donostia - Mejor falso autónomo que parado los lunes al sol. Esta parece ser la reflexión en la desesperación de quienes no encuentran trabajo y ven en ser autónomo la forma de salir del desempleo; la precariedad, en el caso de los que están trabajando para un tercero, y las condiciones inaceptables de los contratos les llevan a arriesgar y optar por trabajar para sí mismos. Entre estos nuevos trabajadores hay cada vez más asalariados encubiertos, los llamados falsos autónomos. Sucede cuando se acude a la contratación mercantil en vez de al régimen laboral, un fraude que, según alertan los sindicatos vascos, va en aumento tanto en la CAV y Nafarroa como en el resto del Estado.

Nerea trabaja en una empresa relacionada con los medios de comunicación on line en Gasteiz. A sus 26 años, cada día acude a su puesto de nueve de la mañana a una del mediodía. Edita las noticias que le mandan, está al tanto de lo que se publica en su área en Twiter, Facebook y otras redes sociales; los sábados y domingos libra, así como 21 días al año. Su contratador le dejó claro que la compañía no disponía para dos sueldos, pero que podría hacer un esfuerzo y pagarle 750 euros al mes por media jornada, a cambio de que ella se hiciera cargo de su propia cotización, como autónoma. “Lo que yo hubiera deseado es que me hubiera hecho un contrato en regla, pero tal y como están las cosas acepté, porque es mejor así que en negro”, cuenta a este diario la joven.

profesiones liberales Nerea, como Ane, que trabaja en una peluquería, Ainhoa, que lo hace en un estudio de arquitectura, o Jon, que es fotógrafo, conforman la pléyade de jóvenes que aparecen en las estadísticas como autónomos, cuando en realidad debieran constar como empleados por cuenta ajena y tendrían que ser sus respectivas empresas las que cotizarán por ellos. Las centrales sindicales ya están advirtiendo de que es un fenómeno que se está extendiendo a todos los sectores. Se da principalmente en las profesiones liberales, pero también en la industria, donde se camufla a trabajadores como socios de cooperativas cuando en realidad no disponen de ningún poder.

“Los profesionales liberales son los que están sufriendo más este fraude. En la abogacía, arquitectura y en los medios de comunicación... hay cada vez más asalariados encubiertos. Como encontrar un empleo es misión imposible, a partir de ahí surge de todo; la gente está desesperada y los contratadores se aprovechan de la situación con el beneplácito de las administraciones, tanto la española como las vascas”, critica Joseba Villarreal, responsable de negociación colectiva del sindicato ELA.

En el Estado hay cerca de dos millones de trabajadores autónomos -en la CAV son 173.000- propiamente dichos, es decir, que trabajan por libre. Son 25.185 más que un año antes. Si se les suma aquellos que tienen sociedades mercantiles (dueños, por ejemplo, de una peluquería o un bar) y los que forman parte de cooperativas, la cifra total de autónomos supera los tres millones. En este caso, en relación a 2013, la afiliación ha subido en 69.498 personas, según la Seguridad Social. Si se acude a la Encuesta de Población Activa, los que se declaran “trabajadores por cuenta propia” son cerca de 100.000 menos.

Abaratar los costes Con el fin de abaratar costes, muchas empresas obligan a los trabajadores que contratan a darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), “lo que puede suponer una práctica ilegal. Para las empresas, tiene la ventaja de que eluden el pago de seguros sociales y evitan que el trabajador acumule antigüedad; de modo que, a la hora de despedirlo, no es preciso pagarle indemnización alguna. Estos trabajadores, los que podemos denominar falsos autónomos, se ven obligados a pagar las cotizaciones al RETA, que en ningún caso están por debajo de los 200 euros al mes”, explica Villarreal, mientras sigue relatando que el fenómeno de los asalariados encubiertos no ha llegado con la crisis. “En el boom de la construcción era habitual que la gente fuera autónoma, porque tenía más ingresos y menos costes, por ejemplo. En cada fase de la economía estos autónomos cumplen su rol. Actualmente su papel es el de abaratar y precarizar todavía más las condiciones laborales. En la época de crecimiento cumplían el de maximizar beneficios para los contratantes, además de que los trabajadores tenían unos ingresos superiores a los que una nómina les iba a otorgar, pero sin costes de seguridad como los demás, sin prestaciones como los trabajadores por cuenta ajena. En definitiva, días de mucho para vísperas de poco”, añade.

Para detectar a un falso autónomo -que en realidad debería ser dado de alta por la empresa dentro del Régimen General de la Seguridad Social, dado que mantiene una relación de dependencia- las inspecciones tendrían que funcionar. “Las administraciones tendrían que empeñarse en que este empleo sumergido fuera algo excepcional”, defiende Nerea, quien reconoce que es complicado detectar el fraude, sobre todo, cuando no existe mucho interés por hacerlo. Porque además la mayoría de los servicios que realiza el falso autónomo suelen prestarse en el domicilio de la empresa o en otro diferente designado por la misma, utilizando los materiales que pone a disposición del empleado.

Tarifa plana Jon, que trabaja de reportero gráfico en Donostia, reconoce que muchos de sus amigos están en su misma situación y se dan de alta por obligación en la Seguridad Social y otros, como es su caso, se hacen autónomos, aprovechando la tarifa plana que puso en marcha el Gobierno de Rajoy, que es solo de 50 euros mensuales durante seis meses, incluso aunque los aspirantes no tengan un proyecto. “Por eso, cuando el incentivo llega a su fin, la mayoría se dan de baja”, subraya.

La tarifa plana de la que habla Jon es la bonificación que aprobó el Gobierno de Rajoy en febrero de 2013 y que posibilita afiliarse como autónomo abonando al mes 53 euros, es decir, con un descuento del 80%. Una bonificación que se va rebajando al 50% a los seis meses y al 30% un año después. A partir de ahí, el autónomo deberá hacer frente a una cotización completa de más de 260 euros. Según el Ministerio de Empleo, la ayuda ha sido un éxito y la han distribuido entre 268.000 personas. Una opinión diametralmente opuesta a la del dirigente de ELA, Joseba Villarreal.

“Los datos, datos son, pero su interpretación responde al interés de la Administración”, explica. “Su finalidad es utilizarlos como elementos de prueba de que la economía se reactiva, pero cambia el formato de la economía”. El cambio verdaderamente, continúa explicando el portavoz de ELA, “es que pasamos de una época en que los trabajadores teníamos unos supuestos derechos -que también en su día costaron materializarlos- a un tiempo en que por un lado, la Administración quiere eliminar la condición de colectivo, al tiempo que individualizar las relaciones laborales y buscan convertir esto en una selva; que cada uno pague un mínimo”. El ejemplo de la tarifa plana para jóvenes autónomos “es un buen ejemplo”, según el mandatario ya que “casi no reporta ingresos a la Administración para hacer frente a la cobertura general, pero le maquilla los datos del paro; de eso se trata”, remacha Villarreal.

Mientras, las asociaciones del sector aseguran que el empleo sumergido está descendiendo en el Estado, aunque también reconocen que el periodismo es el único sector en el que las altas de autónomos no paran de crecer. Lo que ocurre es que “la gente tiene ganas de trabajar y acepta cualquier cosa”, argumenta el portavoz de ELA, quien censura tanto al Gobierno de Rajoy como al de Urkullu y Barcina, “por permitir la proliferación de los falsos autónomos. ¿Por qué ellos no contratan a sus cargos designados a dedo como autónomos? Además, esto no es un fenómeno meteorológico, hay quien lo impulsa, quién lo crea y quien define las líneas que hay que seguir marcando para que se siga avanzando en la misma dirección. Y quienes lo están haciendo son los Ejecutivos amordazados por la elites financieras y económicas que son quienes en realidad gobiernan”, zanja Villarreal.