La relación entre Boise y Oñati no es nueva, pero en estos días se ha visto especialmente reforzada con motivo del Jaialdi, el gran festival de la cultura vasca que, durante seis jornadas y hasta mañana, llena de música, danzas y tradición la ciudad estadounidense. Un homenaje colectivo a la identidad vasca que honra también el legado de los cientos de pastores que, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, llevaron su lengua, su cultura y su espíritu a estas tierras del oeste americano.
Tras una década de ausencia, el evento de referencia para la diáspora vasca vuelve a ocupar un lugar destacado en la capital del estado de Idaho, hasta donde se han desplazado la alcaldesa Izaro Elorza y el concejal de Cultura Iñaki Olalde. A esta representación institucional se ha sumado Iñaki Galdos, que ha presentado 'More than an adventure Boise-Oñati, 1974-24', la versión en inglés del libro 'Abentura bat baino askoz gehiago', que editado por el Ayuntamiento oñatiarra dentro de la colección Jerardo Elortza, escribió Galdos con motivo del 50º aniversario del primer programa de estancias que trajo a estudiantes y profesores de la Universidad de Boise a Oñati durante cinco años. Esta experiencia, que tuvo como ejes fundamentales la historia, la cultura y la lengua vasca, dejó una profunda huella entre sus protagonistas.
En versión ampliada y enriquecida
El libro original en euskera tuvo su puesta de largo el año pasado en el Día de la Diáspora Vasca, una cita que se lleva a cabo desde 2018 en Euskadi. Ahora, la publicación ha viajado al otro lado del Atlántico en una versión ampliada y enriquecida por el propio Galdos, que ha añadido las vivencias del reencuentro histórico celebrado en septiembre de 2024 en el entorno de Eltzia. La traducción ha sido costeada por la Diputación de Gipuzkoa.
En el acto que tuvo lugar el martes en el Capitolio, la primera edil subrayó el fuerte vínculo entre Oñati y Boise, poniendo en valor la singularidad de las danzas del Corpus Christi, interpretadas por Oñatz dantza taldea, que han sido, asimismo, “un vehículo de conexión con la diáspora vasca”. Estos bailes llegaron a Boise gracias a la amistad forjada entre Oñatz y Oinkari Basque Dancers, grupo integrado por jóvenes descendientes de migrantes. Una transmisión en la que, en palabras de Elorza, tuvo un papel clave Jesús Irizar 'Txutxin', “un gran hombre que nos dejó hace un año y que lideró Oñatz durante mucho tiempo”.
La alcaldesa recordó, a su vez, que en 2030 se cumplirá medio siglo desde la primera vez que Oinkari bailó las Korpus Dantzak, una ocasión que, según señaló, “sería una buena oportunidad para celebrar de nuevo este hito con Oñatz, aquí en Boise”
Al son de las castañuelas
Concluida la presentación del libro, el grupo Oinkari sorprendió a las y los presentes al son de las castañuelas, cuyo característico tañido distingue a las danzas oñatiarras. Simbolismo y emoción reinaron en un acto en el que, como apunta la representación municipal desde Idaho, “más de un irrintzi surgió de forma espontánea", en señal de de alegría y orgullo compartido.
Nutrido programa
Esta particular Euskal Jaia en suelo estadounidense se organiza cada cinco años (hace un lustro se aplazó por la pandemia) y congrega a miles de personas. Representantes del Gobierno Vasco, incluido el lehendakari Imanol Pradales, han asistido al festival que hasta mañana viste la ciudad con los colores rojo, verde y blanco.
Entre la trikitixa, el ritmo de los dantzaris, el esfuerzo de los harrijasotzailes, la gastronomía…, los puentes de amistad entre Oñati y Boise se han fortalecido.