Último día para los artesanos
los 38 puestos de la feria de la calle urdaneta se despiden esta noche del público donostiarra con ganas de vender
La feria de artesanía instalada en la calle Urdaneta se despide esta noche del público donostiarra con un sabor agridulce. La presidenta del colectivo de artesanos, Marian Cancio, asegura que las ventas de estas navidades han quedado condicionadas por la existencia del mercado de Navidad del paseo de Francia y la publicidad institucional que, según cree, ha confundido a más de un cliente. “Nos ha hecho bastante daño porque ha habido mucha propaganda del Ayuntamiento hacia el mercado del río”, recalca la artesana, que añade que “muchos clientes habituales nos han dicho que creían que estábamos allí”.
Pero no. La realidad es que el mercado de artesanía del colectivo Lur lleva desde el 15 de diciembre pasado en la tradicional carpa situada frente al Koldo Mitxelena. Con esta edición, son ya 31 años en los que la artesanía, vasca principalmente, ocupa un hueco en el periodo navideño. La propuesta que empezó hace más de tres décadas en el Boulevard ha cambiado de ubicación y los objetos hechos con las manos tienen su espacio para quienes disfrutan admirando los trabajos de estos profesionales y, también, para quienes compran algún regalo o capricho con la excusa de las fiestas navideñas.
La feria de artesanía acoge 38 puestos de todo tipo de artículos en los que los materiales naturales tienen principal importancia. Los creadores son básicamente locales ya que 25 de ellos son guipuzcoanos, como la propia presidenta, y el resto, de Bizkaia, Alava y Navarra, así como de otros lugares más lejanos, como Catalunya. El género que se vende es “artesanía auténtica” no industrial.
Cuadernos elaborados a mano con materiales nobles, ceniceros y objetos de vidrio, joyería y bisutería de distintos materiales, talla de madera, esculturas o lámparas con hojas son ya clásicos en la navidad donostiarra. Pero este año se han añadido nuevas ofertas, como la de decoración hecha con fieltro, presentada por Kris Meraki, que ha ganado el premio a la mejor ornamentación de la feria.
También se ha estrenado este año el cantero navarro Joseba Lekuona, que muestra una sorprendente colección de platos de piedra tallados, algunos de los cuales se usan ya en restaurantes de renombre, como Mugaritz, y en otros de menos postín. La feria también cuenta con la presencia de creadores que habían dejado de venir en los últimos tiempos. Este es el caso de Desedamas, un taller barcelonés de seda pintada, que muestra sus característicos diseños sobre textil y confiesa que le ha ido bien en su retorno a Donostia.
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