donostia - Los pequeños negocios urbanos, agrupados en su mayoría en los sectores de comercio y hostelería, afrontan el importante reto de superar agresiones bajo el nombre de crisis, competencia de grandes superficies o envejecimiento de los propietarios para poder mantener su actividad al tiempo que contribuyen a dar vida a calles y barrios de las ciudades.
En esta lucha no se encuentran solos. El Gobierno Vasco intenta ayudarlos a través, entre otras iniciativas, del programa Berriz Enpresa, cuyo objetivo es asegurar la continuidad de comercios, establecimientos hosteleros y pequeños alojamientos encontrando a personas dispuestas a coger las riendas de estos negocios una vez que el propietario decide por diferentes motivos retirarse.
La primera razón que llevó a crear este programa fue constatar el progresivo envejecimiento de los regentes de comercios, bares y restaurantes, que auguraba en un plazo no muy largo el cierre de pequeños negocios con las consiguientes repercusiones sobre la animación de barrios y pequeños pueblos.
A medida que se incrementaba su implantación, “vimos que la jubilación no era el único motivo por el que decidían dejar el negocio, sino que había otros de carácter más personal”, indica Amalur Anguiozar, coordinadora del programa Berriz Enpresa de la Cámara de Gipuzkoa. Si bien esta iniciativa está impulsada por el Gobierno Vasco, es la entidad cameral la encargada de desarrollarlo en el territorio guipuzcoano dada su estrecha relación con el sector minorista.
El proceso se inicia cuando el propietario de un pequeño negocio por diversas razones decide dejarlo pero no quiere que el establecimiento cese la actividad. En ese momento puede ponerse en contacto con la Cámara de Gipuzkoa bien por la página web www.berrizenpresa.com, bien telefónicamente o en persona, para comunicar su situación.
Anguiozar explica que una vez conocido el caso, la Cámara realiza un expediente del negocio en el que se contemplan variados aspectos, con una especial atención a su viabilidad. “Uno de los requisitos es que sea rentable, lo que no significa que las cuentas tengan resultados positivos, sino que el negocio tenga potencial”, aclara.
Llega entonces el momento de encontrar a una persona interesada. “Al principio, por nuestra relación con el sector, teníamos más ofertantes pero poco a poco comienza a subir el número de compradores, aunque tenemos como reto incrementarlos”, afirma Anguiozar, quien añade que el objetivo es que “no cierren empresas que tienen viabilidad, que no haya pérdida de trabajo y, a poder ser, que se creen más puestos”.
Los perfiles de los compradores responden a varias tipologías. En unos casos, hay empresas que ya desarrollan una actividad en el sector y “ven una oportunidad para abrir una nueva línea de negocio”, afirma la representante cameral. También hay emprendedores jóvenes que quieren abrir su propio negocio, en cuyo caso “suelen ser empresas de autoempleo”. También se interesan personas que, “por desgracia”, se encuentran fuera del mercado laboral por tener más edad y “les cuesta mucho encontrar trabajo”. Anguiozar destaca que este colectivo está muy motivado, pero presenta importantes problemas económicos para emprender. Un cuarto perfil, que interesa potenciar por su escasa presencia, responde a inversores que adquieren negocios de prestigio que requieren un desembolso inicial muy fuerte.
Una vez establecido el contacto entre quien cesa y quien adquiere el negocio, la Cámara de Gipuzkoa les acompaña en el proceso de traspaso con unos resultados que, según afirma Amalur Anguiozar, “son cada vez más positivos”.