El precio de la energía está disparado y las administraciones de distinto rango buscan el modo de paliar la escabechina que para el bolsillo de la ciudadanía y las suyas propias supone hacer frente a las facturas de gas y luz.

Más allá de las medidas coyunturales con las que se pretende hacer frente a una situación de urgencia provocada por la guerra de Ucrania, la evidencia de que la Tierra no da más de sí en lo que combustibles fósiles se refiere y la necesidad improrrogable de plantar cara y ralentizar los efectos del cambio climático, hizo que ya hace tiempo instituciones, empresas y ciudadanía se pusieran manos a la obra.

En este marco cabe encuadrar el aumento en la solicitud de permisos para la instalación de placas fotovoltaicas, demandas que en Donostia gestiona el Departamento de Urbanismo y se incluyen en el epígrafe de Obras Menores.

Entre los años 2020 y 2022 el citado departamento municipal recibió 48 solicitudes de licencias, de las que se concedieron un total de 41 tras evaluar las condiciones y el cumplimiento de las exigencias a aplicar en estos casos.

Lo que queda más que patente es que cada vez son más las personas y comunidades interesadas por disponer de esta fuente de energía. Los datos hablan sin dejar resquicio a la duda. En 2020 se concedió una única licencia, en 2021 fueron 19 y en lo que va de año, un total de 21.

Bonificación

En la comisión de Hacienda celebrada el pasado mes de septiembre en el Ayuntamiento de Donostia se acordó aumentar la bonificación del IBI a aquellos hogares que se decanten por la colocación de placas solares.

Dicha bonificación estaba fijada en el 10% y se acordó aumentarla hasta el 35%.

De esta bonificación, además, podrán beneficiarse un mayor número de familias. Hasta aceptarse esta modificación, la rebaja se aplicaba solo a las viviendas con un máximo de valor catastral de 250.000 euros, valor que se elevó hasta a los 350.000 euros

En 2021 un total de cinco inmuebles municipales se sumaron al elenco de instalaciones que ya contaban con placas solares: la sede de la Guardia Municipal de Morlans, el polideportivo de Manteo y el de Pío Baroja, la ikastola Aitor y el frontón de Bidebieta.

Si se atiende únicamente a los polideportivos municipales de gestión directa por parte de Donostia Kirolak, las medidas adoptadas para la reducción del gasto energético han conllevado, entre 2015 y 2021, un descenso en el consumo global del 16,5%, 2.683.000 Kwh menos.

La energía procedente de fuentes renovables, donde se incluyen las placas solares térmicas, las placas fotovoltaicas y las máquinas recuperadoras del calor residual de las piscinas, se ha incrementado en un 2.142% desde 2015, cubriendo más del 16% de la demanda energética total de las instalaciones deportivas municipales.

El aumento ha sido mayor en la energía térmica, ya que se ha logrado cubrir el 22% de la demanda de este tipo de energía mediante fuentes renovables.

Según explicó la concejala de Ecología, Marisol Garmendia, en el transcurso del pleno de Política General del martes 25 de octubre, el avance en la colocación de placas solares ha sido importante y se han incorporado en “prácticamente todos los edificios municipales públicos de la ciudad, incluidos los centros escolares”.

En total, añadió, están en activo 52 instalaciones fotovoltaicas y la previsión es ahorrar 400 toneladas de emisiones de CO₂ . 

Hasta la fecha, y solo en los polideportivos, dichas emisiones se han reducido un 65% en seis años.

Según los cálculos que baraja el Consistorio, las inversiones en esta fuente de energía, sumadas a las destinadas a la instalación de luces led y las calderas de biomasa, han propiciado una reducción de emisión de gases contaminantes en la ciudad cercana al 20% cuando la fuente son las edificaciones.

Donostia ha realizado una apuesta firme por la utilización de placas fotovoltaicas para generar energía. Tanto es así que el pasado año el Ayuntamiento firmó con el Ente Vasco de la Energía (EVE) y la ingeniería Karen, perteneciente al Grupo Mondragón, un convenio en el que Consistorio se comprometía a buscar los terrenos necesarios para la puesta en marcha de la primera cooperativa de placas solares, Ekiola.

El terreno reservado a tal fin debe cumplir con una serie de características; ser fundamentalmente llano, con orientación adecuada respecto al sol y que no esté destinado a albergar otros usos predestinados, como el residencial.

Según avanzó hace más de un año el director del EVE, Iñigo Ansola, la cooperativa Ekiola podría proporcionar entre uno y cinco megavatios de potencia, siempre dependiendo del número de ciudadanos que se conviertan en cooperativistas. 

De momento, según ha podido saber NOTICIASDEGIPUZKOA, no se han dado avances al respecto dado que el proyecto quedó fuera de la convocatoria de ayudas que otorga el Ministerio de Transición Ecológica.

Según informan desde el EVE, el proyecto volverá a presentarse a una nueva convocatoria, que previsiblemente saldrá en diciembre, con el objeto de avanzar “aprovechando esta oportunidad”.

Que no se hayan dado avances en la materialización del citado parque de placas solares no supone, insistieron, que el proyecto esté paralizado, ya que definitivamente hay voluntad de que se ejecute. Según puntualizan desde el EVE, la cooperativa está creada y, si en diciembre se consiguen las ayudas, también se podrá calcular lo que cada cooperativista abonará por la energía que se genere y la maquinaria para que Ekiola sea realidad en Donostia echará a andar.