guipuzcoano?

-Somos una ingeniería con pocas personas, pero detrás de nuestros proyectos, sean grandes o pequeños, hay muchos profesionales como el fabricante de esferas y barras, el soldador, el montador, el pintor... Conseguir un trabajo significa dar un tirón a muchas empresas de sectores como el mecanizado, el suministro de acero, la soldadura y la calderería o el pintado polimerizado al horno. Además, muchas de ellas son guipuzcoanas, por lo que apoyamos el desarrollo de la economía del entorno más cercano aunque nuestro proyecto se encuentre muy lejos.

Casi desde los inicios tiene presencia exterior. ¿Qué método utiliza una pyme como Onddi para internacionalizarse?

-Contamos con una empresa en Brasil, una oficina con taller en Guatemala, otra oficina en Panamá y en México una empresa dedicada al montaje. En los demás destinos nos valemos de un agente que puede ser un arquitecto o una empresa que ya esté situada para que empiece a mover los proyectos. Una vez cogen forma, los asesoramos técnicamente y nos desplazamos para defenderlos.

¿En qué mercados se centra la ingeniería?

-Además de reforzar nuestra presencia en Latinoamérica, vamos a cerrar un proyecto en el norte de África, en Marruecos. Europa es un mercado en el que nos está costando entrar. Pero más que por países, mi idea es enfocar nuestra actividad internacional en lo que hacemos, es decir, ver qué proyectos grandes existen en el mundo dentro de nuestra especialización porque nuestro sistema viaja muy bien y podemos ir a cualquier sitio.

¿Qué proyectos de los ya realizados destacaría?

-Todos. Nuestra trayectoria ha sido muy escalonada, hemos empezado con un proyecto pequeño pero muy singular, una pasarela en Elgoibar, para abordar cada vez mayores, como los del metro de Panamá o el aeropuerto de Acapulco, y cada uno de ellos ha supuesto para Onddi un paso más.

¿Cuáles son las perspectivas de futuro?

-Este año debería ser mejor que el pasado. 2016 empezamos muy lentos y cerca de verano empezamos a activarnos y abordar proyectos grandes. Este año ya estamos instalando proyectos que van cogiendo ritmo incluso, y es importante, aquí en España. A finales de semana hemos confirmado entrar en el anteproyecto del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid y presentaremos nuestra propuesta para la cubierta del estadio de fútbol de Anoeta en Donostia. La idea es intentar cerrar proyectos grandes este año que nos den una referencia mayor, que la enriquezca para entrar en nichos más especiales. Siempre con cautela, porque crecer poco es peligroso, pero también lo es crecer mucho.