hace 22 años el grupo italiano Candy, propiedad de la familia Fumagalli, adquirió Mayc, la empresa que desde 1941 fabricaba en Bergara electrodomésticos bajo la marca Otsein. En 1992 la planta guipuzcoana contaba con 700 trabajadores. Desde entonces, la marcha del negocio ha ido en declive y el número de trabajadores reduciéndose progresivamente hasta quedar úncamente 170, de los que 150 perderán su empleo tras el cierre de la factoría anunciado ayer por la corporación italiana.

Mayc surgió como fabricante de taladros, brocas, transformadores y alternadores, para centrarse posteriormente en la forma de aplicar la electricidad a la mecánica. El desarrollo de esa técnica le llevó a producir pequeños aparatos electrodomésticos como molinillos de café, batidoras o máquinas de afeitar. El éxito obtenido con esos minidomésticos en plena posguerra y en una época en la que estos adelantos se percibían como la mejor manera de acercarse a la modernidad de países como Estados Unidos, le permitió a Mayc especializarse en su fabricación y desarrollo y, así, en 1951 lanzó al mercado con la marca Otsein la primera lavadora automática doméstica de España.

En los años posteriores la fabricación se centró exclusivamente en calentadores y lavadoras de carga superior, para acabar produciendo únicamente estas últimas. Ese fue precisamente el negocio que buscaba al hacerse con Mayc el grupo Candy, caracterizado por una política de crecimiento por medio de adquisiciones. De ese modo, la corporación transalpina ha comprado a lo largo de su historia empresas como Kelvinator en Reino Unido, las italianas Zerowatt e Ibernia o la división europea de la estadounidense Hoover, especialista en aspiradoras.

Fue a partir de esa última adquisición, en 1995, cuando empezó a comercializar las lavadoras que salían de Bergara con la marca Otsein-Hoover, al tiempo que el grupo italiano continuó haciéndose con fabricantes en la República Checa, Rusia, Turquía o China, mercados en los que la mano de obra suponía un menor coste.

Menores exigencias

Hasta la llegada de Candy, las lavadoras Otsein se habían caracterizado por un diseño y maquinaria robustos. Sin embargo, el grupo de la localidad italiana de Brugheri, cercana a Milán, era más proclive a la fabricación con menores exigencias, hasta el punto de que los electrodomésticos que anteriormente había vendido en España se conocían popularmente, utilizando un símil del mundo de las muñecas, como las lavadoras de la señorita Pepis.

Otsein se había labrado a lo largo de su historia un amplio reconocimiento y llegó a estar presente en más de 300.000 hogares en el Estado. Sin embargo, la entrada de competidores con electrodomésticos de mayores prestaciones cuando se abrieron los mercados europeos a mediados de los ochenta y el cambio de rumbo emprendido a raíz de la compra de la planta de Bergara por parte de Candy hicieron que la cuota de mercado de Otsein-Hoover fuera haciéndose cada vez más pequeña. El estallido de la burbuja inmobiliaria en España y la crisis económica general en todos los mercados han terminado finalmente por llevar la fabricación en Bergara de lavadoras de carga superior a cifras inasumibles para Candy, que ha optado por centralizar la producción de ese electrodoméstico en su planta de China. Con ello, se pone fin a 73 años de historia de una empresa dedicada a un sector que en Gipuzkoa ha vivido una época dorada pero ahora sufre por salir adelante.