lA figura del pastor es una de las más representativas del imaginario colectivo vasco. Protagonista de una historia milenaria, enlace con el mundo natural, depósito de mitos y de leyendas, guardián de valores culturales en trance de desaparición... Pastores y pastoras, ganaderos y ganaderas constituyen parte esencial del pasado, pero también son presente y proyección de futuro.

Desde la Prehistoria, la actividad pastoril tuvo una singular importancia en el desarrollo y la organización de los territorios. Sucesores y herederos directos de aquellos primeros domesticadores del Neolítico son las familias que hoy se dedican profesionalmente a la actividad en los pastos de montaña de Aralar y Aizkorri-Aratz. Una actividad adaptada a la modernidad y a las nuevas formas de vida, pero que hace posible la conservación de grandes extensiones de pastos de montaña, con los beneficios ecológicos y socio-culturales que ello entraña.

Pues sólo el trabajo de las familias ganaderas garantiza que los pastos de montaña vayan a conservarse como depósito cultural vivo y como agente ecológico insustituible. La conciencia de este valor estratégico obliga a un apoyo social e institucional al sector pastoril.

¿Tiene futuro el pastoreo?

Conclusión: sí

La respuesta a esta pregunta ha de ser positiva. Desde hace varios años la actividad pastoril se mantiene o, al menos, no disminuye. Las ayudas públicas a la ganadería de montaña y la comercialización del queso han animado a los pastores a mantener sus rebaños y a continuar con sus explotaciones.

Pero quizá la mejor noticia es que el reconocimiento social del oficio va en aumento, mientras en todos los estamentos va calando la idea de que el sistema de pastoreo de montaña es un modelo ejemplar de aprovechamiento de los recursos naturales. Un modelo perfectamente sostenible y que hace posible el aprovechamiento de los recursos animales y vegetales sin que el factor humano actúe como distorsionador del medio.

En consonancia con esto, en muchos países europeos se están llevando a cabo programas públicos tanto relativos al medioambiente como al sector agropecuario para el apoyo de estos sistemas connaturales, considerados como un patrimonio colectivo de excepcional valor.

El pastoreo en el siglo XXI

Radiografía del sector

La Diputación Foral de Gipuzkoa y Eusko Ikaskuntza, a través de su Fundación Asmoz, han desarrollado durante los últimos dos años un proyecto innovador para conocer la realidad actual y las perspectivas de futuro del sector: Buenas prácticas ganaderas para conservar y mejorar los pastizales de los Parques Naturales de Aralar y Aizkorri-Aratz. Entre otras acciones se ha entrevistado a 162 profesionales a fin de conocer sus prácticas, opiniones y necesidades. De ahí se han obtenido diversas conclusiones que dibujan una radiografía del sector a comienzos del siglo XXI:

- La media de edad de pastores/as y ganaderos/as de la Mancomunidad de Enirio-Aralar es de 52 años, y de 54 en el caso de la Parzonería General de Gipuzkoa y Álava.

- En el caso de la Mancomunidad de Enirio-Aralar la mayoría radica en las localidades de Amezketa y Zaldibia, mientras que en el caso de la Parzonería General de Gipuzkoa y Álava proceden de Zegama y Zerain.

- El pastoreo y la ganadería son desempeños muy exigentes. Quienes los ejercen piensan que hace falta vocación para salir adelante con este tipo de vida.

- Predomina la transmisión del oficio de generación en generación. Es común que entre familiares se ayuden en las tareas.

- El 53% desea que sus descendientes continúen con el oficio. Pero un 30%, aun albergando el mismo deseo, dada la actual situación del sector prefieren orientarlos hacia otros trabajos.

- Lo esperanzador es que se detecta un repunte de personas que se acercan al oficio, rompiendo así la dinámica descendente de años anteriores.

- La satisfacción con su propio oficio es buena. A ello contribuye el que pastores/as y ganaderos/as perciban una estima social hacia su labor.

- No obstante, también se expresan quejas contra la extendida opinión de que viven de las subvenciones, así como la insensibilidad hacia su aportación real a la sociedad; sus producciones se juzgan tan solo en términos de precios.

- La relación entre colegas del sector es, en términos generales, buena.

- El sector está bastante profesionalizado en la medida en que una parte importante declara vivir de esta actividad. El beneficio principal se obtiene de la producción de carne, seguido de la venta de la leche y el queso.

- Uno de cada cuatro entrevistados afirma que permanece constantemente en el monte junto al rebaño, mientras que del resto la mitad lo visita regularmente durante la semana.

- Los principales problemas del sector son el económico y, circunscrito a la Mancomunidad de Aralar, la necesidad de mejorar la red viaria en algunos tramos.

- La figura del intermediario se ve como un obstáculo para la competitividad. El propio sector debería comercializar sus productos.

- La mayoría de los profesionales cree que la atención al sostenimiento de los pastizales es una labor importante desde el punto de vista cultural y medioambiental.