nUMEROSOS donostiarras harán hoy un hueco en la apretada agenda festiva y se darán cita en la Basílica de Santa María del Coro de la Parte Vieja para asistir a la tradicional misa de la Salve a la Virgen. Como todos los años, será presidida por el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, y contará con la inestimable participación del Orfeón Donostiarra, al que se sumarán este año las voces de antiguos orfeonistas y del Orfeón Txiki.
El acto religioso, el más arraigado y solemne de la Aste Nagusia donostiarra, comenzará a partir de las 19.30 horas, justo después de la Santa Misa que empezará pasadas las 18.30 horas.
Como todos los años, se espera que no entre ni un alfiler en este emblemático templo, que alberga un valioso conjunto de obras artísticas y que desde hace escasas semanas ha comenzado a cobrar la entrada a turistas y visitantes. En cualquier caso, el acto de hoy, Víspera de la Virgen, constituye una de las ceremonias más emotivas e íntimas para los donostiarras que acuden a la Basílica para presenciar la actuación del Orfeón Donostiarra.
Precisamente, tras el Rosario, las voces del coro donostiarra por excelencia invadirán cada rincón de la antigua y amplia Basílica, entonando el Ave María, de José María Usandizaga, y la Salve a la Virgen, creada por el compositor del Vaticano, Licinio Réfice, y compuesta expresamente para ser interpretada el día de hoy por el Orfeón.
Además del obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, la ceremonia religiosa contará con la presencia del actual párroco de la Básilica de Santa María, Edorta Kortadi. De hecho, se trata de su primera misa de la Salve. En este sentido, este experto en arte, director del Museo Diocesano, y durante siete años titular de la parroquia de María Reina en Egia, destacó recientemente la solemnidad de este acto religioso, el cual, según incidió, debería contar con una mayor presencia de autoridades institucionales, como sucede el día de San Ignacio en la Basílica de Loiola de Azpeitia.
sin procesión de autoridades
Solemnidad y tradición
Lo cierto es que hasta el año 1995, la tradicional misa de la Salve estuvo precedida por la procesión de autoridades desde el edificio del Ayuntamiento de Donostia hasta la Basílica de Santa María. Una procesión que, indudablemente, concedía una mayor solemnidad a este tradicional acto religioso.
Sin embargo, la procesión, con un recorrido de unos 200 metros y en la que las autoridades locales y autonómicas tenían que ir escoltadas por decenas de efectivos policiales, dejó definitivamente de celebrarse en 1995, tras un largo debate por parte de los grupos municipales. El motivo, evitar los disturbios que año tras año se registraban por parte de radicales de la izquierda abertzale. El Gobierno municipal, liderado entonces por el alcalde socialista, Odón Elorza, no pestañeó a la hora de suprimir de la agenda festiva de la Aste Nagusia este procesión.
Es cierto que los tiempos han cambiado y desde la Iglesia guipuzcoana no se oculta ese deseo de solemnizar estos actos religiosos en homenaje a la Virgen con mayor presencia de autoridades y, por qué no, la recuperación de aquella procesión.
un año de aniversarios
Cavaillé-Coll y el Bicentenario
Dejando a un lado las procesiones, la misa de la Salve será especial este año por la coincidencia de dos aniversarios: el del órgano Cavaillé-Coll de la Basílica de Santa María que cumple 150 años, y el Bicentenario del asedio, quema y posterior reconstrucción de la ciudad. Con este trasfondo histórico, los donostiarras podrán deleitarse hoy con las voces del Orfeón Donostiarra, así como con las notas musicales interpretadas por antiguos organistas de la Basílica.