La iniciativa Kale Gorrian que lidera el Gobierno Vasco con la ayuda de varias entidades sociales para poner cifras al colectivo de personas sin hogar que duerme en la calle vuelve a mostrar que se trata de una realidad que sigue en aumento, al menos en lo que a la capital donostiarra se refiere.

El conteo de este año se llevó a cabo la noche del 23 al 24 de octubre en 30 municipios de la Comunidad Autónoma Vasca. A la espera de que las fuentes oficiales hagan publico el balance, ha sido la Red Ciudadana de Acogida/Herritarron Harrera Sarea la que ha hecho pública la cifra correspondiente a la capital guipuzcoana.

La labor realizada por voluntarios y profesionales ha permitido localizar a 413 personas durmiendo en la calle la noche citada. Se trata de una cifra que casi dobla a la registrada hace dos años, cuando, en las mismas fechas, se contabilizaron 220 personas.

Hombres la mayoría

Según la Red Ciudadana de Acogida, de las 413 personas 370 son hombres y 24 mujeres; en el caso de las otras 19 personas no se ha podido determinar el sexo. En 2022, el recuento dio como resultado la presencia de 193 hombres y 14 mujeres.

Los expertos en esta problemática ya esperaban que este año se fuera a producir un incremento de la población que vive en la calle respecto al estudio de 2022. El recuento de la pasada semana fue más exhaustivo, ya que a los voluntarios se han unido profesionales de los servicios sociales que conocen mejor el terreno y la problemática.

Imagen de archivo de personas sin hogar durmiendo en la calle EP

“Si estas cifras muestran algo es que, ante el aumento de las necesidades, los recursos habilitados por las instituciones están cada día más lejos de paliar esta situación”, se queja la organización en el comunicado que ha hecho público.

La Red Ciudadana de Acogida pone el énfasis en la presencia de las 24 mujeres, un colectivo que se considera vulnerable. “No son pocas las afirmaciones de que no se deja en la calle a personas en la situación de particular vulnerabilidad, como son las mujeres y los niños. Los datos lo desmienten”, constatan.

Al respecto, explican que, en muchas ocasiones, son ellos los encargados de gestionar familias, niños incluidos, “que quedan en la calle sin que se les proporcione ninguna alternativa desde los servicios sociales”.

Esta entidad hace una doble reclamación. “Que no se deje en la calle a ninguna mujer, ni a ninguna familia, menos todavía con críos a su cargo. En segundo lugar, que el albergue de La Sirena esté abierto todo el invierno, proporcionando alojamiento y comida en todo su aforo”.

57 asentamientos en Donostia

Tal y como publicó en setiembre este diario, la Guardia Municipal tiene identificados 57 asentamientos en Donostia. En los primeros seis meses, la policía donostiarra había realizado un total de 18 intervenciones de cierre o limpieza en diferentes ‘poblados’, en los que pernoctan y hacen su vida un importante número de personas sin hogar.

Las intervenciones más destacadas se han realizado en la calzada de Aldapeta 62, Alcalde Elosegi 131 (Antolin), paseo de Anoeta 14, paseo de Riberas de Loiola, bajo el puente de Hierro, paseo de Hériz 26, en la villa Toki Eroso propiedad de Osakidetza; avenida de Satrustegi 11, en lo que en su día fue la Embajada de Chile; la zona de maleza del parque Maritxu Guler, los bajos del Zurriola Marítimo y la zona del frontón cubierto de Txaparrene, en Intxaurrondo.

Imagen donde se encontraba el asentamiento en los bajos del Zurriola Marítimo Javier Colmenero

En todos estos asentamientos se había comprobado la existencia de personas, pero la Policía Local también ha actuado en puntos donde había presencia de personas, pero en los que permanecía la huella de enseres abandonados que había que limpiar o, en su caso, proceder a la clausura del ámbito afectado. En estos casos, los agentes contactan con el área de Mantenimiento Urbano.

La más habituales de estos 57 asentamientos es encontrarlos en zonas industriales abandonadas y locales y edificios en desuso. Las zonas de Amara Berri, Riberas de Loiola y Morlans son las que suman un mayor número de asentamientos, controlados constantemente por la Guardia Municipal que funciona con un planning para realizar labores preventivas y de vigilancia en estos puntos. Los agentes que llevan a cabo estas funciones realizan semanalmente entre ocho y diez controles en los distintos enclaves vigilados.