“Tranquila”, así definió el concejal de Cultura, Jon Insausti, la feria de Santo Tomás, en la que según los cálculos estimativos participaron alrededor de 75.000 personas en los distintos espacios en los que se desarrolló la fiesta.

Insausti se congratuló porque el “público fue muy respetuoso”, lo que favoreció que la feria de 2022 de pudiera “disfrutar” a lo grande y sin tener que lamentar ningún incidente. 

A lo largo de la jornada se vendieron aproximadamente 51.650 bocadillos y 10.100 pintxos de txistorra, siendo las horas punta de la venta de este tradicional bocado entre las 10.00 y las 13.00, cuando donostiarras y visitantes comenzaron a pedir bocadillos para saciar el hambre, 

Además, se consumieron 15.775 talos de los que 10.560 fueron de txistorra, 2.425 de chocolate, 1.200 de queso y 1.600 de tocineta. 

Todas estas delicias se repartieron en los 45 puestos de bocadillos y 10 de talos que se instalaron en la ciudad.

Para acompañar al sólido hace falta líquido, 20.360 litros de sidra sirvieron de acompañamiento a los alimentos.

El ambiente reinante se diferenciaba por zonas. Así, en las plazas de Gipuzkoa, Okendo y Zuloaga era público era más familiar y más adulto en el interior de la Parte Vieja.

A aras a contribuir a que las fiestas tengan un carácter más sostenible se utilizaron 23.745 vasos retornables. 164 W.C públicos, permanentes y químicos, funcionaron durante todo el día, y se recogieron 1.600 litros de aceite usado.

Los residuos retirados de la vía pública descendieron de forma evidente, en especial las botellas de vidrio.

Con todas estas cifras sobre la mesa y ante la ausencia de incidentes reseñables, Insausti se felicitó por el más que positivo inicio de las fiestas de invierno.