El alcalde de Donostia, Eneko Goia, ha manifestado este martes que la situación del Archivo Municipal de la plaza Blas de Otero, con el sistema de extinción de incendios automático estropeado desde hace dos años, "no está olvidado ni muchísimo menos" y el Ayuntamiento "está encima del problema".

Como informamos ayer, la Jefa del Archivo Municipal difundió una carta en la que alertaba de la situación del depósito de documentos del Ayuntamiento, algunos de ellos históricos, y señalaba que estaba en riesgo por exceso de humedad y por la avería del sistema de extinción, que funciona por medio de unos gases, ya que no se puede echar agua sobre los documentos históricos.

Goia ha recordado que desde que se produjo la avería accidental y falló la comprobación posterior, el Ayuntamiento ha estado intentado que la empresa instaladora solucione el problema "pero se ha negado a hacerlo" en los periodos de garantía, por lo que el Consistorio ha tomado la decisión de abordarlo y acudir más tarde a tribunales para cobrar el trabajo.

El mandatario donostiarra, además, ha recalcado que "el sistema de detección de incendios ha funcionado en todo momento" por lo que, en caso de que se produjese un fuego, "se procedería a la intervención manual, igual que cuando el Archivo se hallaba en los sótanos del Ayuntamiento."

Goia añadió que el departamento de Presidencia está en contacto con la jefa del Archivo y añadió que no le parece "normal" que la funcionaria haya recurrido a "la difusión de una carta y no haya dicho nada a la delegada", en alusión a la actual concejala responsable de la instalación municipal, Ana López, incorporada tras las últimas elecciones municipales. "Indica un poco de mala fe", consideró el primer edil.

Hasta su traslado a las nuevas dependencias de la plaza Blas de Otero, el Archivo Municipal se repartió entre los bajos de Ijentea y otros almacenes situados en Errotaburu, Belartza y Buenavista.

El espacio construido bajo la plaza Blas de Otero fue creado con todas las comodidades y adelantos tecnológicos para la consulta de los documentos, repartidos en cinco depósitos diferenciados. Un sistema de ventilación para controlar la humedad y la temperatura también se puso en marcha, aunque su funcionamiento no es el adecuado, según la denuncia de la Jefa del Archivo.

La obra siguió el proyecto de AGM Arquitectos y fue ejecutada por Moyúa con un coste de 3,3 millones de euros. El espacio tiene 1.800 metros cuadrados de superficie útil con una sala de consulta para unas quince personas y salas de reuniones.