hace cinco meses Iztueta Elkartea inauguró en nuestro territorio la primera máquina expendedora de leche pasteurizada, causando un gran revuelo mediático, como recuerdan Marije Intxausti y su hija Ainitze Sala, baserritarras de este caserío de Lazkao. Hoy describen esta novedosa y arriesgada iniciativa como un "éxito" con las que han cumplido sus expectativas pese al miedo inicial.
La máquina reparte actualmente alrededor de 220 litros diarios a un precio de un euro el litro y permite además, comprar botellas de plástico o cristal por un valor de 50 céntimos. El espacio diseñado para introducir el recipiente que recoja la leche es lo suficientemente grande como para utilizar una garrafa de cinco litros.
Cada día la máquina es recargada con nueva leche, recién ordeñada y pasteurizada, el tratamiento más sencillo que se le puede hacer a la leche con el que se eliminan las bacterias dañinas para el cuerpo humano y hace innecesaria la cocción del producto.
"Mueren las bacterias perjudiciales, pero guarda todas las demás, es una leche viva, por eso esta leche aguanta sólo cinco días", explica Intxausti, quien recalca que el proceso que utilizan las grandes marcas es "muy agresivo", ya que mata tanto a las bacterias "buenas" como a las "malas", con lo que dejamos de consumir aquellas que son beneficiosas para nuestro organismo. "Aunque tengan el mismo aspecto, no tiene nada que ver la leche del supermercado, con la que nosotros vendemos", puntualiza Intxausti.
cuatro generaciones
Años de experiencia
Y se puede decir que sabe de lo que habla, puesto que ya son cuatro generaciones de su familia las que se han dedicado a la venta directa de leche. Comenzaron con ganado mixto, es decir, unas vacas eran más aptas para la producción de carne y otras, para la de leche. Finalmente, hace dos generaciones, los abuelos de Marije Intxausti decidieron quedarse únicamente con las de aptitud lechera.
Para entonces hacía ya tiempo que la familia se dedicaba a la venta directa de leche en Lazkao, adonde bajaban la leche cruda en marmitas subidas encima de un burro o caballos. Pero, como consecuencia al aumento de producción de leche debido a la especialización del caserío en este tipo de vacas, decidieron dar el sobrante a la central y seguir vendiendo la mayor parte de su producto en Beasain y Lazkao.
El burro y los caballos fueron cambiados con el tiempo por el coche y en el año 1995 Iztueta Elkartea dio un paso más en el negocio y comenzó a embolsar la leche cruda.
El siguiente hito surgió en 2004, cuando la lechería fue ampliada para acoger las nuevas instalaciones en las que pasteurizar la leche. Así, consiguieron incrementar en gran medida el negocio, porque bares, restaurantes, cafeterías y tiendas de Lazkao, Beasain, pero también de Tolosa y Ordizia empezaron a comprar la leche embolsada y pasteurizada de este caserío ubicado en Lazkaomendi.
"Todo el proceso lo hacemos en Iztueta, pero lo más difícil para nosotros es abrir mercado", indica Ainitze Salas, a lo que su madre añade: "Tú sabes cómo trabajas, tus clientes pueden verlo y confían en ti, pero es difícil enseñárselo a alguien que no te conoce. Nosotros jugamos con la mejor calidad".
El pasado 3 de septiembre Iztueta Elkartea mejoró una vez más su negocio de venta directa de leche, instalando la máquina dispensadora en Ordizia. "Era algo arriesgado, pero finalmente ha resultado ser un éxito", afirman ambas, al tiempo que recuerdan las dificultades que tuvieron que superar hasta hacer realidad este proyecto: "Era algo nuevo tanto para los consumidores como para las administraciones de Gipuzkoa". Y es que la idea ya había sido probada en el municipio navarro de Elizondo por los baserritarras de un caserío de Anitz, y está muy extendida en Italia, de donde provienen estas máquinas, pero en Gipuzkoa no existía legislación al respecto y, por lo tanto, nadie estaba seguro de qué era lo que se podía hacer.
Finalmente, el Ayuntamiento ordiziarra facilitó las cosas. "Ordizia es un pueblo muy carismático en este sentido y la gente está acostumbrada a comprar en el mercado y en las ferias que se celebran habitualmente", apunta Intxausti.
Los miembros de Iztueta Elkartea están pensando en instalar más máquinas en otras localidades, pero por el momento, descartan que otros productores vayan a hacer lo mismo, porque, según indica Aini-tze Sala: "Nosotros llevamos diez años dedicándonos a la venta directa, así que colocar la máquina no ha sido un salto tan grande. Para alguien que quiera empezar con esto, la inversión tendría que ser enorme, porque necesitarían sacar todas las licencias, construir las instalaciones de pasteurización...".
Lo que sí están haciendo otros ganaderos es dar su leche a empresas que no son del sector y que están colocando máquinas en diferentes puntos. "Pero ésta no es la idea que nosotros tenemos, porque el valor añadido se lo llevan otros que ponen sus condiciones y precios. Nosotros queremos que cada ganadero y cada pequeña explotación venda sin necesidad de intermediarios, porque entonces no mejoramos la mala situación del primer sector".
En este sentido, las nuevas tecnologías se están convirtiendo en una verdadera ayuda y por eso ambas reivindican el utilizarlas para hacer el trabajo más fácil, aunque recalcan que no por ello van a salir adelante, ya que lo importante es la experiencia y los conocimientos de cada ganadero.