donostia - Tras meses de negociación, el Gobierno Vasco cerró ayer un acuerdo sobre la estructura de la plantilla de Lanbide con CCOO, UGT y LAB, que suman una amplia mayoría en el organismo. El pacto recoge la garantía de que ningún trabajador verá reducida su nómina y el compromiso por parte de Lakua de buscar salidas al personal que termina contrato a fin de año. La firma, más allá de poner fin a un largo conflicto laboral y dotar de estabilidad al Servicio Vasco de Empleo, marca un hito en la relación del Gobierno de Iñigo Urkullu con los sindicatos y en especial con LAB, un apoyo estratégico que puede abrir la puerta a nuevos consensos en la administración.
Lanbide centró la atención del consejero de Empleo, Ángel Toña, al poco de llegar a Lakua en febrero. La delicada situación del mercado de trabajo y la carga acumulada en las oficinas con el traspaso de la gestión de la RGI en la anterior legislatura lo han convertido en un asunto prioritario para Toña, que ha asumido en estos meses la dirección de las negociaciones con los sindicatos para tratar de acometer una reordenación de la plantilla con el apoyo social.
La primera victoria parcial se la apuntó el consejero en mayo, cuando logró que las cuatro grandes centrales sindicales de Lanbide cancelasen de un día para otro una jornada de huelga para abrir paso al diálogo. El movimiento de los sindicatos llegaba como respuesta a la retirada, por parte de Toña, de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) planteada en un principio. Aquel primer acercamiento comenzó a rebajar la tensión en un largo conflicto laboral que se prolongaba ya cerca de dos años, aunque desde entonces las negociaciones para diseñar una nueva RPT no han sido sencillas. El diálogo ha atravesado por distintas fases este verano hasta el punto de que a comienzos de este mes el Ejecutivo optó por aprobar el nuevo esquema laboral del organismo sin el visto bueno de los sindicatos para no demorar más la apertura de esa nueva fase, fijando la fecha de hoy, 1 de octubre, como la de la entrada en vigor definitiva de la nueva RPT.
La hoja de ruta del consejero de Empleo y del área de Función Pública -de la que depende la regulación de las condiciones laborales de los empleados públicos- se ha cumplido y los contactos mantenidos los últimos días desembocaron ayer, sobre la bocina, en un acuerdo con CCOO, UGT y LAB que permitirá que la RPT se ponga en marcha con el apoyo de más del 70% de los representantes de los trabajadores.
El texto acordado, que no ha sido firmado por ELA, aunque podría sumarse en próximos días, recoge las principales aspiraciones de la parte laboral, como es que no hubiera rebajas en las nóminas de los colectivos de empleados que provenían de otras administraciones, como el antiguo Inem, de donde traían retribuciones mayores y a los que se les mantendrá el nivel salarial vía complementos.
Otro punto crucial era el futuro de los trabajadores con contrato con fecha de caducidad, y en especial los interinos por programa que gestionan la RGI, que finaliza el próximo 31 de diciembre, y a los que no se les puede otorgar una plaza por ley. Sobre este colectivo, de unas 140 personas, han pivotado buena parte de las reivindicaciones sindicales, que el Ejecutivo ha atendido comprometiéndose a buscarles una salida en los meses que les queda de contrato. Fuentes sindicales explican que una fórmula sería acomodar de forma temporal a una parte de ellos en una plaza vacante de la nueva RPT de forma que a final de año quedaría sin empleo una cantidad de personal reducida y asumible por parte del organismo.
En cuanto al personal laboral fijo, es decir, el colectivo que sin ser funcionarios de carrera están ocupando una plaza de forma temporal, pasarán a ser funcionarios en el plazo de un año. Así, la estructura del Servicio Vasco de Empleo pasa a contar con 918 trabajadores, un centenar por encima de la plantilla fija actual.
“punto de inflexión” Los sindicatos firmantes celebraron el acuerdo y coincidieron en que puede ser un punto de partida para normalizar el clima laboral en Lanbide y, a pesar de que quedan algunos flecos por limar, avanzar por la vía del diálogo.
Toña destacó por su parte la importancia que tiene sumar a los sindicatos a los planes del Ejecutivo en una “institución nuclear” para el empleo y la atención social como es Lanbide. Pero consejero fue más allá y aseguró que esto puede ser “un punto de inflexión” que permita extender la paz social a otras ramas de la administración. La legislatura ha estado marcada por el conflicto en el sector público, y el pacto en Lanbide abre un nuevo escenario. De hecho, es la primera vez que el Gobierno de Urkullu logra ir de la mano de una mayoría sindical ya que hasta ahora solo ha contado con los minoritarios CCOO y UGT.
La entrada de LAB al acuerdo de Lanbide refrenda una estrategia sindical mucho más abierta al consenso en los últimos años que la de ELA. El propio Toña agradecía ayer los esfuerzos de las centrales y reconocía que LAB en la mayoría de ocasiones se sienta a las mesas “con voluntad de acordar”. El consejero también se refirió al importante papel que puede jugar la central abertzale en futuros acuerdos en el sector público, incluso en el ámbito privado a través de convenios de sector y de empresa.
ELA decidirá hoy con sus afiliados si da su firma a la RPT de Lanbide, después de que a lo largo del proceso negociador haya mantenido una postura muy crítica. Ayer la central reconocía los “importantes avances” del texto aunque advertía de que quedan puntos sin resolver. El apoyo del resto de sindicatos deja a ELA en una situación comprometida aunque la organización de Adolfo Muñoz aseguraba ayer que esto no condicionará las votaciones de hoy.
918
La Relación de Puestos de Trabajo (RPT) incluye 918 plazas, por encima de las actuales. Al personal laboral fijo se le hará funcionario en un año y se buscarán salidas para los interinos por programa.