El temporal nunca ha sido una razón para dejar de celebrar la Semana Grande donostiarra. Cierto es que por la gran cantidad de litros de agua que cayeron sobre la capital guipuzcoana el pasado miércoles, los fuegos artificiales y otros eventos del programa se tuvieron que suspender. Muchos otros en cambio, han conseguido mantenerse en pie, como la ruta de la txaranga Pasai que animó las calles el lluvioso jueves, día 18. 

Minutos antes de salir a tocar, los músicos se resguardaban en Portaletas, junto al puerto de Donostia, con gran incertidumbre. No sabían si finalmente el temporal echaría por la borda el trabajo previo, todo el repertorio que habían preparado para aquella tarde, como pasó con los fuegos y los conciertos de la noche anterior. El viento y el agua no dieron tregua y pensaron que sería buena idea buscar cobijo en algún bar de la calle Puerto. 

La txaranga Pasai tocando bajo cubierto en la plaza de la Constitución Javier Colmenero

Poco a poco los integrantes de la banda comenzaron a llenar el establecimiento, todos uniformados con un polo rosa y unos pantalones blancos. Desde la percusión hasta los saxofones, la totalidad de los instrumentos estaban mojados de arriba abajo. 

De Pasai Antxo

La txaranga Pasai, como su propio nombre indica, es originaría de Pasai Antxo. Lleva más de 50 años animando las fiestas de los pueblos de toda Euskadi, y más de 25 tocando en la Semana Grande de Donostia.Todo un clásico de la música callejera. La banda está compuesta por diez integrantes, pero pueden ser más, según las fiestas. 

Carlos Rodríguez es veterano en la txaranga Pasai. Así lo avalan los más de 25 años tocando la trompeta. Carlos definía de esta manera el estrecho vínculo que mantiene con el grupo: “La txaranga es parte de mi vida, trabajamos mucho aunque tengamos días más flojos y días más grandilocuentes”. Para el trompetista, el ambiente varía según el pueblo, pero en la capital guipuzcoana siempre ha habido ganas de fiesta: “Cuando nos ha tocado venir a Donostia, siempre ha habido juerga”.

"Cuando nos ha tocado venir a Donostia siempre ha habido juerga"

Carlos Rodríguez - Txaranga Pasai

La temporada de txarangas comienza cuando se inician las fiesta patronales, y tiene una duración estimada de tres meses. Fuera de las fechas, la banda trabaja para afinar los repertorios: “Nos juntamos cada lunes entre Noviembre y Mayo, para preparar las canciones que vamos a tocar”, indicaba Rodríguez.

Pasai cuenta con toda una camada de nuevos músicos para suplir a los integrantes que deciden dejar el grupo. El veterano los llama “la cantera”. Uno de ellos es el trombonista Beñat Segurado, músico que pese a su juventud lleva 15 años tocando en bandas diversas. Una vez que Segurado se integró en la disciplina del grupo se vio asombrado por el gran profesionalismo de la banda: “Diría que es la primera vez que estoy en un grupo que trabaja tanto. Tenemos entre 60-70 conciertos al año”. 

"Nunca ha estado en un grupo con tanto trabajo. Tenemos entre 60 y 70 conciertos al año"

Unai Serrano - Txaranga Pasai

El viento y la lluvia continuaba siendo constante pero el joven trombonista no perdía la esperanza de salir a tocar por la Parte Vieja. “Es una pena este tiempo, pero seguro que buscamos algún txoko tapado y tocamos aunque sea para los bares”. 

Por las calles de Donostia

 Por un momento la intensidad de la lluvia disminuyo drásticamente y los músicos salieron del bar donde estaban protegidos para dirigirse a los soportales de la Plaza de la Constitución. Una vez allí, la txaranga Pasai comenzó a soplar las trompetas y darle fuerte a los bombos y se acercaron los primeros curiosos a bailar las canciones más conocidas. La lluvia y el viento volvieron a hacer acto de presencia y los únicos valientes que estaban sin resguardo abrían sus paraguas. Escuchaban la música a la intemperie. 

Cuando el tiempo volvió a dar un respiro el grupo se trasladó a la calle Mayor, colocándose delante de la basílica de Santa María. Los turistas y locales salían con la cerveza y el pintxo en la mano del bar donde estaban para escuchar la mítica canción Highway to hell del grupo australiano ACDC. Con gran interés se acercó a saludar a los miembros de la banda el ciudarealeño Jaime Duque, que había venido a visitar Donostia y se lo estaba pasando en grande. “Nos lo estamos pasando genial, yo y los cuatro amigos que han venido conmigo” indicaba mientras invitaba a cada uno de los músicos a una caña. Una tradición que según Rodríguez se está perdiendo.“Ahora a los bares les cuesta más invitarnos”, constataba.

Más de 200 personas se agolparon al rededor de la banda para la traca final, que se inició con la interpretación de la famosa ranchera Sigo siendo el rey. Le siguieron Arratsalde honetan, de Sorotan Bele y No hay tregua, de Barricada. El recital finalizó con la particular canción que ellos llaman Kale-gira Pasai. El agua seguía cayendo pero a esas alturas de la película la lluvia importaba más bien poco.