donostia - La asociación vecinal Parte Zaharrean Bizi ha realizado un informe sobre el sector de la hostelería en el barrio que incluye diversas propuestas de actuación, entre las que se halla el “despliegue visible de la Guardia Municipal” con el objeto de que hagan cumplir las normativas vigentes en materia de movilidad, ruido u ocupación del espacio público.

El colectivo vecinal propone que se eliminen de la vía pública todos aquellos elementos que no tengan autorización municipal y contravengan las ordenanzas, desde toldos a repisas o pizarras situadas en el suelo.

También sugieren que se ponga en marcha una comisión de trabajo que, entre otras posibilidades, valore declarar la Parte Vieja como “zona de protección acústica especial”, o que se lleve a cabo un mapa de actividad del sector que implique la aplicación de un guión de inspección de las mismas y la realización de un listado “real” de establecimientos con su grupo de actividad. En materia de mejora de a información solicitan que se haga pública la que tiene relación con las denuncias realizadas, los expedientes abiertos y las sanciones determinadas.

Entre la batería de medidas con las que los vecinos consideran que podría mejorarse la situación vecinal en lo que se refiere al derecho al descanso, se encuentra la propuesta de instalar en los establecimientos hosteleros sonómetros conectados con la policía local.

Parte Zaharrean Bizi califica de “proyecto necesario” la elaboración de una nueva Ordenanza Municipal de Ruido y Vibraciones, que además de crear las zonas de protección acústica especial garantizaría “un control efectivo” del Ayuntamiento sobre una actividad que es una de las principales fuentes de ruido, “uno de los problemas más importantes” que tiene el barrio.

La medición oficial del ruido promovida en la anterior legislatura, aseguran, ofrece resultados “contundentes” ya que señala que “se superan con creces los decibelios” que contempla la ordenanza vigente en materia de contaminación acústica 4,5 veces a la semana, desde Semana Santa hasta finales de setiembre, y 2,5 días semanales, el resto del año, es decir, todos los fines de semana del año.

Pese a todo, lamentan desde la asociación vecinal, la ordenanza en vigor no ha ayudado a mejorar una situación que, por contra, “ha ido agravándose”. Para evitarlo, entre otras medidas a adoptar, se podría reducir el horario de cierre de terrazas, readecuar su tamaño o limitar los permisos de fiestas.

Con esta fotografía de la situación sobre la mesa, Parte Zaharrean Bizi reclama que el ruido que generan las actividades de ocio en la calle se considere como foco de ruido ambiental “con igual rango de actuación que el del tráfico rodado, ferroviario e industrial”.

Otra actividad a tomar en cuenta en materia de ruidos debería de ser la de los pisos turísticos, que está proliferando en toda la ciudad pero en especial en Alde Zaharra. - A.L.