El techo del caserío Astiñene se derrumbó el pasado mes de octubre, según ha asegurado este jueves la asociación de defensa del patrimonio Áncora en un comunicado, en el que recordó que el alcalde, Eneko Goia, incluyó en su programa electoral la adquisición del histórico edificio para rehabilitarlo y dejarlo en manos de la ciudad.

El pasado lunes, como informó NOTICIAS DE GIPUZKOA, la concejala de Urbanismo, Nekane Arzallus, manifestó en una comisión de Pleno que el Consistorio ejecutará las obras necesarias para su conservación de modo subsidiario, en vista de que los propietarios no acatan las órdenes para hacerlo.

Asimismo, añadió que el Ayuntamiento baraja la posibilidad de expropiarlo para destinarlo a la ciudad. La corporativa destacó las dificultades existentes para conectar con la empresa propietaria del edificio del siglo XVII. Estos problemas de comunicación con la sociedad propietaria, además, hacen difícil alcanzar un acuerdo de compraventa.

Astiñene, también llamado Zubiburu, es un caserío de ribera en el que se cree que se construían embarcaciones y que fue también lagar de sidra. Además, es de las pocas edificaciones que quedan en Donostia de antes del incendio de 1813.

Está catalogado en el Plan Especial de Protección del Patrimonio (PEPPUC) con el grado C y cuenta con una estricta protección para los recercos (marcos de las ventanas) de sillería y entramados de madera de sus fachadas, que tienen la consideración de “elementos permanentes”, según Áncora, que añade que tanto el juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Donostia como el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco han avalado en sus respectivos fallos las medidas destinadas a imponer su reparación.

La asociación acusa al Ayuntamiento de "dejadez" y asegura que para evitar "la ruina y destrucción definitiva de este elemento protegido", el Ayuntamiento puede dictar una orden obligando a los propietarios a realizar las obras necesarias y urgentes o bien ejecutarlas de forma subsidiaria, como prevé en la actualidad. Además, el Ayuntamiento ha impuesto seis multas a la sociedad propietaria por no ejecutar las obras de reparación, pero tampoco las ha podido cobrar.

"Hace unos meses Áncora denunció públicamente la lenta agonía de este caserío de ribera del siglo XVII, pero el gobierno municipal no se ha decidido a adoptar ninguna iniciativa concreta pese a las sentencias favorables, llegando su dejadez al extremo de permitir el desplome de la cubierta, acaecido en octubre", critica.