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Se agotó el helado

el reparto gratuito de bolas en la concha concentra a cientos de aficionados al dulce clásico de la semana grande

Se agotó el heladoGorka Estrada

LAS calles se llenaron ayer de paladares con sabor a stracciatella, albaricoque, dulce de leche, vainilla, yoghurt, chocolate o fresa en la que fue una dulce y pegajosa mañana en la plaza Cervantes de La Concha. Todo estaba preparado a las 11.30 horas. Las cámaras, los cucuruchos de barquillo, los responsables de servirlos... y se abrieron las vallas. La iniciativa de repartir helados de modo gratuito se llevó a cabo para celebrar el 50º Concurso de Fuegos Artificiales, un certamen que va unido a la degustación masiva de este producto. Iban a servir 500 cucuruchos que, finalmente, se convirtieron en casi el doble.

Las dos entradas habilitadas para que los interesados pasasen por los dos puestos de helados instalados para el reparto se llenaron de gente que, a su vez, iba atrayendo a más y más curiosos. El personal de Gureak encargado de repartir estos dulces no daba abasto con la cantidad de personas que empezó a hacer cola para llevarse uno de los, inicialmente, 500 helados que en la mañana de ayer iban a regalar. "Al final hemos traído 860 cucuruchos de los grandes y otros tantos de los pequeños, por si nos hicieran falta", comentó Tomás Urcelai mientras preparaba una bola de yoghurt.

hora y media

Helado y foto

La empresa Gureak ayuda con su personal en los eventos que se llevan a cabo durante todo el año en Donostia. Tomás Urcelai, Jose Luis Salvador y Roberto López se encargaron de uno de los puestos de helado, mientras que Juan Cabello, Jesús Casal y Arantxa Amorrortu llevaban el otro. Varias heladerías donostiarras les proveyeron del dulce que no dejaba de bajar de cantidad a la vez que las colas de gente iban haciéndose más largas.

Las cámaras de la Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa no dejaban de disparar con el flash a todos aquellos que, dejando la vergüenza a un lado, o comiéndosela junto a su helado, se colocaban gorros, gafas, palas, collares y todo tipo de complementos para inmortalizar una mañana diferente a las demás, en la que no faltaron las risas y las manos acababan pegajosas. Charo Barrinaga-Rementería, Nekane Aranburu, Luis Peralta y Fernando Anza no soltaron sus cámaras e invitaron a todos los que pasaban por su lado a que posasen junto a sus bolas de sabores. La videocámara de Gema Castillo no perdió un minuto de lo que pasó durante la hora y media que duró el evento.

De una bola y de dos eran los helados que la gente fue pidiendo. "Y como si quieren pedir de tres. Lo que la gente quiera, hay que dar alegría", afirmó Urcelai mientras hacía bromas con todo el mundo. Llegaron las 12.00 horas, solo habían pasado 30 minutos desde la apertura de las vallas, y ya llevaban repartidos más de la mitad de los cucuruchos. Los minutos fueron pasando y la gente cada vez salía con más helados, algunos incluso repitiendo tras hacer cola por segunda vez. "Los helados son la tradición tras los fuegos, ya no importan ni las colas; es verano y hay que disfrutar de la fiesta", comentaban unos y otros mientras los saboreaban.

"Nos quedan 100 cucuruchos y ya no tenemos más helados de stracciatella ni de yoghurt de fresa. El que aún aguanta es el de dulce de leche", continuó Urcelai, mientras al otro lado ya no quedaban conos. Pese a ello, la gente seguía intentando hacerse con su helado y posaba en el photocall sin reparo de hacer el tonto. "Es increíble cómo se enrolla la gente -indicó Barrinaga-Rementería-. Estamos acostumbrados a sacar fotos, pero este buen ambiente no lo habíamos tenido nunca".

Los relojes marcaban las 12.40 horas cuando los representantes de Donostia Kultura Festak tuvieron que ir cerrando las colas, ya que no quedaba nada más por repartir. Al finalizar la mañana fueron más de 900 los helados ofrecidos, donde la stracciatella y el yoghurt de fresa fueron los preferidos. Nadie se quedó sin su foto ni sin una de las mañanas más dulces del verano.