Como en una máquina del tiempo, Aranzadi ha viajado seis décadas atrás para meterse en los hogares del barrio de Altza y enseñar los utensilios y el menaje de los vecinos, una ventana abierta a su día a día, el mismo que casi todos los hogares de la época.

El libro Altzako etxe batera bidaia 60ko hamarkadan es un catálogo en el que se recogen objetos varios que se han ido recopilando gracias al ingente trabajo de Altzako Historia Mintegia, que desde que comenzó su andadura en 1997, ha conseguido recopilar casi 500 piezas de muy diversas características, desde los primeros secadores de pelo eléctrico a batidoras, platos Duralex, etc.

El catálogo ha sido elaborado, una vez Altzako Historia Mintegia decidiera proceder a la donación de los fondos a Aranzadi, por el área de Etnografía de Sociedad de Ciencias.

Javier Cantera, ya fallecido, fue uno de los precursores de esta iniciativas. Tras desarrollar su trayectoria laboral en la fábrica Niessen, en Errenteria, siguió manteniendo su interés por los objetos de producción industrial, de factorías próximas, que comenzó a recopilar.

Suberri Matelo y Maite Errarte han asumido, posteriormente, la tarea de ordenar y dar forma a una colección de objetos etnográficos que, en su totalidad, suma más de 2.000 piezas catalogadas.

Pero, en lo que se refiere a las de Altza, el libro-catálogo se constituye en una muestra con distintos apartados: cocina y utensilios de cocina, alimentación, limpieza del domicilio, confort, higiene y salud, dispositivos audiovisuales, instalaciones domésticas (como electricidad, fontanería y cerrajería), trabajar en casa y fuera de casa, juegos y juguetes, material didáctico, religión y creencias y decoración doméstica.

Suberri Matelo explica a NOTICIAS DE GIPUZKOA el cómo y por qué del libro presentado recientemente, que nace gracias al esfuerzo de las personas voluntarias que integran Altzako Historia Mintegia.

“Fueron ellas y ellos quienes empezaron a recuperar la historia de lo que fue el pueblo de Altza y en ese camino decidieron recopilar objetos vinculados con su día a día, de fabricación cercana”, explica.

Matelo tiene palabras de elogio a la tarea asumida por el ya fallecido Javier Cantera y su interés por recopilar esos objetos industriales “que tantas comodidades nos han supuesto en nuestros hogares”.

Poco a poco esta colección elaborada por Altzako Histora Mintegia fue creciendo y se le dio forma y nombre: Ganbara Bilduma.

El material recopilado por este entusiasta grupo data, principalmente, de la década de los 60. “Son objetos de tradición industrial, aunque muchos ya no se utilizan, han desparecido o han pasado de moda”.

Exposiciones

Tras un arduo trabajo de recogida e inventariado de los objetos que les donaban los vecinos del barrio o que recuperaban los voluntarios, conformaron una colección amplia y variada con la que organizaron diversas exposiciones en las casas de cultura de la zona, evocando una jornada cualquiera en cualquier hogar de Altza.

Pero llegó el momento en el que número de piezas llegó a ser tan importante y su traslado para organizar las muestras tan arduo. que barajaron la opción de crear un pequeño museo para su disfrute.

Intentaron por distintas vías hacerse con un local en el que poner la exposición para que pudiera ser visitada por centros escolares, etc., aunque sin éxito. También trataron de que alguna asociación pudiera incorporar a sus fondos estas piezas, pero tampoco lo lograron.

Durante este proceso algunos de los precursores de la iniciativa, como el propio Javier Cantera, fallecieron y la colección quedó guardada en un local algo “huérfana”.

Pero como Cantera y algún otro miembro de Altzako Historia Mintegia formaban parte de Aranzadi, cuando Altzako Historia Mintegia tuvo conocimiento de que la sociedad estaba completando su propia colección etnográfica decidió, previa convocatoria de asamblea, donarles su colección.

En ese momento comenzó la andadura conjunta de la colección de Altza y Aranzadi, que ha tenido como colofón la edición del libro, una vez realizado un “inventario definitivo” con todas las piezas.

Quien tenga en sus manos este catálogo y haya cumplido al menos medio siglo de vida, se encontrará con objetos que le han acompañado muchos años, desde las abuelas de las actuales ollas rápidas, a rudimentarios exprimidores o las yogurteras que hicieron furor en una época.

La lista de objetos es larga y algunos, como el papel higiénico El Elefante, son casi icónicos, llegando incluso a formar parte de la decoración de diversos establecimientos hosteleros.

Con casi 500 piezas en la colección, presentar una nómina completa resultaría casi inabarcable. En las páginas de este volumen se encuentran objetos tan variopintos como botellas de diversos productos, caso de la lejía El Cid; electrodomésticos varios, calefactores y estufas (aunque la estrella de la sección sea la bolsa de agua caliente), tocadiscos y televisores que nos parecen retro y que en su día eran lo último de lo último, interruptores, grifos, calculadoras o máquinas de coser y de escribir.

¡Qué decir de la muestra de juguetes! Coman Boys de Comansi o proyectores de dibujos animados eran en sí mismo todo un juego. También los que rondan o han soprepasado los 50 recordarán los sacapuntas con forma de televisión, los soportes de madera para los calendarios o algunos escapularios que siguen guardados en los cajones de muchos hogares.

El libro

Altzako etxe batera bidaia 60ko hamarkadan se ha estructurado en dos partes, según explica Matelo.

En la primera se informa de la trayectoria de Altzako Historia Mintegia y de la colección Ganbara, y en la segunda se propone a modo de catálogo una muestra de los objetos que la componen.

Siendo imposible mostrar las 500 piezas, se ha realizado una selección, destacando en cada apartado un objeto “emblemático muy presente en el imaginario de la gente”.

La intención de Aranzadi es, a futuro, incluir en su web la totalidad del catálogo, aunque el proceso para poder hacerlo se dilatará todavía algo en el tiempo.

De momento, todas las piezas se hallan a buen recaudo en el depósito con el que cuenta Aranzadi en su sede de Zorroaga, junto al resto de objetos que completan la colección etnográfica de la sociedad.

“La colección Ganbara la hemos incluido en nuestra colección, la hemos catalogado con nuestras etiquetas y la hemos guardado”, explica Matelo. “Si alguien quiere ver una pieza, consultar algo o pedirla prestada para una exposición, está ahí. Los objetos no están expuestos, porque no somos un museo. Pero nuestro objetivo, a futuro, es organizar exposiciones, talleres con escolares, etc.”, apunta.

De momento, quien así lo desee puede adquirir el libro a un precio de 10 euros encargándolo bien a Altzako Historia Mintegia o bien a Aranzadi.