donostia - La crisis ha sido larga y dolorosa, pero se puede decir que la industria vasca ha encajado el golpe. La tormenta se ha llevado por delante una parte muy importante de las empresas y del empleo, pero el balance de daños es menos extenso que el de otros territorios del Estado sobre todo, por las grasas acumuladas antes de que empezará a llover. En los últimos 20 años el peso de la industria en el PIB vasco ha bajado cuatro puntos pero se mantiene por encima del 24%, la tasa más alta entre las grandes economías regionales, ampliando la distancia con Catalunya, Madrid o la Comunidad Valenciana. Solo Nafarroa y La Rioja, con una dimensión económica muy inferior, resisten con porcentajes más elevados.

Un informe publicado recientemente por el Círculo de Empresarios recoge, con datos del INE, la evolución por sectores de las principales economías del Estado español desde 1995. La dinámica general es similar en todos los territorios, con un descenso del peso de la industria en el PIB y un claro avance de los servicios. Pero no en todas las comunidades autónomas cambia la configuración de la economía en la misma proporción. El deterioro del tejido industrial es especialmente acusado en Catalunya, donde pasa de suponer el 27% del PIB, casi al mismo nivel que la CAV en 1995, a representar el 18%. Una pérdida de nueve puntos en 20 años que se suma al retroceso de dos puntos de la construcción, que supone ahora el 4% de la economía catalana. A cambio, los servicios crecen diez puntos hasta suponer ya más de dos tercios del PIB del territorio.

Otro de los engranajes de la economía española, la Comunidad Valenciana, registra una tendencia parecida. En 1995 la industria suponía una cuarta parte del PIB de la región y el año pasado el nivel era inferior al 17%. En cuanto a la Comunidad de Madrid, que por su condición de corazón institucional del Estado ya estaba anclada a los servicios en 1995, el peso de la industria baja seis puntos y medio, hasta el 9,7%, en 20 años. Tanto en Valencia como en Madrid pierde mucho fuelle la construcción, que representa ahora el 5,7% y el 4% de la economía.

En Andalucía, que supone el 13% del PIB español, el peso de la industria está claramente por debajo de las cifras del resto de grandes economías territoriales, por lo que la caída, en proporción, también ha sido más suave. Con una presencia del sector primario más significativa que en el resto, únicamente el 11% del PIB andaluz se produce en el terreno industrial.

Euskadi, quinta economía del Estado español por tamaño, también transita hacia la sociedad de servicios, aunque conserva el sello de su pasado. En 1995 la industria era el 28,7% del PIB vasco -antes de la reconversión industrial de los años ochenta llegó a rondar el 40%-, un porcentaje que se reduce en algo más de cuatro puntos en las últimas dos décadas. Un descenso menos acusado que el que experimentan el resto de territorios industrializados. Casi una cuarta parte de la economía vasca sigue dependiendo de la industria, una excepción en el tejido productivo del Estado español, cada vez más orientado hacia las actividades vinculadas al turismo.

Aunque hay ramas como la siderurgia que siguen sin superar el bache, hay otras patas de la industria vasca que se están enganchando bien a la recuperación como la automoción, la aeronáutica, la máquina herramienta o la energía. La actividad industrial sigue creciendo a buen ritmo en 2016, por encima del 2%, después de hacerlo el 3,5% el pasado año. Según el INE, el peso de la industria en el PIB de la CAV ha aguantado bien desde 2010 e incluso subió una décima en 2015.

la construcción resiste En cuanto al resto de sectores, los servicios aumentan su cuota en el PIB cuatro puntos en 20 años, hasta el 60%, y la construcción, al contrario de la dinámica en el resto de territorios, conserva su aportación en el 5,6%. La agricultura cae con fuerza desde 1995 y ya solo supone seis décimas del PIB, mientras la riqueza generada a través de impuestos sube más de un punto hasta el 9%, en línea de lo ocurrido en Madrid o Catalunya.

Castilla y León y Galicia, dos territorios situados justo detrás de Euskadi en volumen de PIB, suponen el 5% de la economía estatal, respectivamente. Ambas se encuentran en la zona media de la tabla de industrialización, aunque Castilla y León ha resistido bien el paso de los últimos años y la industria sigue suponiendo la quinta parte de la actividad. La industria gallega genera el 17% del PIB del territorio.

En el conjunto del Estado español -Madrid, Catalunya, Andalucía, Valencia, la CAV, Galicia y Castilla y León suman casi el 80% del PIB-, la industria representa el 15,5% de la riqueza que se genera, nueve puntos menos que en la economía vasca. En el último lustro prácticamente no ha habido variaciones en este sentido, mientras que en los últimos 20 años el descenso es de más de seis puntos.

Entre las economías más pequeñas, Nafarroa y La Rioja cuentan con tasas de industrialización por encima de la CAV, del 28,6% y el 27,4%. Son datos que deben ser observados desde la perspectiva de territorios con una Administración de menor dimensión que reduce el peso de los servicios e inclina la balanza hacia el resto de sectores. En todo caso, tanto la Comunidad Foral como La Rioja gozan de buena salud a nivel industrial y han resistido bien el paso de los años.

En el otro extremo de la tabla, hay territorios volcados con el turismo que prácticamente no cuentan con producción fabril como es el caso de las comunidades insulares. En Canarias y Baleares la industria supone únicamente el 7% y el 6% de la actividad económica.