donostia - El mítico bar Oroipen de Gros, situado en la calle Segundo Ispizua 18, reabrió sus puertas hace menos de un mes con una imagen más actual, una nueva gestión a sus espaldas, pero manteniendo su espíritu de “vieja escuela” de toda la vida.
Al frente del establecimiento están Unax de Miguel y su mujer, Maialen Rey, que tras pasar varios años trabajando en la hostelería y gestionando bares en otros barrios donostiarras, decidieron emprender un nuevo camino juntos reabriendo este local, un clásico entre los vecinos de Gros.
Desde primera hora de la mañana están al pie del cañón, ofreciendo desayunos con zumos, cafés, tostadas y bollería a vecinos, trabajadores del ambulatorio, oficinistas de la zona, etc. A media mañana, la barra se llena de pintxos tradicionales, caseros, y su tortilla, hecha con mimo cada mañana por Unax. El pulpo es otra de sus especialidades “cocido como en Galicia, a reloj, asustando”, apunta de Miguel. Tampoco faltan los callos, los morros, las croquetas, las bolas, bocadillos? “Todo casero y lo más fresco posible”, puntualiza. Para el aperitivo, barrica de vermut, de toda la vida.
“Nuestra propuesta es euskaldun, old school, pero sin escapar de lo moderno”, explica de Miguel. Por eso cuentan con wifi para el disfrute de los clientes, y por supuesto, no faltan las clásicas tardes de fútbol.
Poco a poco, sin prisa, y de cara al verano, aprovechando su terraza bajo los arkupes, quieren ofrecer platos del día. Aunque reconoce que su sueño, su mayor reto, es volver a conseguir que esas cuadrillas de poteadores de barrio de toda la vida canten en los bares de Gros, entre ellos, el Oroipen. - N.G.