Txomin, el reto del próximo alcalde
la adjudicación se encuentra atascada en su fase final; tres contratistas optan a construir las 929 viviendas pero no se descarta una nueva licitación
Contra las inundaciones. Txomin Enea es, junto con Martutene, uno de los puntos críticos a orillas del Urumea y ha sufrido en los últimos años varias inundaciones. La cota del barrio se ha elevado entre 3 y 3,5 metros para que el futuro barrio no se inunde con las crecidas del río. Estas obras se iniciaron a comienzos del año pasado.
929
Se construirán en el nuevo Txomin prácticamente un millar de viviendas. Son casi la mitad de las que hay en Riberas de Loiola. De todas ellas, 281 serán libres, 129 tasadas, 95 de realojo para los vecinos del antiguo barrio, cuyas casas se han derruido y 424 VPO, contando las 162 de alquiler social promovidas por Etxegintza. También se construirán 43 locales en los bajos de los edificios.
Con garaje y trastero. Todas las viviendas contarán con trastero y garaje y existe la obligatoriedad de que las primeras en construirse sean las de realojo, cuyo proyecto ya está redactado. Se trata de las 95 viviendas para las familias que vivían en el antiguo barrio.
32
El plazo máximo de ejecución de las viviendas será de 32 meses, es decir, dos años y ocho meses desde el momento que arranquen las obras. Esto podría suceder en unas semanas si el proceso de licitación se cierra de forma inminente -solo resta por abrir el sobre con la oferta económica de los contratistas, es decir, el porcentaje de reducción de la aportación municipal. El Ayuntamiento pondrá un máximo de 21,3 millones y los contratistas ofrecerán rebajarla para sacar más puntuación. 55 de los 100 puntos se juegan en este apartado.
Impulso del empleo. Txomin Enea dará trabajo a cientos de personas y supondrá un impulso para el castigado sector de la construcción. El Ayuntamiento de Donostia ha incluido en los pliegos que tanto las empresas adjudicatarias como las subcontratas deberán cumplir como mínimo el convenio colectivo de la construcción y obras públicas de Gipuzkoa.
Es el gran reto del próximo alcalde y se llama Txomin Enea. Se trata de la gran operación urbanística pendiente en la ciudad a medio plazo y dará pie a la construcción de un barrio de grandes dimensiones, aproximadamente la mitad de lo que es Riberas de Loiola. Se construirán un millar de viviendas que deben dar cabida a cientos de familias y representa un desafío tanto a nivel urbanístico como social. La adjudicación de todos estos pisos se encuentra atascada en su fase final y enredada en la polémica hasta el punto de que, a día de hoy, no se descarta la opción de una nueva licitación que retrasaría el inicio de las obras unos meses más. La fase de construcción se alargará durante unos tres años.
Hay en juego más de 90 millones de euros. Aunque el Ayuntamiento de Donostia no aportará más de 21,3, el adjudicatario deberá promover la venta de vivienda libre y tasada para rentabilizar la operación en un momento en el que el mercado inmobiliario aún renquea, por lo que ante semejante volumen se contemplan rebajas sobre los precios inicialmente planteados.
Cerrar la próxima legislatura con el plan de Txomin Enea acabado es un reto de grandes dimensiones, ya que todo alrededor de este proyecto ha sufrido retrasos desde su concepción. Incluso ahora, con la licitación en su fase final, la polémica ha enredado el proceso de licitación. Caben varias posibilidades: desde una adjudicación inminente a uno de los tres contratistas y el arranque próximo de las obras, hasta un nuevo concurso que retrasaría el proceso hasta después del verano.
Poner en marcha estas obras ha sido uno de los empeños del Gobierno local de Bildu en esta legislatura pero finalmente el equipo de Juan Karlos Izagirre se irá sin que las máquinas hayan comenzado a construir el millar de viviendas proyectadas. Sí se han acometido desde comienzos del año pasado los trabajos para elevar la cota del barrio hasta 3,5 metros y evitar así inundaciones. Pero la adjudicación de las obras de las casas se ha enredado entre la acusación de filtración de documentos, amenazas de abandono por parte de uno de los licitantes, recursos y alegaciones. Izagirre esperaba que las obras podrían haber comenzado en marzo. Así lo adelantó en noviembre cuando convocó el concurso público pero todo se ha complicado.
el último sobre La mesa de contratación tiene en su agenda este caso desde hace tiempo. Únicamente resta por abrir un sobre, el cuarto, con las ofertas económicas de los tres contratistas y hacer la suma para ver quién obtiene mayor puntuación y resulta ganador; sin embargo, la mesa no trató este asunto ayer y se desconoce si lo resolverá en su siguiente reunión, el próximo miércoles.
Según ha podido saber este periódico, una de las opciones que parecía descartada hace unas semanas como es la de volver a licitar las obras, está ahora sobre la mesa después de que una de las tres empresas licitantes denunciase defectos de forma de las otras dos concurrentes en la presentación de su proyecto.
El mismo contratista también denunció otras anomalías, como fue la publicación de un anuncio de venta de pisos en un medio de comunicación utilizando como imagen la propuesta de otro concurrente. Esta polémica fue objeto de debate en una comisión de Urbanismo hace tres meses y el alcalde, Juan Karlos Izagirre, aseguró que la anómala situación no provocaría problemas jurídicos y no afectaría al concurso.
Pero la realidad es que la resolución del proceso de licitación sigue retrasándose y será uno de los asuntos que se encontrará Eneko Goia si, como es previsible, se convierte en alcalde el próximo día 13.
Según fuentes consultadas por este periódico, el proyecto del denunciante podría llegar a prosperar y convertirle en adjudicatario por defectos de forma de sus competidores, pero es el que peor puntuación ha obtenido en el resto de apartados y el que “menos gusta” frente a la solidez de los de sus rivales, lo que genera un escenario de incertidumbre.
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