Donostia - El Ayuntamiento limitará el verano próximo el número de cursillos de surf simultáneos, con el fin de mejorar la convivencia entre los practicantes o aprendices de surf y los bañistas que comparten la playa de la Zurriola. La medida, incluida en el bando de Alcaldía difundido a principios de agosto, no se ha cumplido siempre, según reconoció ayer la concejala de Playas, Nora Galparsoro.
La corporativa aseguró que “se han controlado más que nunca las escuelas de surf y el número de alumnos”. Sin embargo, añadió que es necesario impedir también que no haya muchos cursillos de surf a la vez. Según el bando de Alcaldía, no puede haber más de seis alumnos por monitor y en las horas de máxima afluencia (de 15.00 a 18.30 horas) solo puede haber tres monitores por hora, pero estas cifras se han sobrepasado en ocasiones.
La corporativa coincidió con los grupos de la oposición que la habían interpelado en la comisión de espacio Público (PNV y PP) en que existe una “falta de autoridad” en el arenal y señaló que este verano ha reclamado una “asignación concreta” de la Guardia Municipal para la playas con el fin de evitar problemas aunque, por lo visto, sin éxito.
El nacionalista Martin Ibabe también abogó por recuperar la patrulla de Playas de la Guardia Municipal y aseguró que este año se han registrado incidentes en la Zurriola, como el protagonizado por un surfista y un socorrista que “llegaron a las manos”.
Galparsoro, por su parte, señaló que “el gran problema” de esta playa es la convivencia y añadió que la novedad de impedir a los bañistas usar las zonas donde se practica el surf, que se estrenó el actual verano, fue decidida por el departamento de Costas del Estado.
Por otra parte, la responsable de Bildu informó de que se están tramitando tres expedientes sancionadores tras el levantamiento de otras tantas actas por incumplir las normas estipuladas. Las reglas estrenadas este verano reservan una franja en Sagüés para los surfistas y otra junto al espigón para las escuelas (solo hay siete autorizadas). Los bañistas, por su parte, se quedan en 400 metros de la franja central, aunque los socorristas pueden decidir alterar estos límites según el estado del mar.