A Enrique Treviño se le ve satisfecho por la labor realizada en 50 años de trabajo, lo que no significa que a la hora de hacer balance sus intenciones, - como pasa a la mayoría de las personas- hayan sido más que los objetivos logrados. Y una de sus últimas metas era conseguir que el Grupo Alfa, que cuenta con una plantilla de 700 trabajadores, siguiera estando localizado en Eibar y continuara con esa filosofía que ha caracterizado la vida de este self man de poner en marcha empresas para crear riqueza. La venta del 51% del paquete de acciones que Treviño poseía en el Grupo Alfa a los once directivos de la compañía le ha servido para tener garantizado ese sueño en el futuro y poder jubilarse desde el pasado mes de enero. En su primera entrevista desde que hace 18 años se hiciera cargo del Grupo Alfa de Eibar, Treviño narra a NOTICIAS DE GIPUZKOA su dilatada trayectoria como empresario.

¿Usted ha tenido siempre una filosofía muy concreta de lo que debe ser una empresa?

En esta última crisis se ha visto que la especulación y hacer dinero no da resultado. Yo creo que hay que volver a los valores de antes. Cuando empecé, lo único que hacíamos era trabajar para poder demostrar tu valía y ver si te compensaban económicamente. Nunca se nos hubiera ocurrido pedir más dinero. Primero, demostrábamos nuestra valía para mejorar económicamente. Durante los 18 años en Alfa hemos apostado por el crecimiento con la puesta en marcha y compra de cinco empresas y la creación de riqueza. Nunca hemos repartido dividendos y todas las plusvalías las hemos destinado a invertir. Lo que no quiere decir que no haya que repartir porque es muy sano que se haga.

¿Esos valores son los que forman a un emprendedor?

El emprendedor es como un artista que hace un cuadro y se enamora de su obra y cuando la tiene vista necesita crear otra nueva. Al empresario le pasa igual. Crea una cosa, hace un producto, monta una instalación fenomenal, pero cuando lleva un tiempo haciendo lo mismo, ya no le satisface y necesita otro proyecto. El emprendedor es alguien que no está conforme con lo que ha hecho.

¿Cuántas empresas ha creado usted, a lo largo de su vida de empresario?

No menos de 30 empresas. De ellas, alrededor de unas 20 fueron nuevas y no menos de 10, las adquiridas.

¿De cuál de esas 30 empresas tiene un mejor recuerdo?

Tengo un buen recuerdo de todas, porque tanto las que he creado como las que he ayudado a que no se cerrasen, como puede ser Alfa, me han producido similar satisfacción. Siempre me ha parecido tan importante crear nuevas empresas como evitar que se cierren porque es volver a crear. Cuando una empresa está que se cae muchas veces es empezar de cero.

¿Qué recuerdos se lleva de Alfa donde ha sido presidente y máximo accionista durante 18 años?

Para mi ha sido una experiencia irrepetible. Fue un reto fenomenal con unas posibilidades de éxito mínimas de entre un 5 y 10%. Nadie daba un duro por mi, ni por el equipo que entramos en una empresa que tenían una plantilla de 1.000 trabajadores. Llegar a donde está Alfa en este momento me produce una gran satisfacción.

¿Y con su producto estrella como la máquina de coser en declive?

Una de las cosas que más satisfacciones me ha dado en Alfa, -que han sido muchas-, es la de crear Alfa Arte. Fue una innovación en donde la intervención de Oteiza fue clave y le dio un gran impulso. Alfa Arte ahora es una referencia a nivel europeo. Ver una obra hecha en Alfa Arte me da mucha satisfacción. A esa empresa le tengo mucho cariño.

¿Es difícil conseguir ese maridaje entre industria y arte?

Esta empresa, que tiene 20 trabajadores, surgió de una necesidad. El socio francés que teníamos en microfusión de aluminio y que ostentaba el 51% del capital, decidió en 1993 abandonar la empresa y nos dejó con 50 trabajadores. Había un local vacío y se me ocurrió la idea de montar Alfa Arte para dar trabajo a esos empleados que habían quedado sin ocupación. La andadura fue horrorosamente difícil, pero tuvimos la suerte de tropezar con Oteiza que decidió hacer todas las obras con nosotros. A partir de ahí, vinieron otros muchos artistas.

Ahora que estamos en crisis ¿Usted ya tendrá experiencia en estas cuestiones?

Yo he vivido cinco crisis. La de los años 60, la que se produjo en 1974, la que tuvo lugar en el 82 y 83, la última de 1992 y la de ahora. Mi madre me decía que ella en su vida sólo había conocido situaciones de crisis. Siempre ha sido igual. Es innato con la humanidad.

¿Todas las crisis son iguales?

Todas son diferentes. Las crisis se producen porque nadie las prevé. Siempre pasa igual y a todo el mundo le coge con el pie cambiado. La que más recuerdos tengo es la del 74 que nos cogió a todos sobreinvertidos y teníamos que tirar para adelante. Hay que ser optimista hasta contra pronóstico porque ahora es el momento de invertir.

¿La solución que se ha dado al Grupo Alfa ha evitado su deslocalización?

Si, efectivamente. La solución a futuro es la existencia de grupos importantes a cuyo frente deben estar directivos con el complemento de las entidades financieras. Las entidades financieras tienen que volver a participar en la industria, al igual que antes se vinculaba los grandes bancos con las grandes empresas. Hoy, una persona sola es imposible que reúna a gente, capital. etc.

¿Pero los directivos de Alfa han entrado sin el apoyo formal de ningún grupo financiero?

El que los directivos del Grupo Alfa se hayan vinculado a la empresa es una buena noticia porque quiere decir que la compañía va a seguir en Eibar y que las decisiones se van a seguir tomando aquí. A partir de ahí, Alfa tendrá que seguir creciendo y si los directivos confían en el futuro de la empresa y ponen su dinero, lo lógico es que las entidades financieras también participen en el proyecto futuro para hacer un grupo cada vez más grande. En esta economía cada vez más globalizada las empresas pequeñas lo tienen muy difícil. porque hay que estar en Asia, en los países del Este y en todo el mundo.

¿A usted le habrá satisfecho que los directivos del Grupo Alfa hayan apostado por la empresa, todavía mucho más en una época de crisis?

Yo estoy satisfechísimo porque lo que me ha preocupado siempre es el futuro del Grupo Alfa. El mejor futuro que le hemos podido dar a Alfa es que los propios directivos se hagan cargo de la compañía. Creo que esa es la buena dirección porque si no, es muy difícil que sigamos creciendo

¿El caso del Grupo Alfa puede servir de ejemplo para otras empresas con problema parecido?

Puede servir para otras empresas de tipo familiar o que tengan problemas de descendencia o sucesión. Me consta que los directivos de Alfa están recibiendo felicitaciones de muchos sitios por la decisión que han tomado de entrar en el capital de la empresa.