El tranquilo valle de Artikutza, donde, salvo el crujido del tronco de alguna haya centenaria, impera un silencio absoluto, abrió ayer sus puertas a cientos de personas que no quisieron perderse los actos que se llevan a cabo en la zona durante el día de San Agustín. El poblado de Artikutza acogió, un año más, la celebración de varias actividades, que fueron inauguradas a las 11.00 horas con una misa en la ermita de San Agustín, que contó con la participación del otxote Egi Eder.
A esa misma hora, tuvo lugar una charla en Beko Etxe sobre la modalidad de pelota pasaka a mano, un deporte al borde de la desaparición, en cuya recuperación está trabajando el Ayuntamiento de Donostia. Media hora después, los que se acercaron al frontón del poblado disfrutaron de esta disciplina, que consiste en pasar la pelota con la mano por encima de una red de 1,20 metros de altura que divide la cancha en dos. También se impartió una charla en el Beko Etxe sobre la situación actual del desmán de los Pirineos en Artikutza, una especie en peligro de extinción por, entre otras cosas, la construcción de embalses.
Tras un parón al mediodía para almorzar y pasearse por los mercados artesanales, los allí presentes disfrutaron de varios espectáculos tradicionales, como las actuaciones de los bertsolaris Beñat Gaztelumendi y Jon Martin, las exhibiciones de los aizkolaris y los harrijasotzailes y los bailables de Joxe Mendizabal, con los que las puertas del valle de Artikutza se cerraron hasta el año que viene, cuando el silencio vuelva a escabullirse.