donostia - El Bellas Artes cumple mañana 100 años. Y, de momento, sigue a la espera de saber cuál será su futuro. Tras la decisión del Gobierno Vasco de declararlo bien cultural, falta por conocer el informe técnico, previsto para el pasado julio, que concrete en qué consistirá la protección que se otorgue al edificio y, por lo tanto, cuáles serán los límites para poder darle un uso.

Fue el 12 de septiembre de 1914 cuando se abrieron las puertas del cinematógrafo diseñado por el arquitecto Ramón Cortázar. Esas mismas puertas se cerraron en 1977 y lleva ya más de 30 años cerrado e inutilizado. La propietaria, la empresa Sade, tiene sobre la mesa un proyecto para convertirlo en hotel, aunque el régimen de protección ha impedido hasta el momento poder ejecutarlo.

Este primer centenario lo vivirá inmerso en la polémica suscitada en los últimos meses respecto a su futuro, todavía incierto. El Ayuntamiento donostiarra decidió a principios de año otorgar al inmueble un régimen de protección que posibilitaba el derribo y reconstrucción del edificio para materializar el proyecto del hotel, con intención de dar un uso al edificio, la mejor manera de conservarlo en opinión de todas las instituciones.

Sin embargo, el Gobierno Vasco decidió hace unos meses declararlo bien cultural para impedir el derribo, ya que consideró que se destruiría su valor. De todos modos, todavía no se ha dado a conocer el informe técnico que concretará qué es lo que se puede modificar y qué no en el cinematógrafo. Y es que, al igual que el Ayuntamiento, el Ejecutivo de Iñigo Urkullu insiste también en que la prioridad es dar un uso al Bellas Artes para evitar un deterioro mayor. También pretende que sean los propietarios del inmueble quienes busquen ese uso, aunque la Sade ya ha declarado en más de una ocasión que su apuesta para el cinematógrafo es su conversión en hotel.

Está por ver, por lo tanto, si el informe del Gobierno Vasco permite ejecutar el proyecto de la Sade (aunque parece poco probable ya que no permitirá el derribo). En caso contrario, el futuro del Bellas Artes seguirá siendo una interrogante: sus propietarios no están dispuestos a invertir en él y tampoco los responsables de las instituciones parecen interesados en adquirirlo.

Mientras, el viejo cinematógrafo celebra sus 100 años cubierto por una malla para evitar la caída de cascotes de su fachada.