Se conocieron en las aulas, mientras cursaban el grado Leinn (Liderazgo Emprendedor e Innovación) en Mondragon Unibertsitatea. No tardaron en forjar una bonita amistad que más tarde acabaría uniéndolas en un proyecto profesional conjunto. La cooperativa Bizipoz veía la luz en 2015 de la mano de dos decididas jóvenes, Eider Etxebarria y su compañera Beatriz Santamaría. Pusieron la mirada en un sector que, por la diferencia de edad, les quedaba lejano, pero que, al mismo tiempo, estaba muy cerca de su objetivo: contribuir al envejecimiento activo de las personas mayores.
Ha sido una de las tres mujeres galardonadas en la primera edición de los Premios Gipuzkoa Emprendedora-Gipuzkoa Ekintzailea que ha otorgado Aspegi. ¿Qué le ha supuesto este reconocimiento?
–Más que el premio, para mí es importante quién te lo da. En este caso, que Aspegi, la Asociación de Mujeres Profesionales, Empresarias y Directivas de Gipuzkoa me reconozca como joven emprendedora es un honor para mí, para Bizipoz y para todo mi equipo. Aspegi es una asociación muy reconocida por la labor que hace, y le estoy muy agradecida por haberme escogido entre todas las candidatas.
En 2015 se lanza a la aventura de crear su propia empresa junto a Beatriz Santamaría. Recién graduadas, con el empuje e ilusión que da la juventud y dispuestas a crecer. ¿Qué recuerdos guarda de aquellos comienzos?
–Muy bonitos. Recuerdo que estaba muy motivada e ilusionada. Eso sí, fueron unos inicios complicados, donde trabajamos mucho y muy duro. Apostamos por un proyecto social y llegar a alcanzar una sostenibilidad económica fue todo un reto para nosotras. Éramos jóvenes, con poca experiencia, y el sector donde íbamos a labrar nuestro futuro profesional estaba sin construir. Hablábamos de los beneficios sociales de los proyectos que planteábamos y teníamos que demostrar que merecían la pena. Fue mucho tiempo de sembrar, darnos a conocer para que nuestras ideas e iniciativas calaran en el público al que iban dirigidas. Conocíamos a mucha gente que nos decía que estábamos muy bien encaminadas, que siguiéramos por ese camino, para estar preparadas cuando el momento oportuno del mercado llegara.
"Que Aspegi me haya reconocido como joven emprendedora es un honor para mí, para Bizipoz y todo mi equipo"
En Bizipoz desarrollan programas para las personas mayores. Para envejecer con alegría. ¿ ¿Qué vacío detectaron en el momento de la puesta en macha de una empresa especializada en este colectivo?
–Queríamos cambiar la visión de la persona mayor en la sociedad. Parecía que cuando la gente se jubilaba no había nada, que se jubilaba de la vida. Nuestro objetivo era demostrar que estas personas podían seguir aportando valor a la sociedad. Veíamos que faltaban espacios para ello. Desde la administración pública la mayoría de los recursos se destinan a la dependencia y, en esos momentos, hace diez años, apenas había proyectos participativos. Así que comenzamos a crear programas municipales para personas ya retiradas de la vida laboral que querían seguir siendo útiles a su comunidad. Empezamos con proyectos piloto y pequeñas experiencias.
¿Con qué empresas, agrupaciones, y entidades trabajan?
–Con empresas mayormente cooperativas, ayuntamientos y asociaciones de personas mayores.
“Tenemos que trabajar la mirada social; dejar de ver la vejez solo desde la dependencia y empezar a verla desde su potencial”
Preparación para una jubilación saludable y con propósito
En esta década de andadura, ¿cómo han ido evolucionando y diversificándose los servicios que ofrecen?
–A medida que íbamos identificando necesidades sociales no cubiertas, hemos ido diseñando líneas de trabajo para suplirlas. En las empresas trabajamos con personas que aún están en activo y que se jubilarán en unos meses. Los programas se centran en abordar el cierre de la etapa laboral y en una preparación a una jubilación saludable y con propósito. A nivel municipal dirigimos proyectos que fomentan la participación social. En algunos casos, con iniciativas específicas como son la creación y dinamización de consejos de personas mayores, que cumplen la función de órganos que representan al colectivo y dan voz a sus propuestas y reivindicaciones. En otros casos, implementamos el proyecto 'Ciudades Amigables' que se impulsa desde la Organización Mundial de la Salud. Este programa comienza con el diagnóstico del municipio para, a continuación, realizar propuestas de mejora. Cada vez tiene más repercusión y, actualmente, 85 localidades están integradas en la red Euskadi Lagunkoia. También llevamos a cabo proyectos intergeneracionales y para prevenir la soledad no deseada. Y damos apoyo técnico, de reflexión y orientación al cambio en las juntas directivas de las asociaciones de personas mayores.
El envejecimiento activo y la participación de las personas mayores están cada vez más presentes en el ámbito social y en las políticas que se impulsan desde las diferentes instituciones. Pero, ¿en qué hay que poner el foco?
En escuchar de verdad a las personas mayores y reconocerlas como agentes activos de cambio. Muchas veces diseñamos programas sin contar con su voz desde el principio. Es clave crear espacios reales de participación, donde puedan opinar, proponer y liderar procesos. También debemos trabajar la mirada social: dejar de ver la vejez solo desde la dependencia y empezar a verla desde el potencial. Apostar por una vejez con sentido, con vínculos y proyectos de vida. Además, hay que reforzar el trabajo intergeneracional, porque solo así conseguiremos una sociedad más cohesionada y preparada para el reto demográfico.
“Estoy muy contenta de donde he llegado y con las personas que estoy compartiendo este momento de mi etapa profesional”
Intercambio intergeneracional
Esta profesión le permite compartir muchos momentos de intercambio con personas de otras generaciones. ¿Qué destacaría de estas experiencias? ¿Qué le aportan?
–Son una maravilla. Aprendo mucho de las vivencias de las personas mayores y es un trabajo muy enriquecedor. Me transmiten muchos valores y mensajes que me ayudan a tomar perspectiva de las cosas de la vida.
Después de diez años de recorrido, ¿fue correcta la decisión de emprender su propio negocio en lugar de trabajar para otra empresa?
–Por supuesto. No fue una decisión donde dije: mañana montaré una empresa con Beatriz y tendremos un equipo y muchos proyectos. Todo esto ha ido surgiendo; ha sido un camino en el que he ido dando pequeños pasos, y estoy muy contenta de donde he llegado y con quienes estoy compartiendo este momento de mi etapa profesional.
"Es clave crear espacios reales de participación, donde las personas mayores puedan opinar, proponer y liderar procesos"
Confianza en sí mismas
Para terminar, ¿qué consejos le daría a una persona joven que tenga una idea de negocio en mente?
–Le aconsejaría trabajar la idea y lanzarla, ya que nunca es el momento perfecto para empezar, así que a por ello. Es imprescindible pedir ayuda a los que saben, porque se nos escapan numerosas cosas, y, para ello, contamos con diferentes entidades y recursos en nuestro territorio. En ese sentido tenemos suerte, se apoya mucho el emprendimiento, aunque el social tal vez menos porque no se dispone de tantos recursos, pero el resto sí. Hay gente y entidades dispuestas a ayudar. Aspegi es una muy buena referencia y existen otras muchas más. Nosotras estamos en Saiolan, por ejemplo. Les diría, además, que tengan confianza en sí mismas. Si el proyecto es bueno y revierte positivamente en las personas y en la sociedad, que se lo crean y transmitan esa convicción con una mirada muy sincera.