Muebles Azcue, futuro y esperanza
son tiempos de zozobra en el mundo de la empresa. Hay quien asegura que lo peor ya ha pasado, pero consciente de que la crisis aún se conjuga en presente, muy presente.
Tal vez por ello, sobre ese fondo negro contrastan en blanco hechos como el que recientemente ha trascendido a la opinión pública guipuzcoana en relación con la posible reactivación de la conocida empresa de muebles Azcue, ubicada en Azpeitia, tras dos años (en diciembre) de inactividad y en situación concursal.
Hablamos de una de las más antiguas empresas del territorio, fundada en 1934, en plena República. Empezó siendo una empresa familiar, para constituirse más tarde en sociedad anónima, y su reactivación en el siglo XXI adquiriría el modelo de sociedad laboral.
A ello precisamente quiero referirme, no sin antes mencionar el legítimo orgullo con el que Luis Azkue Gabilondo, último accionista mayoritario de la firma, habla de esa andadura, recordándonos de paso que fue una de las empresas fundadoras de la patronal Adegi, primera del Estado español a su vez en constituirse como tal, según su versión.
Desde que la hoy octogenaria Azcue entrara en concurso, Luis se convirtió en un activo promotor de la reactivación de la empresa. “Mi objetivo primordial ahora es recuperar los puestos de trabajo”, reitera sincero. Junto con él, hay que mencionar a Eduardo Etxarte, montador de oficio y representante de la sociedad Azkueko Langileak en el último consejo de administración de la concursada. Porque efectivamente, los trabajadores tenían su representación en dicho consejo, con algo más del 8% en el accionariado. Sin el papel desempeñado por Edu, acompañado por el equipo de incombustibles excolegas de trabajo que le rodea (Joxin, Antonio y Miguel, entre otros), no cabe entender el protagonismo que están llamados a desempeñar los trabajadores en la Azcue reactivada que ahora comienza a anunciarse. E injusto sería también no mencionar a Yon Arratibel, último gerente de la empresa, un activo incondicional durante estos dos años de constancia por la reapertura de este incuestionable valor industrial de la cuenca del Urola.
No voy a dejar de nombrar a Anabel Yoldi e Iñigo Arina, de ASLE, la Agrupación de Sociedades Laborales de Euskadi, sin cuya adhesión incondicional al proyecto que se describirá, y sin su certera orientación profesional, nada de lo que se ha hecho podría llegar a buen puerto.
Aunque podía haberse descrito el proceso de otra manera, explicando en literatura de informe los intentos que se han hecho durante estos dos años para el reflotamiento de la concursada, he preferido humanizarlo. No en vano, todo parece indicar que va a ser precisamente el factor humano, con los actores mencionados y otros muchos, el que resulte determinante para abrir una puerta a la esperanza, en ésta que ahora mismo no es más que una fábrica a la que le empiezan a salir telarañas en sus 22.000 metros cuadrados de nave y goteras en sus tejados.
El proyecto nuevo que trata de ponerle remedio a esta situación, reanudando la actividad fabril con un horizonte provisional de cerca de cien puestos de trabajo en dos años, está en estos momentos en manos de un Administrador Concursal (AC) y de un grupo de bancos. Dicho de otra forma, la pelota está en su tejado. El juez de lo mercantil número 1 de Donostia, Pedro José Malagón, en su providencia del 22 de setiembre, emplazó al AC a que “valore su conveniencia -la compra de la concursada por parte de una Sociedad Laboral de antiguos trabajadores de Azcue y Cía. SA- a los efectos de la liquidación y proceda en su caso a promover la actuación de la venta de la empresa”.
Este pronunciamiento judicial determinante es por su parte el resultado de un mes de julio intenso en gestiones a la desesperada. Los días 9 y 10 de ese mes, y por iniciativa del AC, iba a procederse a la subasta por lotes de los bienes de Azcue y Cía. SA, con lo que la empresa se hubiera liquidado y con ello esfumado toda esperanza de reabrir las puertas a su actividad. Sin embargo, el 4 de julio, viernes antes de la fecha de subasta, los impulsores de la reactivación de la empresa, constituidos en Talde Eragilea (Grupo Promotor, TE), presentaron en el juzgado una alegación en la que se recogía una propuesta de compra unitaria de la concursada, que sería adjudicada a una Sociedad Laboral integrada básicamente por antiguos trabajadores de Azcue y Cía. SA, así como por un equipo de exdirectivos de una empresa cántabra del sector de la madera que aportarían conocimiento cualificado y cartera de negocio inmediato.
Ello ocasionó un primer efecto alejando del escenario la amenaza de la subasta. El juez emitió el 7 de julio, lunes, una providencia dejando sin efecto el resultado de la subasta, cualquiera que este fuera, condicionado a que antes del 15 de septiembre el TE concretara en detalle la propuesta de compra unitaria de la empresa que había realizado en julio. Ese día del pasado mes el requerimiento del juez se materializó, y gracias a ello todavía hoy estamos hablando de la posibilidad de reemprender la actividad industrial.
La propuesta de compra unitaria se sostiene básicamente sobre tres pilares. Está en primer lugar la adquisición de la maquinaria y de los equipos de producción y explotación en general, así como de las marcas comerciales Se trata de un criterio de oferta, en cuanto a valor dinerario, que tiene precedentes tales como la operación de Fagor.
El segundo pilar hace referencia precisamente a los bienes inmuebles, dos naves que se hallan hipotecadas por seis entidades bancarias y una de garantía recíproca. En este apartado el GP propone un alquiler con opción a compra a materializar el tercer año de andadura de la nueva actividad, en valores cercanos al mercado.
La tercera columna de sujeción de la propuesta se refiere a su plan de viabilidad económica. En la misma resulta determinante la existencia de una cartera de negocio inmediata a la puesta en marcha de la nueva empresa. Sin dicha cartera el proyecto sería absolutamente inviable, pero afortunadamente esta existe, y con hondas raíces en un realismo razonable. La nueva Azcue pasará de producir exclusivamente mueble a afrontar el reto de una oferta integral en madera con productos tales como suelos y puertas. De hecho, el negocio inmediato se iniciaría precisamente con los productos aledaños, para luego entrar de lleno en su contenido histórico.
El juez no le ha fijado plazo al AC para que se pronuncie al respecto, pero si la nueva empresa no comienza a producir para enero del 2015 habrá perdido el año entero a efectos de negocio. Los tres primeros meses del año resultan claves en este sector para atar clientes y proveedores. Por otra parte, difícilmente podrá comenzar la producción en enero si el juez no ha adjudicado la concursada antes de mediados de noviembre. Con lo cual deberían ser inminentes los pronunciamientos tanto de los bancos como del AC.
Los primeros deberán dilucidar sobre una propuesta realizada en base a un modelo tal vez nada habitual, pero que representa una salida perfectamente razonable a unos inmuebles ahora improductivos y con expectativa real de negocio bancario. Todo ello sin mencionar el valor social y de desarrollo del conjunto de la operación. Kutxabank, Elkargi, Caja Rural de Navarra, Banco Popular, Bankinter, La Caixa y Banco Santander deberán dilucidar si se alinean con el contenido social de sus mensajes publicitarios.
Por su parte, el AC deberá darse prisa en decidir si informa al juez a favor de una operación con baja capacidad de compra en su despegue, pero con un sólido plan de negocio y prometedor futuro, factores ambos sobradamente contrastados en este caso.
Deberá poner en valor variables tales como la iniciativa y el compromiso empresarial de los trabajadores, en un momento de retraimiento de la sociedad civil; la expectativa razonable de una importante regeneración de puestos de trabajo directos e indirectos, contemplada en este proyecto; la reanudación de actividad industrial a través de una empresa emblemática, con todo su know how de alto valor y calidad, en una zona como la cuenca del Urola, duramente castigada en su tejido industrial y social, como tantas otras, por la crisis actual.
El AC habrá de reparar finalmente en que el proyecto, esperanzador por sí mismo, es además la única oferta de compra unitaria que se ha efectuado para la liquidación de los bienes de la antigua Azcue y Cía. SA. Dicho sea de paso, con escaso valor e interés de subasta además, a tenor de la experiencia vivida.
Éste es el argumento, con su escenario y sus actores más reconocibles. Falta el desenlace final, que está aún por escribirse.
Bancos y AC, como queda dicho, en sus manos está el futuro. En las nuestras, de momento, solo la esperanza. Eso sí, una enorme e ilusionante esperanza.
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