La vaguada de Morlans fue la primera proveedora de agua para Donostia, según explicó ayer el investigador donostiarra Claudio Artesano Garicano, que presentó una nueva publicación dedicada a repasar la historia de este rincón donostiarra, antaño lleno de caseríos, incluidos los de sus antepasados. La lingüista y exconcejala donostiarra Miren Azkarate, que ha sido la encargada de traducir al euskera de los textos de la publicación bilingüe, acompañó al autor.

El libro, titulado Morlans a través del tiempo/Morlans denboran zehar, pretende salvaguardar la gran cantidad de datos históricos que ha recopilado Artesano desde el año 2000 cuando, según explicó, inició una tarea de investigación después de que la Duquesa de Alba ofreciera al Ayuntamiento unos terrenos de Arbaizenea para parque público a cambio de la recalificación de otros para construir 80 viviendas de lujo, que ya existen en la actualidad. El parque, por su parte, todavía no.

“Todo lo que no se transmite se pierde en el paso de una generación a otra y, por ello contarlo era una obligación”, recalcó el autor, que incluye en su libro una detallada historia de la zona, donde, según destaca, todos los caseríos que salpicaban el terreno habían sido fundados por los gascones. El propio nombre de Morlans da fe de ello.

Como se aprecia en la imagen de la portada de la publicación, editada por Donostia Kultura, el agua llegaba hasta Morlans, que tenía incluso un puerto. La reproducción del plano de Thomas Staunton St. Clair, del siglo XIX, muestra el desaparecido acueducto que llevaba el agua a la ciudad y los también desaparecidos caseríos Belitz, Santa Teresa e Isturin, además de la casa solar de los Hayet, que da nombre a Aiete. La imagen pertenece a Zumalakarregi Museoa, al igual que otras de la publicación, que contiene abundantes ilustraciones, como fotografías y planos relacionados con la historia de este rincón de la capital guipuzcoana, ahora totalmente transformado.

Portada de la publicación sobre la historia de Morlans. N.G.

Los manantiales de esta zona rural de la ciudad sirvieron para abastecer de agua a Donostia desde el siglo XVI hasta el derribo de las murallas en el siglo XIX, dijo Artesano. Entonces, pasaron a servir solo al barrio de San Martín. Después llegaron otros depósitos de agua como los de Ulia y Artikutza.

La publicación está dedicada a “todas las mujeres que tan duro trabajaron en los lavaderos”, ya que muchas vecinas de Morlans tuvieron esta ocupación, y reserva un capítulo para ellas.

Gas y tren

Pero el agua, a pesar de ser una de las realidades sobre las que giró gran parte de la historia de Morlans, es solo una de las características del actual barrio, donde también se instaló la nueva Fábrica de Gas de Donostia, una infraestructura esencial para la capital guipuzcoana que, como recordó Miren Azkarate, permitió que Donostia estrenara iluminación en las calles.

La publicación recuerda también que Morlans fue escenario de la innovación en la época no solo por el gas sino, también, por la unión por ferrocarril de vía estrecha entre la capital guipuzcoana y Bilbao por medio de los Ferrocarriles Vascongados, un cambio que fue determinante en la transformación del entorno.

No se olvida el autor de la presencia de Franco en el palacio de Aiete durante los veranos y recuerda también las afecciones entre la población, las Guerras Carlistas, la pérdida de los Fueros, la emigración de los gascones y muchos otros datos que, a partir de ahora, quedan señalados en el nuevo libro.

La publicación, en euskera y castellano, tiene una tirada de 500 ejemples, que se venden en las librerías y bibliotecas de la red de Donostia Kultura.

Claudio Artesano Garitano nació en 1938 y es un estudioso de la etnografía local. En 2005 presentó su libro Gure Aiete y en 2009 dio a conocer su segunda obra, Historia de Aiete a través de la fotografía.

La lingüista y traductora Miren Azkarate, el autor Claudio Artesano y el director de Donostia Kultura, Jaime Otamendi, en la presentación del libro. N.G.