donostia - Coca-Cola Iberian Partners cerró ayer una operación de fusión con la embotelladora alemana Coca-Cola Erfrischungsgetränke y Coca-Cola Enterprises, que opera en Europa Occidental, creando así una nueva compañía que, bajo el nombre Coca-cola European Partners, dará servicio a trece países y será, tal y como apuntan desde las partes implicadas, “el mayor embotellador independiente de The Coca-cola Company en el mundo por ingresos netos”.
Esta fusión no está exenta de polémica por el reciente conflicto que protagonizaron sus integrantes. En enero del pasado año, Coca-Cola Iberian Partners planteó un ERE que contemplaba el cierre de cuatro plantas y afectaba a 1.250 trabajadores.
Este expediente fue denunciado en la Audiencia Nacional, que dio la razón a los trabajadores, por lo que la firma decidió recurrirlo ante el Tribunal Supremo, que finalmente declaró nulos los despidos.
En aquella ocasión no se vio afectada la planta de Galdakao y sus trabajadores no se vieron salpicados por un amargo episodio que convulsionó una economía española muy afectada por la crisis.
Tras esta polémica, ahora se presenta esta filial que tendrá un papel decisivo en esta nueva compañía, ya que controlará el mayor paquete accionarial, un 34% de la empresa. El 18% estará en manos de Coca-Cola, que es propietaria del 100 % de la embotelladora alemana, y el 48% restante quedará repartido entre accionistas de Coca-Cola Enterprises.
El liderazgo de Coca-cola Iberian Partners queda reflejado al quedar Sol Daurella como presidenta de la nueva estructura. Además, contará con otros cuatro miembros en el Consejo de Administración, así como otros cargos de alta dirección.
Los dirigentes de la nueva compañía, que cotizará en las bolsas de Ámsterdam, Nueva York y Madrid, también hicieron referencia a las consecuencias en la plantilla.
Así, apuntaron que “aunque no se conocen todos los términos de la integración, vamos a meternos en esta aventura con los deberes bien hechos y con una situación muy eficiente”, haciendo alusión al reciente ERE que provocó una dura lucha de los trabajadores para conservar sus puestos.
Los sindicatos parecen dar un voto de confianza a esta buena voluntad, ya que tanto UGT como CCOO se apresuraron ayer a valorar la nueva maniobra empresarial. Si bien desearon que esta fusión tenga “el mayor de los éxitos”, manifestaron su deseo de que “no venga acompañado de nuevas reestructuraciones como la que aún estamos viviendo”. CCOO, por su parte, solicitó una reunión urgente con los responsables de la empresa para estudiar el impacto de la fusión en la plantilla.