Donostia. Los derribos de las casas del Padre Abarzuza durarán ocho semanas más -hace dos comenzaron las primeras tareas- y, después, arrancará el relleno de los solares que crecerán en altura, en torno a tres metros, para alejarse de las inundaciones. Los materiales de obra de las casas demolidas, así como el material que se extrae del hueco de la estación de autobuses de Atotxa, se emplearán para efectuar las "precargas" del terreno, según explicó el concejal de Urbanismo, Ricardo Burutaran. Estos primeros materiales depositados necesitarán un periodo de entre seis y ocho meses para asentarse y solo entonces podrán comenzar las obras de las primeras viviendas del futuro Txomin, las destinadas a los desalojados por las últimas inundaciones. La primera fase de obras contempla la construcción de 218 pisos para los desplazados por las crecidas, 424 VPO, 132 pisos de precio tasado y 281 de precio libre.
El alcalde, Juan Karlos Izagirre, también estuvo presente en el inicio simbólico del derribo de estas viviendas, que supone el pistoletazo de salida a una operación urbanística que supone "una prioridad" para su gobierno, según destacó. "Hemos liderado esta actuación", señaló el mandatario de Bildu, que no ocultó que los plazos para que la regeneración integral del barrio de Txomin, y su conversión en un nuevo barrio más moderno y situado a mayor altura que la actual, serán "medios y largos".
El alcalde aprovechó su discurso para recordar que ha reclamado al Gobierno central que sustituya el puente de los cuarteles de Loiola, para que no suponga un obstáculo hidráulico en el futuro de cara a las inundaciones. También pidió al Gobierno Vasco que se implique en la financiación de viviendas protegidas en la zona. "No entenderíamos que Gasteiz no tenga ninguna promoción pública en la actualidad en Donostia", recalcó.