Artillero, dale fuego, ezkontzen zaigula pastelero. La popular canción entonada por representantes de Aspace y de la Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa, además de los deportistas Iñigo Llopis, Nahia Zudaire y Sara Carracelas, desde la terraza del Ayuntamiento ha dado comienzo a una nueva edición de la Aste Nagusia donostiarra.

Faltaban apenas dos minutos para que el reloj marcara las 19.00 horas cuando han resonado en Alderdi Eder los primeros acordes de la canción, que supone el pistoletazo de salida de las fiestas veraniegas de la capital. Una semana de diversión y una agenda con más de 300 de actos dirigidos al disfrute de pequeños, jóvenes y mayores. 

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El cañonazo que abre la Semana Grande Pedro Martínez

Onintza Mokoroa, Artillera Mayor y representante de la Cofradía Vasca de Gastronomía, se ha encargado de prender la mecha de la fiesta y, con el estruendo del cañón y la lluvia de confeti, la ciudad se enfrasca desde hoy en ocho días de fiesta.

Este sábado la principal amenaza venía del cielo. Los pronósticos meteorológicos auguraban lluvia para el arranque de las fiestas pero, pese a los nubarrones, el sol se unió a la celebración y las miles de personas que se agolparon en los jardines de Alderdi Eder y en la calle Hernani para disfrutar del cañonazo pudieron hacerlo sin echar mano del paraguas.

Cuesta que Alderdi Eder se llene. La coincidencia con el partido de la Real tampoco favoreció un gran ambiente en las horas previas, pero para las siete de la tarde, hora señalada en la agenda festiva, lo cierto es que la explanada estaba a rebosar. La comparsa de Gigantes y Cabezudos no quiso perderse la fiesta, como tampoco los miembros de la batukada Taupada, que pusieron ritmo y color (vestían unas camisetas amarillo chillón que llamaban la atención entre la multitud) a la espera.

El cañonazo, que este año cumple 30 años desde su primera edición, es un evento que refleja bien el carácter guipuzcoano, poco dado al folklore y más bien tirando a reservado. Mientras los protagonistas entonaban el Artillero ante los micrófonos colocados para la ocasión, el público canturreaba la letra con tímidos bailes mientras los más pequeños, a hombros de pacientes aitas y amas, daban palmas entusiasmados. A los propios concejales de la Corporación presentes en la terraza les costó animarse a bailar. 

Sin embargo, la cita se vive con emoción por parte de los protagonistas. Bastaba echar un vistazo a las amplias sonrisas de los miembros de Aspace para darse cuenta de que es una ocasión especial. La Asociación de Paralíticos Cerebrales nació en Gipuzkoa hace 53 y su actual presidenta, Rosa Iglesias, quiso aprovechar el protagonismo que este año les ha dado el Ayuntamiento para recordar a “aquel grupo de padres que hace 53 pensó que sus hijos tenían unas necesidades especiales”. Ahora, medio siglo después, la asociación continúa con su “legado, aprendiendo continuamente y trabajando y mirando por que las personas con parálisis cerebral y sus familias tengan una vida de calidad”. 

Para nosotros poder celebrar así una fiesta es muy importante”, declaró sin ocultar su emoción. 

También con el corazón encogido vivió la fiesta Susana Gajaca, presidenta de la Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa, que este año cumple 75 años. “Ha sido muy bonito. Muy corto pero muy bonito”, indicó todavía sin recuperarse del estruendo del camión, que pilló por sorpresa y aceleró el corazón de más de uno en la terraza de Alderdi Eder. “Esta es una Semana Grande muy especial. Para mí la mejor de todas. La verdad es que verlo desde aquí emociona muchísimo”, reconoció. 

Los nadadores Iñigo Llopis y Nahia Zudaire, que una hora antes habían recibido una placa honorífica por parte del Ayuntamiento, tampoco ocultaron su emoción ante esta cita. “Es un honor ir con el nombre de Donostia a competir por el mundo y venir a celebrarlo más todavía”, señaló él frente a una tímida Zudaire. 

Por su parte, Eneko Goia invitó a la ciudadanía a “disfrutar” de la Semana Grande, pero con “respeto y responsabilidad”.